El presidente del PP-A, Javier Arenas (c), momentos antes de comenzar la reunión del Ejecutivo andaluz. / Rafa Alcaide (Efe) | Europa Press
El líder del PP de Andalucía, Javier Arenas, despejó hoy las dudas, al menos de momento, sobre su futuro político después de fracasar en el cuarto intento de alcanzar la presidencia de la Junta de Andalucía y anunció en Córdoba su intención de continuar vinculado a la política autonómica, recoger su acta de diputado y ejercer de líder de la oposición. «Con vuestro permiso y apoyo, seguiré en el Parlamento y peleando por Andalucía», explicó al comité ejecutivo de su formación reunido en la capital cordobesa.
Arenas, que el pasado domingo no podía ocultar su consternación al no obtener la esperada mayoría absoluta, reapareció en Córdoba para analizar los resultados electorales. Allí aclaró que mantendrá su actividad política en la comunidad porque estará «donde le digan los andaluces», y mostró su agradecimiento a los votantes por «haber roto el mito de la imbatibilidad» de los socialistas en Andalucía. A su juicio, «ha sido clave llegar donde hemos llegado», hecho que ha atribuido a que «miramos mucho más a los andaluces y sus problemas que a nosotros mismos».
La desaparición de escena de Arenas tras conocerse los resultados electorales alimentó todo tipo de especulaciones sobre su futuro político. En la dirección nacional del PP señalaron que el líder de los populares andaluces hará "lo que quiera hacer" en el partido porque a su dilatada y exitosa trayectoria hay que unir «la muy estrecha relación» que tiene Mariano Rajoy, quien le considera uno de sus escasos hombres de confianza.
La dirección de los populares descartó enseguida que Arenas fuera a dimitir de inmediato tras su nuevo fracaso electoral. Otra cosa será, afirmaron fuentes de la dirección del PP, lo que haga en el congreso del partido en Andalucía, previsto para junio o julio. Allí podrá dar paso a otro liderazgo, aunque ese delfín no se vislumbra porque el propio Arenas se ha encargado a lo largo de estos años de no permitir la aparición de liderazgos alternativos al suyo. Si es que da ese paso, su destino más lógico sería irse a Madrid a concentrarse en la tareas de la dirección del PP, donde es vicesecretario general de Política Autonómica, y esperar a que Rajoy haga una remodelación de su Gobierno para hacerse cargo de una cartera.
Arenas no quiere hablar por ahora de nada de eso y se concentró, como ya hiciera durante la noche electoral, en resaltar que por vez primera en 30 años su partido ha sido la lista más votada en Andalucía, y como tal contribuirá a la gobernabilidad de la comunidad. «Tenemos la obligación de intentar evitar un gobierno que traiga más crisis y paro», aseveró, aunque reconoció que el PSOE hará «todos los esfuerzos que tenga que hacer para mantenerse» en la Junta de Andalucía porque no entiende su existencia sin el poder en esta comunidad.
Regeneración democrática
«Pero este momento nos debería exigir a todos poner por encima de cualquier afán a Andalucía y el interés general», sentenció, para dejar claro a continuación que lo que necesita la región es un «gobierno de todos», que sea «austero, reformista y leal con el resto de instituciones». En este sentido, se mostró dispuesto a apoyar cualquier propuesta «que se asemeje» a su programa electoral de «austeridad, reformas y regeneración democrática».
Recordó, no obstante, a los socialistas que los problemas del siglo XXI «no se resuelven con recetas del siglo XIX». Por eso, propuso al PSOE, segunda fuerza más votada, unos «acuerdos de gobernabilidad» en los que, eso sí, se «respete el dictamen de las urnas», que dieron la primera posición al PP. Esos acuerdos pasarían por cuestiones como la regeneración democrática «para que las instituciones públicas sean de todos y no de un partido», y que el Parlamento se convierta en el eje central de la vida pública o la creación de un espacio común para desarrollar conjuntamente el Estatuto de Autonomía.
La regeneración democrática, insistió, debería servir también para eliminar las trabas o el veto de las mayorías absolutas a las comisiones parlamentarias de investigación, solicitadas de forma infructuosa en los últimos años por los populares y, especialmente, a raíz del supuesto fraude de los ERE. Unos asuntos de los, según Arenas, se podría hablar también con IU, aunque Arenas da «por imposible» pactar con la coalición de izquierda dado que supondría «defraudar a nuestros votantes y nuestras convicciones».
El todavía líder del PP andaluz ha animado a los militantes a centrarse ya en los comicios locales y en los municipios de menos de 20.000 habitantes, donde el partido sigue sin tener fuerza, para que se les siga identificando como la fuerza política «que no pierde el tiempo en enfrentamientos estériles». A su juicio, el PP es una formación en «permanente autocrítica», argumento con el que intentó rebatir las críticas por el presunto bajo tono de la campaña electoral. Arenas defendió que su campaña estuvo «cargada de propuestas» y «no ha engañado a nadie», mientras que otros, en referencia a los socialistas, «se han limitado al discurso anti PP o anticambio».
Y tras mostrarse orgulloso de haber ganado «diciendo la verdad», recriminó a los que «celebran las derrotas desde la arrogancia y la prepotencia», en clara alusión al festejo socialista del lunes, con tarta incluida.