Borja Sémper no quiere sobresaltos con posibles ramificaciones de los 'papeles de Bárcenas'. El portavoz del PP vasco se reafirmó ayer en la «limpieza» de sus cuentas para hacer frente a las acusaciones de Luis Bárcenas, que ha denunciado ante el juez la presunta utilización de fondos opacos en la compra de la sede de Bilbao en 1999, cuando el partido estaba presidido por Carlos Iturgaiz. Sémper subrayó que cree en la «honradez» de Iturgaiz, con quien la dirección pretende reunirse para repasar la contabilidad de aquellos años, pero advirtió que «no pondría la mano en el fuego por nadie» porque su experiencia en la vida le ha hecho «quemársela varias veces».
«Sea Carlos Iturgaiz, sea Borja Sémper, o sea quien sea, todos tenemos que dar muchas explicaciones en la política. Las explicaciones hasta el final son la única receta», recalcó el dirigente guipuzcoano, que apeló a la «transparencia» para afrontar las revelaciones judiciales del extesorero. Sémper aludió así a la información que EL CORREO publicó el sábado sobre los apuntes contables en los que el exsenador asegura que el PP vasco le envió un millón de euros en metálico, de dudosa procedencia. «Si hay algo más, quienes dirigían el partido en esos momentos tendrán que contárnoslo. Confío en que no sea así», dijo ayer Sémper entrevistado en la Ser.
Según Bárcenas, la compra de la sede de los populares en Bilbao podría haberse financiado, al menos en una parte, a través de una contabilidad 'B'. El extesorero ha puesto en manos del juez Pablo Ruz abundante documentación bancaria para tratar de demostrar que la adquisición habría contado con fondos opacos, presuntamente procedentes de donaciones y comisiones de empresarios. Bárcenas, encarcelado en Soto del Real, declaró que el PP ingresaba desde Euskadi «dinero en efectivo», en entregas a las arcas centrales del partido que sumaron casi un millón de euros entre 1999 y 2005. Después, se devolvían en «transferencias bancarias para pagar hipotecas». Este presunto 'lavado' de dinero, del que no ofreció nombres ni recibís, habría servido para sufragar la sede.
Ayudas para las campañas
Sémper insistió ayer en que la tesorería del PP vasco es «limpia y clara» porque funciona como «la cuenta del clavo»: «Uno de entrada y otro de salida». La contabilidad se nutre de las subvenciones por su representación electoral, de las aportaciones de sus afiliados y donantes, y de las transferencias periódicas de Génova, que aumentan en períodos electorales. Por ejemplo, financió con 600.000 euros la última campaña autonómica vasca. En 2001, en plena ola de atentados de ETA, esa ayuda fue del doble.
Sémper avaló el anuncio de su presidenta, Arantza Quiroga, de examinar las cuentas con Iturgaiz, líder del PP vasco de 1996 a 2004, para disipar cualquier duda. El portavoz del partido, convencido de que Mariano Rajoy comparecerá para dar explicaciones, interpretó que el escándalo montado por «un pájaro» como el extesorero «nos obliga a repensar profundamente el funcionamiento de los partidos políticos».