La Casa Blanca reconoció ayer que realiza registros telefónicos diarios a millones de clientes de al menos una compañía en virtud de una «orden judicial secreta» que tiene como objetivo «proteger al país de las amenazas terroristas contra Estados Unidos». Así justificó un alto cargo de la Administración Obama la información publicada ayer por el diario británico 'The Guardian' en la que se revela que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) rastrea las llamadas realizadas por los abonados de la operadora Verizon, la segunda mayor compañía telefónica del país en términos de ingresos.
El funcionario, que evitó confirmar expresamente la existencia de la orden judicial mencionada en el rotativo, defendió la política de registros al entender que se trata de una «herramienta crítica» en la lucha contra el terrorismo. «Esta práctica permite al personal especializado descubrir si radicales conocidos o sospechos han estado en contacto con otras personas que a su vez podrían estar implicadas en actividades terroristas, especialmente individuos localizados dentro de Estados Unidos», justificó el alto cargo a la cadena CNN con la condición de que mantuviesen su anonimato.
Al parecer, la «orden de alto secreto» emitida por el Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Exterior y expedida a petición del FBI se refiere sólo a datos como el número telefónico o la duración de las llamadas tanto nacionales como internacionales de líneas fijas y de móvil, y no a las identidades de los clientes o el contenido de las conversaciones. En la misma se pide a Verizon que entregue datos electrónicos «de una forma diaria y continua» hasta el próximo 19 de julio.
División de opiniones
La medida desvelada por el diario británico ha generado división de opiniones entre las propias filas demócratas. Mientras la presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, Dianne Feinstein, explicó en rueda de prensa que «se trata de una renovación por tres meses de una práctica continua» -amparada por la ley antiterrorista Patriot Act-, senadores como Mark Udall o el excandidato presidencial Al Gore calificaron la orden de «escandalosa». «En la era digital, la privacidad debe ser una prioridad. ¿Soy sólo yo, o es esta vigilancia secreta obscenamente indignante?», escribió el exvicepresidente en su cuenta de Twitter.
La revelación genera nuevas preocupaciones sobre la gestión que el presidente Barack Obama está haciendo de la privacidad y la libertad de expresión. Sobre todo después de que su Administración se haya visto salpicada por haber revisado las llamadas telefónicas realizadas por los periodistas de la agencia Associated Press y los correos de otro redactor de la cadena Fox, en el marco de unas investigaciones sobre información gubernamental filtrada a los medios de comunicación.