ENTREVISTA

Cayetano Martínez de Irujo: «Llevo 12 años con un proyecto paralizado para hacer un embalse en Las Arroyuelas»

La mayor explotación de la Casa de Alba está inmersa en un proyecto de diversificación de cultivos en el que los cereales ceden paso a la arboleda

Cayetano Martínez de Irujo en su finca de Las Arroyuelas, en Carmona Vanessa Gómez

Inma Lopera

Eurotécnica Agraria es la empresa que gestiona la finca Las Arroyuelas, situada en el término municipal de Carmona, el mayor latifundio de la Casa de Alba en Andalucía , con 1.480 hectáreas heredadas por Cayetano Martínez de Irujo al fallecer su madre, la Duquesa de Alba.

Además de estos terrenos, el conde de Salvatierra explota a través de la sociedad Actividades Agrotécnicas otras fincas agrícolas de su propiedad como El Hierro, de 210 hectáreas y situada en Córdoba y las parcelas Las Ubadas (21 hectáreas) y Diseminadas (30 hectáreas), ambas ubicadas en el municipio cordobés de El Carpio.

Se suma a este capital agrario la finca San José , en el término municipal de Dos Hermanas, con 32 hectáreas pertenecientes a sus hijos. En definitiva, algo menos de 1.800 hectáreas inmersas en una gran reforma, en la que las producciones tradicionales de secano (cereal, girasol y leguminosa) ceden paso a los cultivos de vanguardia como el olivar superintensivo, el almendro y el granado.

Su padre, Luis Martínez de Irujo, fue quien impulsó la explotación agrícola de la familia Alba, una labor que usted ha secundado tras estar estas tierras muchos años en abandono...

Con seis años solía venir con mi padre a esta finca, pues Las Arroyuelas era el buque insignia de todo el patrimonio agrícola de la familia. Él empezó a recuperar todas las tierras de los colonos, pues era un gran amante del campo. De hecho, si mi padre hubiera vivido (murió en 1972) yo habría sido ingeniero agrónomo y no jinete.

Bueno, al final ha acabado ligado profesionalmente al campo. ¿Le ha cogido gusto a ser empresario agrícola?

He aprendido a base de golpes, pues en el año 2010, mi madre mediante una carta me encomendó que llevase las tres principales empresas agrícolas de la familia: Euroexplotaciones Agrarias, Eurotécnica Agraria y Agralsa, radicadas en Córdoba, Sevilla y Salamanca, respectivamente. Estamos hablando de unas 45.000 hectáreas repartidas en 28 fincas. Y así empecé. Fue un trabajo muy arduo desde 2010 a 2015. Pero aprendí a lidiar con alcaldes, diputaciones y sindicatos.

Este aprendizaje ¿lo ha aplicado posteriormente en Las Arroyuelas y el resto de fincas que posee?

Los años 2015 y 2016 fueron muy duros en lo personal, debido al fallecimiento de mi madre y a unos problemas de salud. Pero en 2017 empiezo a recuperarme y a tomar las riendas de mi negocio agrícola. Lo primero que hago es montar nuevos equipos técnicos para llevar la gestión de las fincas y comenzar el proyecto de reconversión, contando con gente joven y muy preparada. En Las Arroyuelas había una forma de proceder muy arcaica, con un manual de campo en el que se sembraba sota, caballo y rey. Luego, en función de lo que iba pasando con la meteorología se actuaba, pero se llegaba siempre tarde. La clave del éxito es anticiparse a las posibles reacciones del campo y hoy día las tecnologías te permiten tomar decisiones agronómicas más fiables. Además, nunca ha habido una diversificación de cultivos tan grande como ahora, pues siempre se sembraba trigo, girasol y un poco de leguminosa. La diversificación actual permite, además, minimizar los riesgos. Hemos apostado por la arboleda, por lo que estamos cambiando la mentalidad heredada de la tradición.

Ha gestionado explotaciones en distintas comunidades autónomas. ¿Cómo valora la evolución de la agricultura andaluza en los últimos años?

El campo andaluz está evolucionando en la última década, pero mi experiencia es que todavía cuesta mucho cambiar las mentalidades y hay cierto inmovilismo. Además, para lo importante que es la agricultura en Andalucía se debería invertir mucho más en crear industrias. Se forman cooperativas, que es una forma de que los agricultores pequeños se unan y se hagan más grandes para defenderse mejor, pero no es suficiente. Los agricultores están en manos de grandes compañías y todavía no es posible hablarles de tú a tú. No obstante, están surgiendo emprendedores muy cualificados que están tirando del carro.

¿En qué consiste el proyecto de reforma que afrontan sus tierras?

En Las Arroyuelas tenemos actualmente 686 hectáreas de trigo, 480 de girasol, 107 de garbanzo, 71 de colza, 34 de cebada, 13 de avena y 11 hectáreas que hemos plantado de almendros, además de pradera y tierras en retirada. También estamos haciendo pruebas con la quinoa. En El Hierro hay colza, trigo duro, garbanzos y hemos hecho una prueba con lentejas. Luego, en las fincas de El Carpio tenemos 21 hectáreas de olivar superintensivo y 30 hectáreas de trigo duro. Por último, en las 32 hectáreas de la finca San José tenemos 15 hectáreas de olivar superintensivo arbequino y hemos plantado una hectárea de granados, a ver cómo se da. En el resto del terreno tenemos planificado crecer, bien en olivar, en este caso de la variedad hojiblanca, bien en granados si el cultivo nos da satisfacciones. Estamos apostando por la arboleda de manera muy importante.

¿Esta reforma productiva es una manera de acallar bocas a los que dicen que los Alba sólo se dedican a cobrar las ayudas de la PAC?

Desde el año 2010 que he tenido responsabilidad en la gestión de las fincas he ido a explicar nuestros proyectos agrícolas a todos los consejeros andaluces de Agricultura y a los presidentes autonómicos, con excepción de la presidenta actual, Susana Díaz, que no me ha recibido todavía. Les he ido presentando la finca y lo que estábamos haciendo en cada momento, informando de los puestos de trabajo previstos para las distintas campañas agrícolas.

¿Fuera del ámbito político se conoce su proyecto agrario?

No sé si al sector agrario en general le ha llegado o no nuestro proyecto. La verdad es que no soy muy sociable, me gusta trabajar con mi gente en el campo pero de puertas para afuera tengo mis recelos. No obstante, hay que reseñar que ayudas ha habido toda la vida. Nuestro objetivo es poder subsistir sin la PAC , pero si no se liberaliza el mercado y se crean más industrias en Andalucía en torno a la agricultura es imposible vivir sin las ayudas. El retorno de la inversión en el sector primario es muy limitado y la filosofía empresarial que tenemos es la de reinvertir en el campo el 99% del rendimiento de fincas como Las Arroyuelas.

Tras la última ocupación de la finca Las Arroyuelas por parte del SAT, ¿ha firmado la paz con sus dirigentes?

Sí, sobre todo con Diego Cañamero . Tras tomar mi finca tuve tres reuniones con ellos, y estuve en 2012 de visita en Marinaleda, conociendo su cooperativa y sus tierras. Acordé dos compromisos con ellos: ir a visitar al entonces consejero de Agricultura andaluz Luis Planas (hoy Ministro), para pedirle que la Junta financiara cursos de formación en las instalaciones que el SAT tiene en Osuna; e ir a ver al que era ministro de Defensa, Pedro Morenés (PP) y llevarle un proyecto de reconversión redactado por el SAT para la finca Las Turquillas, propiedad de dicho Ministerio. He cumplido ambos compromisos.

¿Cómo lo recibieron los políticos?

El ministro Morenés no entendió que yo le llevara un proyecto del SAT para reconvertir Las Turquillas pero, entre que tomaran otra vez mi finca o la del Ejército, que además está improductiva... [Risas]. Más de un año y medio después me llamó Cañamero y me dijo que el ministro no había contestado a su proyecto, anunciándome que un grupo de sindicalistas iba a tomar Las Turquillas. «¿Te vienes?»,—me dijo—. Y a eso ya me negué. Ahora tenemos una buena relación y nos respetamos.

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