Elon Musk retira su oferta de comprar Twitter por incumplimiento del acuerdo

El presidente de la red social anuncia que emprenderán acciones legales para «hacer cumplir el acuerdo de fusión»

La multa por retirar esa adquisición es de unos 1.000 millones de dólares

En abril cerró un acuerdo con la compañía para pagar por ella unos 44.000 millones

Foto de archivo del magnate sudafricano y dueño de Tesla, Elon Musk AFP

David Alandete

Corresponsal en Washington

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Elon Musk renuncia a comprar Twitter tras haber ofrecido por la red social 44.000 millones de dólares (43.000 millones de euros al cambio actual). El empresario e inversor, fundador de Tesla y SpaceX, ha enviado este viernes 8 de julio una carta al consejo de administración de Twitter informando de su decisión, tras intentar que la compañía le demostrara sus afirmaciones de que menos de un 5% de sus usuarios son cuentas automatizadas o falsas.

Hay en este momento dos opciones: que Twitter acepte una compensación de 1.000 millones por romper el acuerdo, o que vaya a los tribunales para forzar a Musk a formalizar la compra.

La segunda opción parece ser la elegida, a tenor de lo que ha tuiteado el presidente de la compañía, Bret Taylor. En su cuenta de Twitter, ha señalado que «la junta directiva está comprometida a cerrar la transacción en el precio y los términos acordados con el señor Musk y planea emprender acciones legales para hacer cumplir el acuerdo de fusión».

Desde que Musk lanzó su oferta de adquisición, las acciones y el valor de la compañía se han desplomado. En apenas un año la empresa ha perdido casi la mitad del valor de sus acciones, y a día de hoy éstas están en unos 36,8 dólares. El precio de Musk era de 54,20 dólares.

El consejo de administración de Twitter aceptó en abril la oferta de Musk, el hombre más rico del planeta. Su fortuna se estima en 210.000 millones de dólares. Según Forbes, desde que lanzó su oferta por Twitter ha perdido unos 49.000 millones.

Según afirma Musk, Twitter «no ha cumplido con sus obligaciones contractuales», es decir, ofrecer suficiente información para evaluar la red social

En una carta a la Comisión de Valores, el ente regulador norteamericano, Musk dice que Twitter «no ha cumplido con sus obligaciones contractuales», es decir, ofrecer suficiente información para «hacer una evaluación independiente de la prevalencia de cuentas falsas o de ‹spam› en la plataforma».

Musk es un usuario frecuente de la red social, en la que amasa a julio de 2022 más de 100 millones de seguidores. En sus mensajes en ella, y en otros foros, ha sido muy crítico con la gestión de la compañía, y con las limitaciones a usuarios que han sido censurados o incluso expulsados por violar las normas de uso.

49.000 millones de dólares son las pérdidas de Twitter desde la oferta de Musk

Según la revista Forbes, esta es la cifra del dinero que ha perdido la red social desde que el pasado 14 de abril el magnate sudafricano lanzase su «píldora envenenada»

También ha dicho que le parece una «estupidez» haber echado a Donald Trump de la red social tras el saqueo del Capitolio en 2021. Musk ha reiterado que su criterio al frente de Twitter hubiera sido mantener en la red social a todos los perfiles y todos los mensajes de estos que entren dentro de la ley, sin más restricciones y censuras.

La «píldora envenenada» de Musk

El 14 de abril, Musk sorprendió al mundo al lanzar una oferta para comprar la plataforma. Después vendió acciones de Tesla por valor de unos 8.500 millones de dólares para ayudar a financiar la compra, y se ganó el apoyo de un grupo de destacados inversores entre los que se encuentra el cofundador de Oracle Larry Ellison.

Antes de lanzar su oferta, Musk ya había amasado de forma callada un 9% de las acciones de Twitter. Cuando reveló esas adquisiciones, a principios de abril, el consejo de administración de la red social aceptó integrarlo con una serie de condiciones, entre ellas que no aumentara su participación a más de un 14,8%. Musk se negó y luego solicitó la compra total, sacando a la empresa del mercado de valores.

Los empleados de Twitter se quejaron abiertamente después por las polémicas suscitadas por Musk en la misma red social: propuso convertir la sede central de la empresa en un albergue para personas sin hogar, se ha burlado de quienes utilizan el llamado lenguaje inclusivo y ha publicado mensajes sobre la pandemia que permiten amplias interpretaciones, como cuando dijo que «sentir pánico ante el coronavirus es algo estúpido».

Cuando Musk presentó ante la Comisión de Valores la oferta de compra, dijo: «Invertí en Twitter porque creo en su potencial para ser una plataforma para la libertad de expresión en todo el mundo, y creo que la libertad de expresión es un imperativo social para una democracia que funcione… Sin embargo, desde que hice mi inversión me he dado cuenta de que la empresa no prosperará ni cumplirá con este imperativo social en su forma actual. Twitter necesita transformarse como empresa privada».

Después, el consejo de Twitter adoptó una estrategia para hacer inviable una adquisición conocida como «píldora envenenada», que consiste en ofrecer derechos especiales a algunos accionistas que les permiten, ante una oferta de adquisición hostil, obtener más acciones sin coste o con un gran descuento. El consejo renunció a esa estrategia al saber que Musk había reunido el dinero necesario para pagar por la compra al precio establecido.

El punto de inflexión de las elecciones de EE.UU. de 2016

Twitter fue creada en 2006, y en sus informes del último trimestre de 2021 aseguraba que cuenta al mes con 217 millones de usuarios activos monetizables, es decir, que iniciaron sesión o se autenticaron y accedieron a la red en sus ordenadores o dispositivos móviles. Sus cifras oficiales de «bots» son de menos del 5%.

Tras las elecciones presidenciales de EE.UU. en 2016, y las investigaciones que probaron que el Kremlin manipuló esa y otras redes sociales para perjudicar a Hillary Clinton, entre otros abusos, los ejecutivos de Twitter comenzaron a implementar de forma más estricta las limitaciones de uso y a modificar su algoritmo para poner coto a los perfiles falsos o injuriosos. En esa nueva fase, muchos políticos y activistas conservadores denunciaron que la empresa, con sede en el bastión demócrata de California, tenía un sesgo claramente izquierdista.

El punto culminante de esas críticas fue la expulsión de Trump tras el saqueo del Capitolio en enero de 2021. Aliados del expresidente, como el senador Ted Cruz, pusieron de relieve que sin embargo, Twitter permite expresarse libremente en su plataforma a dictadores como Nicolás Maduro de Venezuela o Xi Jinping en China, además de los ayatolás iraníes o el régimen norcoreano.

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