Villar Mir, cerca de perder el último baluarte de su imperio empresarial

Tras vender un buen número de activos por su elevada deuda, el conglomerado negocia ahora el traspaso de su participación en OHL

El presidente del grupo Villar Mir, Juan Miguel Villar Mir

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Villar Mir llegó a tocar dos veces el cielo de España. La primera fue en 2007, cuando el holding inauguró Torre Espacio, el que entonces era el edificio más alto de todo el país, con más de 230 metros de altura. El rascacielos se vio destronado en pocos meses por la Torre de Cristal y la Torre Cepsa, pero el grupo se resistió a bajar de las alturas. En 2010, mientras el país entero entraba en pánico, Villar Mir colocó una gigantesca bandera de España en la azotea del inmueble. Y Torre Espacio recuperó momentáneamente su particular trono.

Fue una de las muestras de poder que realizó el grupo (y el empresario que lo capitaneaba, Juan Miguel Villar Mir ) durante la década pasada. A diferencia de otras compañías, supo sortear el impacto de la crisis económica, gracias al negocio exterior y la diversificación.

Como resultado, la joya de la corona, OHL , registraba en 2015 una capitalización cercana a los 2.000 millones de euros. Más de un 50% de la constructora se mantenía en manos de Villar Mir, que utilizaba a la compañía como un vehículo de inversión. En esos años, el conglomerado presumía, en sus presentaciones a inversores, de estar presente en casi 40 países, emplear a unas 30.000 personas y tener un volumen de negocio de 4.530 millones de euros.

El grupo fundado por Juan Miguel Villar Mir era además el socio industrial de un buen número de empresas. Entre ellas, Colonial. En enero de 2014 adquirió el 19,3% de la inmobiliaria -de las pocas que habían resistido a la crisis- a Royal Bank of Scotland por 43 millones. Durante los meses siguientes, aumentó su participación hasta rondar el 25% y ser el máximo accionista.

Un caso similar fue el de Abertis. Villar Mir entró en la concesionaria en 2012, fue miembro destacado de su consejo durante varios años y llegó a tener en sus manos el 19% de la empresa. Cuando se conoció la opa de Atlantia sobre la firma de infraestructuras, el holding español apoyó abiertamente la entrada en el capital de los italianos.

Más allá del sector de la construcción, Villar Mir fusionaba con éxito su filial Ferroatlántica con Globe, creando un líder en la producción del silicio y otros metales, Ferroglobe. Un gigante que incluso dio el salto a Wall Street a finales de 2015. También estaba presente incluso en el negocio de los fertilizantes, a través de Fertiberia.

Pero todos estos hitos no ocultaban la cuantiosa deuda que acumulaba la firma. Un pasivo que no pudo ser digerido y que al final obligó a OHL a lanzar una macroampliación de capital de mil millones de euros, la mayor en la historia de la compañía . Para evitar que su participación se diluyera, Villar Mir suscribió la operación con la ayuda financiera del fondo monegasco Tyrus, que se convirtió en segundo accionista de la constructora.

Fue un punto de inflexión para la compañía. En 2016, unos meses después de que se produjera la macroampliación, la deuda del conglomerado alcanzó los 1.175 millones. Además, las acciones de OHL se desplomaron y varios casos de corrupción empezaron a salpicar a la familia Villar Mir y al consejero de OHL Javier López Madrid. Como respuesta, el conglomerado aceleró sus desinversiones .

En los últimos años, el grupo ha salido de Abertis y de Colonial. Además, ha vendido Ferroatlántica y Fertiberia y ha tenido que refinanciar su deuda con Tyrus para aliviar su situación financiera.

Hoy poco queda de este particular imperio, que ha vivido esta misma semana el último episodio de su reestructuración. El martes, el grupo admitió que mantiene conversaciones con la familia mexicana Amodio, propietarios de la constructora Caabsa, para vender una parte de la participación que posee en OHL . La joya de la corona.

En principio, el holding no traspasará toda su participación (30,6%) a los Amodio y mantendrá una posición relevante en la compañía que fundó hace más de tres décadas. Pero dejará de ser su accionista mayoritario. Los propietarios de Caabsa ni siquiera tendrán que lanzar una opa para hacerse con el control de la cotizada, ya que la operación contempla el lanzamiento de una ampliación del 20% del capital hecha a medida de los inversores aztecas.

Nueva apuesta

Con todo, era un movimiento esperado. Durante los últimos años ya se produjeron acercamientos de otras compañías, como la empresa pública china State Construction Engineering y la italiana Salini. En primavera, Villar Mir admitió que había contratado a Société Générale para estudiar posibles ofertas por su participación en OHL. Con esta desinversión, la compañía pretende ingresar unos 50 millones de euros.

¿Cuál es el futuro de Villar Mir? Fuentes cercanas a la compañía explican que en los próximos meses se centrará en su «transformación de grupo industrial a family office», lo que significa seguir en una fase de desinversiones. Además, dejan caer que en el futuro apostará en mayor medida por «sectores más equilibrados y menos sujetos al ciclo, como el energético». Lo cierto es que en los últimos meses Villar Mir ha apostado con fuerza por las energías renovables, adjudicándose la construcción de varias plantas fotovoltaicas.

Poco queda ya de ese conglomerado que presumía de tener con el edificio más alto de España. Ni siquiera Torre Espacio, vendida a un magnate filipino hace ya cuatro años , ha escapado de su gigantesca reestructuración.

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