Turquía, cómo crecer en tiempos revueltos
La consolidación de una clase media con alto nivel de consumo realza su atractivo como destino inversor
Durante los últimos meses Turquía no deja de protagonizar titulares en los medios de comunicación internacionales, y rara vez lo hace por motivos positivos. El ejército turco combate en las provincias del sudeste contra las milicias del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), los atentados han golpeado a las principales ciudades del país, Ankara y Estambul, y las ansias del presidente Recep Tayyip Erdogan por acumular más poder ejecutivo se materializan poco a poco.
Ahora, los temblores del mercado y la lira turcos tras el anuncio de la retirada del actual primer ministro Ahmet Davutoglu han puesto el foco de atención en su economía. Aun así, los indicadores sugieren que esta se mantiene estable. Aunque con diferencias, todas las previsiones apuntan a que la economía turca continuará con su crecimiento continuo de los últimos años. El Fondo Monetario Internacional ha elevado su pronóstico al 3,8%, la agencia Standard & Poors lo deja en un 3,4%, mientras que el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo lo rebaja levemente al 3,2% en 2016 y 3,4% el año que viene.
El Gobierno turco del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), cofundado por el propio Erdogan, quiere continuar con uno de sus principales logros, el gran pilar que ha sostenido el partido islamista en el poder desde 2002: el crecimiento económico. En este aspecto, la llegada de inversión internacional es crucial, y España es uno de los países a los que Ankara está volviendo la vista.
Encuentro empresarial
La semana pasada el viceprimer ministro de Turquía, Mehmet Simsek, se reunió con empresarios españoles en la sede de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) para presentar las oportunidades de negocio que los sectores claves de su país ofrecen.
Según cifras de la propia patronal española, el comercio bilateral entre los dos países separados por el Mediterráneo ha aumentado en un 40% en tan solo seis años (2009-2015). De acuerdo con las cifras del vicepresidente de la patronal, José Vicente González, hasta 8.000 empresas españolas exportaron bienes a Turquía el año pasado.
El objetivo de los dos países es que estas cifras continúen aumentando. Y según el punto de vista de Juan Jose Galiana, director de Turkish Consulting Group, una consultora especializada en el desarrollo de negocio entre Turquía y España, las antiguas tierras otomanas tienen mucho que ofrecer: «Desde el punto de vista estratégico, Turquía es un país de alto crecimiento, de gran potencial , con una economía de mercado y una población de clase media incorporándose a un nivel de consumo similar al europeo. El nivel de renta de una mayoría de su población es similar al europeo y posee una juventud muy formada con grandes aspiraciones».
Medio o largo plazo
No obstante, hacer negocios en Turquía no es una tarea simple. Según explica Galiana, el mercado turco es « atractivo y complejo», pero requiere tener presencia local. «El valorar el largo plazo es una cuestión de prestigio y buscan eso mismo en las empresas extranjeras: «Sí, hoy me das muy buena oferta, pero ese mismo producto me lo está dando ahora mi primo o mi cuñado, ¿tú dónde vas a estar dentro de 3 años?" Esta es una de las dificultades principales que tienen las empresas españolas», señala el consultor.
En este análisis coincide Vicente Balbín , el representante del Banco Sabadel l en Turquía, otro de los grandes conocedores de las relaciones económicas entre ambos países. «En lugar de buscar un sector en el que no haya competencia para vender tu producto, en Turquía lo que hay que hacer es buscar asociaciones con empresas locales que sirvan de entrada al mercado», explica a ABC desde su oficina junto a la céntrica plaza de Taksim. Balbín, con más de 20 años de experiencia en Turquía, destaca además su «paz social». «Desde que llevo aquí no he visto ninguna huelga general».
El futuro de la economía
Con la crisis de seguridad que vive el país y el aumento de la persecución a los sectores críticos, los analistas políticos señalan que la economía se mantiene como la principal razón del apoyo popular al AKP. De acuerdo con una fuente cercana al partido, ante la falta de personalidades que puedan plantarle cara, un retroceso de la situación económica es lo único que podría apartar del poder al presidente Erdogan. Y sobre el futuro de la misma hay diversos análisis.
No hay duda de que la caída del precio del petróleo ha ayudado a aliviar la factura energética que arrastra Turquía. Asimismo, Balbín apunta a que el país conserva un «sistema financiero muy sólido» así como «una base industrial espectacular» para señalar la buena forma de su economía.
Sin embargo, también existen otras lecturas. El economista turco Emre Deliveli plantea una imagen más pesimista. A través del teléfono asegura que el crecimiento potencial de la economía turca «bajo condiciones normales» tendría que ser del 4,5 o 5%.
Deliveli también sostiene que «hay un problema con la inversión». Según el economista, el dinero extranjero se reduce mientras que los turcos que pueden prefieren llevarse sus inversiones al exterior. « La gente quiere certidumbre y aquí no hay certidumbre por muchas razones. Por ejemplo, a pesar de que ha renunciado, todo el mundo sabe que el primer ministro ha sido apartado por el presidente», asegura.
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