Tetuan Valley: diez años alumbrando la bombilla de los emprendedores

En este proyecto los alumnos logran herramientas y conocimientos para desarrollar su idea

Tetuan Valley es un proyecto formativo para startup que en 2019 cumple diez años en funcionamiento ABC

Daniel Caballero

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Famosa es la frase de que España le pondría la «alfombra roja» a los emprendedores. La pronunció Mariano Rajoy en 2011, pero del dicho al hecho hay un trecho. La crisis se llevó por delante la inversión en I+D+i y tuvo que salir el sector privado a modernizar el país. Quienes sí pusieron la alfombra roja fue Tetuan Valley, un proyecto formativo para startup que ha cumplido ya diez años. Surgió en la recesión y ha avanzado con los brotes verdes.

Esta iniciativa se trata de una suerte de «escuela» para que las ideas no caigan en un baúl. Que quien busque mantener luciendo la bombilla que se encendió en su cabeza, pueda conseguirlo. Mediante un programa gratuito de dos meses, ayudan a las startup seleccionadas a desarrollar y validar sus proyectos. En definitiva, le dan a esos emprendedores las herramientas y habilidades para poder triunfar. Desde su experiencia, pero con ayuda de expertos innovadores que en cada curso cuentan a los alumnos la clave de su éxito empresarial y cómo emularles.

«En los criterios de selección, para nosotros lo más importante es el equipo; cuando te encuentras a alguien en sus inicios no nos interesa tanto la idea o qué tecnología usará, sino que sea un equipo que pueda sacarlo adelante y que si ve que no funciona sea capaz de adaptarse», señala Camila Polensvaig, CEO de Tetuan Valley . Forman personas y moldean sus ideas, pero no todo es etéreo en el proceso de selección: «Seleccionamos equipos que tengan un proyecto de base tecnológica y tengan dentro del equipo una persona que pueda desarrollar eso», apunta la CEO. Tras ello llega la entrevista personal y el veredicto final. Para ello se reúne el conjunto de esta «escuela» para decidir entre unos u otros. Y bajo ese sistema han logrado enseñar las claves del emprendimiento a más de 500 personas, aunque hay quien asegura que esta es una profesión para la que no existe más formación que el ensayo y error. Lo dijo Bernardo Hernández, inversor en nuevas tecnologías , hace escasas semanas en este periódico.

Una dura profesión

En lo que que sí coinciden es en la dureza que lleva consigo emprender. «Hay gente que ha entrado y luego se da cuenta de que no quiere seguir con su proyecto, que busca algo más estable», reconoce Polensvaig. No siempre montar una startup es un camino fácil, aunque en Tetuan Valley prefieren no hablar de tasas de éxito . No es su manera de medir el trabajo bien hecho; para ellos, lo importante es que tengan lo suficiente para caerse y levantarse. Es decir, que, tras un proyecto fallido, llegue otro, y otro, y otro... hasta dar con la tecla.

Así, ya se encargan sus especialistas de validar que los proyectos de startup que presentan tienen futuro. «El balance es muy positivo», dice la CEO de Tetuan Valley. Y pone el foco en que su «escuela», durante los diez años que lleva en funcionamiento, ha logrado crear algo más allá del compañerismo. Habla, incluso, de «comunidad» para referirse a ese grupo de personas que un día pasaron por sus instalaciones (están ubicados en la sede de Google for Startups , en Madrid). Aun así, no todo está ubicado en la capital española. Realizan dos ediciones al año en el centro del país y otra más en una ciudad distinta, como recientemente ocurrió con Málaga. Su objetivo, de esta manera, es llegar al mayor número de personas posible; que su proyecto no se quede en las posibilidades que brinda Madrid sino tener un alcance nacional... y también internacional.

Aun así, sí que es cierto que están enfocados a un público más joven. El perfil de emprendedor con el que trabajan está entre los 20 y los 40 años, aunque destacan que este es un mundo tan heterogéneo como las ideas que les plantean. De hecho, para cada edición se presentan unas 130 startup y sus respectivos equipos. Diez años validando las ideas más disruptivas... cuando en realidad eran sus propios alumnos quienes también, sin saberlo, estaban validando el modelo de Tetuan Valley.

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