Bernardo Hernández: «No tiene sentido intentar hacer un Silicon Valley en una legislatura»
Su trayectoria de éxito en startup y como inversor en nuevas tecnologías avala un discurso entre el optimismo respecto al talento y la desconfianza de las instituciones
Tuenti, Idealista, Wallapop y Glovo. Estas son solo algunas de las empresas en las que Bernardo Hernández (España, 1970) estampó su sello, ya sea aportando ideas o dinero. También pasó por gigantes como Google, donde ocupó puestos de responsabilidad mundial. La innovación le define y de ello habló en el evento PassionTech/BMW Days , celebrado la semana pasada en Madrid, para arrojar luz sobre los límites y retos de la tecnología. Un tipo que ha estado en el «lado luminoso» y el «lado oscuro» del emprendimiento.
¿Hay una burbuja o «boom» de emprendimiento en España?
No. Va evolucionando el ecosistema y, como parte de esa evolución, está creciendo. No lo llamaría «boom» sino un desarrollo normal del ecosistema donde, poco a poco, se va acercando al estado en que se encuentra en otros países como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania...
¿Podemos llegar a ser el Silicon Valley de Europa? Estas semanas algún político dijo que ese era su objetivo.
Si tenemos paciencia e invertimos el tiempo y los recursos durante los 100 años que ha tardado en desarrollarse Silicon Valley, igual podríamos llegar a serlo. Pero intentar hacerlo en una legislatura no tiene sentido.
¿Se ha perseguido a los emprendedores en este país?
Creo que se deberían poner las cosas más fáciles. Hay que entender muy bien la esencia y dejarse de artificios electorales.
¿Hacia dónde avanza el clima emprendedor e inversor en España?
Cada startup tiene su estado: semilla, producto viable mínimo, de crecimiento... No todas las empresas y el ecosistema están en el mismo estado. El ecosistema está madurando, aunque muy lejos de parecerse al alemán, inglés o americano. Pero ha cambiado mucho los últimos años en cuanto a inversión, calidad del emprendedor, calidad de los proyectos, etc.
¿Qué tenemos que importar de otros países?
Me centraría en un par de cosas: la ambición por crear algo realmente grande, con todo lo que implica en cuanto a compromiso y conocimiento. Y, luego, capacidades técnicas de liderazgo. Los emprendedores necesitan unos vértices de habilidades que poco a poco se van consiguiendo pero que siguen faltando: de gestión de talento, de gestión de ventas, de gestión técnica, de comunicación. La ola actual está muy preparada y a la altura de otros a nivel mundial, pero quedan cosas en la ambición y esas habilidades.
El problema no es tanto de formación sino de habilidades y cómo enseñar esas habilidades.
Estas cosas no se enseñan, no hay ningún sitio del mundo en el que un emprendedor de éxito haya salido de una escuela. No hay que poner la responsabilidad de la formación en las escuelas de emprendedores. Es un tema de formación generacional: que se hable inglés, que se aprenda a comunicar, a gestionar desde la inteligencia emocional equipos con éxito, ambición estratégica y de negocio... Y cada empresa es un mundo, no hay un manual básico del emprendedor.
Emprendedor se nace.
No, tampoco. Cualquier persona puede emprender, pero tienes que creer. Todo el mundo puede pero el esfuerzo que requiere es una decisión que tienes que tomar muy conscientemente. Es muy duro, realmente lo más duro que vas a hacer en tu vida, porque hay un montón de vértices que tienes que desarrollar de forma óptima para hacerlo bien. Te puedes formar, pero es que hay que formarse en muchas cosas de manera muy distinta, dependiendo de las industrias y las empresas, que hace difícil que esto sea el resultado de una formación reglada. El tema de la experiencia y formación en cada vértice es la manera de hacerlo. No se nace con ello, pero hacerlo requiere un esfuerzo que solo unos pocos están dispuestos a hacer.
En su caso, ¿por qué apuesta por una determinada empresa y no otra?
Depende de las oportunidades y la suerte. Invierto, generalmente, en lo que me motiva intelectualmente; donde creo que hay una tendencia. Últimamente he invertido en temas de logística de «última milla», en «fintech», en mercados locales móviles...
¿Recuerda los errores pasados?
Cometí muchos errores: vender demasiado pronto lo que iba bien, no vender antes lo que iba mal, no haberme separado antes de gente que no me venía bien trabajar con ella... Lo importante es tirar para delante cuando suceden esos errores y aprender de ellos. Lo malo de un error no es cometerlo sino que acabe contigo.
Podría decirse que esta es una profesión de ensayo y error.
Sí. Por eso no tiene sentido que haya una escuela. Se pueden enseñar aspectos útiles que te ayuden, pero no por tener un título vas a ser el número uno.
¿En qué momento se deja de ser una startup?
Tiene que ver con la mentalidad con la que asumes el riesgo de gestión. Una startup se define como una empresa que está redefiniéndose constantemente hasta que encuentra el punto de éxito. Si mantienes esa filosofía, sigues siéndolo.
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