ARQUITECTURA/ Nueva tendencia

Las terrazas reivindican su espacio en la era pos-Covid

A la espera de un marco para su regulación, se multiplican las soluciones innovadoras para instalar balcones en edificios que no disponían de ellos

Recreación del proyecto creado por el arquitecto Luis Quintano STAYHÖME

Alberto Velázquez

En pleno comienzo de la pandemia provocada por el Covid-19, la Mutua de Seguros de Responsabilidad Civil de los Arquitectos Superiores, Asema , convocó un concurso de ideas con el lema «Arquitectura para el día después» . «La respuesta urbana», «Un nuevo paradigma residencial» y «Repensando lo público» invitaban a reflexionar y a proponer nuevas soluciones o reformulaciones de las ya existentes.

El arquitecto Luis Quintano fue uno de los finalistas con su propuesta de balcones donde no los había. Y la repercusión de su proyecto se alinea con la mayor concienciación de disfrutar del aire libre en la resaca del confinamiento y la distancia social. «Vivo en una casa sin terraza (comenta Quintano), lo que me ayudó mucho a entender esta necesidad en momentos como las actuales, aún más después de experimentar las sensaciones de millones de ciudadanos desde los balcones: con los aplausos, la música, etc.».

Su proyecto, Stayhöme , permite añadir estructuras metálicas en las fachadas, modulables, escalables, en lo que puede ser, como se describía en el concurso, un nuevo paradigma: «Las terrazas suponen metros cuadrados edificados, por lo que la gente las cerraba y añadía al salón. Ni el mercado ni la administración, ni los propios usuarios lo reclamaban. Espero que pronto haya un marco normativo para que esta nueva opción sea posible».

Normativa en marcha

El Gobierno Vasco ya se encuentra en línea de salida en este sentido, al preparar la normativa necesaria para esta nueva época. Como destaca Pablo García Astrain , director de Vivienda, Suelo y Arquitectura: «La tramitación está muy avanzada, y puede estar lista a finales de año. La idea es actualizar las normas de diseño y habitabilidad de las viviendas que, en nuestro caso, ya se mostraba con acciones para incorporar la idea de espacio exterior como condición mínima de habitabilidad, siempre que sea factible». Las ayudas del gobierno vasco se alinean con este tipo de necesidades: «1.200 por metro cuadrado, 5.000 máximo por vivienda»

En el caso de la Comunidad de Madrid, el decano de los arquitectos de Madrid, Sigfrido Herráez , ha reivindicado recientemente ante la Comunidad de Madrid la necesidad de que en los municipios madrileños no computen los metros cuadrados de terrazas, balcones y azoteas. El Ayuntamiento de Madrid, de momento, rige sus normativas por el Plan General de Ordenación Urbana de 1997 y el apartado 6.6.19. («Salientes y vuelos en fachadas»), a falta de potenciales actualizaciones para adaptarse a esta nueva tendencia, que estaría en línea con las acciones realizadas por los Planes Especiales de Regeneración y Rehabilitación en distintos barrios de la ciudad.

Laureano Matas , secretario general del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, coincide con esta necesidad: «A raíz de la pandemia de Covid19 y de la experiencia del confinamiento, hemos sido más conscientes del valor que tienen los lugares que habitamos. Nos hemos dado cuenta de que necesitamos espacios exteriores seguros y saludables y, cuando la calle está vedada ante la amenaza de contagios, los espacios intermedios, como terrazas y balcones, con los que, originalmente, contaban muchas viviendas y que se han cerrado, adquieren valor».

Matas subraya, además, la lógica necesidad de que este tipo de actuaciones se ejecuten con todo tipo de medidas de seguridad, tanto para los habitantes de las viviendas como para los viandantes: «Una intervención de este tipo en una fachada altera su composición arquitectónica y la envolvente del edificio, por lo que requiere refuerzos estructurales. La instalación de un balcón en una ventana, requiere, además, ampliar esta para convertirla en puerta balconera, lo que afecta a la ventana de abajo, que, a partir de ese momento, tendrá un elemento de sombra...».

A medida

Sandra Llorente Monleón , directora general en Lignum Tech, es una de las profesionales que trabajan en este sentido, en torno a algo que parecía impensable hace años… y hace meses: «De acuerdo a los métodos industrializados para la construcción, Lignum Tech ha desarrollado un sistema para la construcción de terrazas voladas, en obra nueva y en rehabilitación, con rotura de puente térmico en contacto con la estructura, pudiendo personalizar todos los acabados y con la posibilidad de mantener su estabilidad dimensional de acuerdo al Código Técnico de la Edificación».

Solución de balcón exterior Lignum Tech

Otra solución: Bloomframe , la innovadora ventana que se transforma en un balcón con solo tocar un botón, ya no es un prototipo, ya que se han instalado tanto en Países bajos como en Suiza. Una ventana panorámica aislada que, en 55 segundos, es un balcón abierto, agregando un espacio vital a interiores compactos.

Ventanal convertido en terraza Bloomframe

El exclusivo balcón se conforma de materiales resistentes para todo tipo de clima y está controlado por un sistema electrónico suave. El fabricante está obteniendo las certificaciones necesarias para introducir el producto en varios países europeos, como España, para ofrecer un elemento seguro y asequible para viviendas y oficinas.

Víctor Sardá , subdirector de Relaciones Institucionales, Emprendimiento y Comunicación ETSEM de la UPM (Universidad Politécnica de Madrid), incide en la necesidad de acoplar Arquitectura, Urbanismo y Derecho : «La colección normativa urbanística en España, amplia y compleja, describe dos puntos fundamentales para la posible incorporación de terrazas o balcones: la condición de vuelos y la edificabilidad. La primera determina en cada fachada y calle la posibilidad de colocar cuerpos volados que sobresalgan de las fachadas, así como su longitud, altura y condicionantes. La edificabilidad determina la superficie que computa en el cálculo, y su inclusión como superficie edificable también depende de las normas urbanísticas. Para poder adaptar el derecho, y así disminuir la brecha entre realidad y leyes, es necesaria una innovación regulatoria que permita posibilidades en beneficio de todos que con la existente no conseguiremos».

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