Las startup hallan un nuevo filón en el cerco a las pajitas de plástico

McDonald’s ha sido la última gran compañía de restauración en sellar su renuncia a este utensilio, que estará definitivamente prohibido en la UE en 2021. Papel, cristal, acero inoxidable, pasta, bambú... las aternativas para «absorber» la oportunidad de negocio son múltiples

Un establecimiento de McDonald's, la última empresa en sumarse a la lucha contra las pajitas de plástico, en Estados Unidos AFP

Charo Barroso

El 3 de febrero se celebra el Día Internacional sin Pajita de Plástico . A estas alturas hay suficientes evidencias sobre su impacto ambiental, motivo por el que se encuentran en la lista de artículos de un solo uso que estarán prohibidos en la UE a partir de 2021. Las grandes empresas se han ido sumando a su abandono y dan el salto a nuevas alternativas. McDonald´s acaba de anunciar que las eliminará en este mes y que las sustituirá por otras de papel. La empresa Trascend Packaging se encargará de ello, y se ha preparado a conciencia para el enorme nicho de negocio que se avecina: ha levantado una nueva fábrica, dedicada en exclusiva a su producción en Ebbw Vale, al sur de Gales.

En el mercado ya existen múltiples iniciativas: de papel, de cristal, de acero inoxidable, de pasta, de bambú... y hasta comestibles. La demanda aumenta y en España contamos con interesantes iniciativas en las que todos sus responsables coinciden en un modelo de negocio que nace del compromiso de contribuir a la protección del planeta .

Cuando Sonia Gandía, maestra de profesión, contempló el video de cómo sacaban con unas tenazas una pajita insertada en la fosa nasal de una tortuga lo tuvo claro. Con el apoyo de su familia, en especial de su marido y sus dos pequeñas, se inició en el mundo de las pajitas sostenibles. Aprendió con tutoriales, buscó los mejores materiales y, hace poco más de seis meses, abría en la valenciana localidad de Onteniente su planta de producción bajo la marca «Biopajitas» .

5.000 millones de pajitas se tiran al año en España, una cifra que nos coloca en el top del ranking europeo

A día de hoy ya fabrica unos dos millones de unidades al mes. «El mercado empieza a despegar ahora, y esperamos hacerlo con él. Notamos un aumento de la demanda. Empezamos ofreciendo el producto en bares y restaurantes de nuestro pueblo donde ha tenido gran acogida», explica Sonia, quien reconoce que «existe una mayor concienciación pero se sigue imponiendo el bolsillo» .

Esta emprendedora insiste en la importancia de que las alternativas que se pongan en el mercado sean seguras y cumplan las normas más restrictivas de contacto con alimentos. «Para Biopajitas es algo prioritario, además de que no se ablanden, ni pierdan su fuerza ni destiñan». La materia prima proviene principalmente de España para «minimizar el impacto de CO2 de la cadena de producción, evitando el transporte internacional». Utilizan madera de pino y eucalipto, y para su producción actual necesitan unos 3.000 kilos de papel al mes. «Por supuesto -puntualiza Sonia- cumple con certificado FSC y son degradables en océanos, ríos y lagos y seguras para la vida marina . Lo indicado es tirarlas en el contenedor de papel o compostarlas, pero si acaban en la naturaleza se descomponen en unos seis meses, frente a más de cien años que tardaría una de plástico». Una emprendedora iniciativa que ha sido reconocida por el Ayuntamiento de Onteniente con la ayuda de «Xec innovació». Respecto a sus principales clientes señala que en España no existe aún demasiada demanda y recuerda que su primer pedido llegó desde Georgia.

100% comestible

Una cuestión en la que coincide Víctor Manuel Sánchez, quien tuvo la idea de crear la primera pajita comestible aromatizada del mundo. Realizadas con compuestos 100% naturales es biodegradable y tienen diferentes sabores porque, además de ser una alternativa al plástico, el objetivo es «ofrecer una experiencia innovadora». Sánchez puntualiza que otras opciones en el mercado no ofrecen la rigidez necesaria, destiñen o dejan un sabor poco agradable.

Esta startup española vende 30 millones de unidades en más de treinta países. «El 95% de la producción se vende en el extranjero. En España es donde se registra la menor venta. La inversión que tienen que hacer las empresas es todavía un escollo», reconoce Sánchez. Y es que mientras el precio de una de plástico puede situarse en 0,001 euros por unidad, alternativas como la de Sorbos rondan los ocho céntimos. «Hemos decidido obtener poco margen para ampliar la producción y combatir realmente el problema» , explica.

Todarus y la conservación

«Cuando se lanza un nuevo producto al mercado tiene costes operacionales que le hacen difícil competir, por eso es importante que cada vez haya más fabricantes y mayor inversión. Sobre todo si queremos acabar con el problema del plástico », señala Fernando Cervigón, fundador de Todarus, empresa que nace de unificar emprendimiento con pasión por el medio ambiente. «Hemos llevado a cabo una importante fase de investigación para encontrar la mejor alternativa. Nuestras pajitas están elaboradas a partir de materiales orgánicos y con unas propiedades iguales o mejores que las de plástico», dice.

«Somos un proyecto pequeño que sale adelante con recursos propios, porque los beneficios de la venta de nuestros productos alternativos y no contaminantes (como pajitas, botellas o cepillos de dientes) se invierten en proyectos de conservación para reducir el impacto negativo del plástico en diferentes partes del mundo.

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