Los sindicatos azuzan la nacionalización de empresas
Bruselas estudia cómo limitar en el tiempo y en la gestión la compra estatal
La posibilidad de nacionalizar empresas está hoy más cerca que nunca. Ayer fueron los secretarios generales de CC.OO. y UGT quienes pidieron que se abra este debate en España una vez superada la crisis sanitaria generada por el coronavirus. Unas semanas antes había sido el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, quien había señalado esta posibilidad. Y mientras tanto, la Comisión Europea busca en Bruselas cómo limitar una salida que consideran tan peligrosa como inevitable.
Los líderes sindicales se posicionaron ayer con más claridad que nunca hasta el momento. El líder de CC.OO., Unai Sordo, criticó con dureza en una entrevista a Europa Press que no se haya abordado ya este asunto en España: «Algunos debates parecen un anatema ante el nivel patético de algunos discursos políticos que estamos viendo estos días», afirmó. Y se aseguró que esta vía llegará inevitablemente si la crisis y el confinamiento continúan. Sordo puso de ejemplo a grandes empresas aéreas que, si siguen sin actividad durante muchas semanas, pasarán de una situación de falta de liquidez a sufrir un riesgo claro de insolvencia : «¿Alguien piensa que Alemania va a dejar caer a Lufthansa?», ha cuestionado.
También el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, puso de ejemplo a la tantas veces criticada Alemania y defendió que este debate forme parte del plan de reestructuración que se acuerde en España una vez finalice el estado de alarma. Álvarez, no defiende «nacionalizar por nacionalizar», pero sí intervenir en sectores estratégicos. «Somos el único país de la Unión Europea que ha desaparecido de todos los sectores estratégicos» , alertó. Álvarez también señaló el modelo francés y vaticinó que lo mismo, «seguro», se tendrá que hacer en España. «No tener presencia en el sector energético sería un error», alertó.
Nueva brecha en Europa
El debate en Bruselas, mientras, se centra en cómo limitar la entrada de capital público en el accionariado de empresas que de otro modo puedan desaparecer, tanto en cuestiones de tiempo, como de gestión. Una acción que sobrepasa los límites fijados por las actuales ayudas de Estado autorizadas . Se trata, además, de evitar que esta iniciativa se convierta en una muesca más que agrande la brecha entre los países con más margen fiscal y los que sufren más estrecheces, como España o Italia. Brecha que, por otro lado, ya ha comenzado a sentirse en los diferentes planes de lucha contra la crisis del Covid-19.
Ayer, la Comisión dejó claro que los Estados pueden conceder ayudas a las aerolíneas afectadas por la crisis como las que han anunciado Francia y Países Bajos para Air France y KLM, pero destacó además que habrá que vigilar que se respeten las reglas del mercado interior para no distorsionar la competencia si se va un paso más allá. La portavoz de Competencia, Arianna Podesta, dijo que se permite a los gobiernos dar ayudas «específicas y proporcionadas» siempre que «también limiten las distorsiones innecesarias sobre la competencia en el mercado interior. El objetivo es este».
Una de las posibilidades que está sobre la mesa, aunque aún muy lejos de fructificar, es la creación de un fondo comunitario a través del cual se canalizarían la compra de acciones de empresas estratégicas ya quebradas, lo que eliminaría el riesgo de fragmentación del mercado interior, futuro de las economías europeas.
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