Semana clave para la fusión de Caixabank y Bankia con las juntas de accionistas en el horizonte
Los consejos de administración de ambas entidades dieron luz verde a la operación hace más de un mes
Toda la maquinaria para crear un gigante bancario en España está en marcha. Hace un mes los consejos de administración de Caixabank y Bankia dieron luz verde al proyecto de fusión, pero eso solo era uno de tantos pasos que restan para que la unión fructifique. Esta semana vuelve a ser clave en los planes de las dos entidades.
El Registro Mercantil de Valencia nombró a BDO como encargado de realizar un informe independiente sobre la operación, que ya estaría listo y con decisión favorable a la unión. Contando ya con ese documento, previsiblemente será mañana cuando ambas firmas pongan fecha a la junta de accionistas preceptiva en sus respectivos consejos de administración, que supone el último trámite interno para la fusión; pero no el último a nivel externo. Las juntas, entonces, se espera que tengan lugar a finales de noviembre como mínimo, con un mes de margen desde la convocatoria.
La operación se espera que esté plenamente ejecutada de cara a primavera y ahí, tal como anunciaron en la rueda de prensa de presentación del acuerdo, iniciarán el proceso de integración, con el correspondiente ajuste de costes. Pero antes tendrán que recibir el «OK» de los accionistas , algo que está prácticamente garantizado, así como la autorización del Ministerio de Economía y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Muchas miradas están puestas en esta fusión, teniendo en cuenta que se alumbrará la mayor entidad por activos en España con más de 630.000 millones. La foto general del banco quedará en unos 664.000 millones a nivel de grupo por activos, y contará con más de 6.700 sucursales y superará los 51.000 empleados. Fuentes financieras apuntan a que el recorte de trabajadores no será menor de 6.000 a partir de marzo de 2021 y que podría alcanzar hasta los 10.000.
Entre las grandes incógnitas a futuro está quién será el integrante del FROB, es decir, del Estado, en el consejo de administrador de la futura Caixabank. Es el único miembro del órgano que todavía queda por dilucidar y el nombre todavía sigue estando en duda.
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