El sector olivarero puntualiza que la denuncia de la OCU se basa en «discrepancias» surgidas en las catas

Los envasadores y exportadores españoles apuntan que la cata es un «método esencialmente subjetivo» y sostienen que así lo reconoce la OCU en el informe. Los olivareros proponen catas y análisis, con vigencia anual, previas al envasado

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El estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) , publicado este martes, en el que tras analizar 39 marcas de aceite de oliva virgen extra (AOVE) encontraba dos - 'Olivar de Segura' y 'Borges' - que a pesar de que su etiquetado los señalaba como virgen extra, los análisis realizados por esta organización en un laboratorio especializado y la cata o el análisis organoléptico (requisito exigido por la legislación) determinaban que pertenecía a una categoría inferior , la de Aceite de Oliva Virgen (AOV). Desde la industria envasadora y los exportadores agrupados en ANIERAC (sociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles) y ASOLIVA (AsociaciónEspañola de la Industria y el Comercio Exportador del Aceite de Oliva) han puntualizado que el problema señalado por la OCU como un 'engaño' de determinadas marcas «no son más que meras discrepancias derivadas de la cata , un método esencialmente subjetivo».

En un comunicado, ambas organizaciones, han destacado el «trabajo inestimable por la excelencia de sus productos» de los envasadores españoles y recordado que el aceite de oliva español ostenta el liderazgo a nivel mundial y que «son de la máxima calidad y cumplen con todos los requisitos fisicoquímos y organolépticos establecidos por la Unión Europea».

Además, han recordado que en su informe la propia OCU vendría a reconocer la naturaleza subjetiva de estas discrepancias, cuando en su informe apuntaba que los aceites de las dos marcas mencionadas «(…) presentan defectos, confirmados en posteriores análisis, lo que significa que pertenecen a la categoría comercial virgen, sin llegar a ser extra. Aclaramos que son defectos que solo detecta un catador entrenado y con el aceite templado, un consumidor difícilmente podrá notarlos».

Todo ello, ocurre cuando el sector ha puesto sobre la mesa la propuesta de realizar catas y análisis fisicoquímicos previos al envasado , que tenga la duración de un año, y unos criterios más exigentes que los contemplados por la normativa europea. Algo que desde productores a envasadores y exportadores coinciden en que daría mayor seguridad jurídica y puede convertirse en un modelo a nivel mundial.

En paralelo, desde organizaciones como ASOLIVA, Cooperativas Agroalimentarias y ANIERAC han formado un grupo de trabajo junto al Ministerio de Agricultura así como la Junta de Andalucía para estudiar un método científico que supere el sistema de catas actual ( ‘Proyecto Sensolive’ ). Proyectos no exentos de dificultad como el que se viene desarrollando al rededor de la 'Nariz tecnológica'.

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