Trabajar hasta los 70 años, ¿la solución para las pensiones?

Los trabajadores sénior en paro son un 207% más que antes de la crisis, en un contexto que ya exige retrasar la edad de jubilación

Los expertos reclaman incentivos fiscales para contratar empleados mayores de 50 años, así como flexibilizar la normativa laboral

Daniel Caballero

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Sonia Gómez vive en Madrid, la capital de las oportunidades, uno de los motores de España. Tiene 58 años y trabajaba en la rama de la comunicación como editora. Un ERE durante la crisis la expulsó del mercado laboral; entonces decidió hacerse autónoma , como muchos le recomendaron. «Ser autónoma sin experiencia ha sido la catástrofe del siglo porque de esta manera agotamos nuestros ahorros y el paro», cuenta. Lleva ya un año y cuatro meses en el dique seco, sin haber realizado una sola entrevista de trabajo. Ella es uno de los 868.600 desempleados mayores de cincuenta años que han visto cómo las empresas repudian su perfil. Por mayor, por ser muy cara, por tópicos como que estará mucho tiempo de baja.

Los trabajadores sénior suponen una incógnita sin resolver para el sistema. Su número de parados ha aumentado un 207,14% desde el cierre de 2007 al de 2019; en cambio, el de las personas entre 30 y 50 años se ha incrementado en un 62,16%. Los datos muestran que la crisis se ha llevado por delante a los más experimentados . Y, ahora, la presión a futuro está también sobre ellos por el sistema de pensiones.

La población aumentará su edad media a 48,56 años en 2060, cinco años más que ahora, según proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) ; la población mayor de 65 años se disparará de 19,66 millones de personas a 30,65 millones en ese mismo periodo. Aquí llega la gran pregunta: qué ocurrirá con las pensiones, teniendo en cuenta que cada vez habrá más jubilados, con mayores cuantías a percibir e insuficientes cotizantes.

Jubilación anticipada

El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá , planteó hace pocas semanas algunas medidas: inmigración, que el sistema deje de asumir ciertos gastos que, a su juicio, no le corresponden, y endurecer la jubilación anticipada voluntaria . Y sobre todo ello viene planeando en el ambiente de los últimos años la posible necesidad de retrasar la edad teórica de jubilación, que alcanzará los 67 años en 2027. Incluso hay voces expertas que ya hablan de tener que retirarse a los 70, alargando la vida laboral de esos sénior... aunque en estas propuestas apenas se toca de soslayo su situación laboral: se insta a trabajar más años, pero a partir de los 50 empieza la expulsión del mercado laboral. Un quiero y no me dejan .

«Hay dos cuestiones fundamentales: una, pensar en el envejecimiento de la población es positivo por una parte porque viviremos más años. Entonces, se podrá alargar la vida laboral porque estaremos más tiempo viviendo con mejor salud. Los avances sanitarios son tan importantes que podemos estar viviendo más tiempo jubilados, solo trabajando más años una pequeña parte de este aumento de vida», dice Josep Mestres, economista de Caixabank Research. Y añade: «Tanto los trabajadores como las empresas y el Gobierno deben ser conscientes de que la fuerza laboral será más mayor que en el pasado. Los trabajadores y empresas tendremos que repensar la forma de empleo a cierta edad: tiempo parcial, cambiar de rol en la empresa, tener muchas vidas laborales... Sucederán tantos cambios que tendremos que adaptarnos».

Los expertos apuntan a que va a ser necesario recuperar todo ese talento sénior que ahora está desplazado, en parte, del mercado laboral. Todo sea para que vuelvan a cotizar y poder pagar -un poco mejor- las pensiones. En este sentido, hay que tener muy en cuenta el ratio dependencia, aquel que mide cuántos empleados hay por cada persona dependiente. Actualmente, según cálculos de Mapfre tomando como referencia los trabajadores de entre 20 y 65 años, ese ratio está en 3,1. En 2039 bajará hasta 1,7, por falta de población activa y exceso de pensionistas. Según estimaciones de la aseguradora, tomando como referencia cifras de la ONU, aumentar la edad de jubilación a 70 años dejaría el ratio en 2,6 . Una manera de aliviar la futura encrucijada.

Escrivá, por el momento, sostiene que el sistema es sostenible, aunque de cara a 2025 España sí que podría afrontar un escenario más negro. La razón, que sobre ese año empezará a jubilarse el «baby-boom». A cierre de 2016 había 5,784 millones de jubilados con pensión, que suponían un gasto de 6.085 millones de euros mensuales -la pensión media, de 1.052,01 euros-; a 1 de febrero de 2020 hay 6,102 millones de jubilados, que cuestan al sistema al mes 7.056 millones de euros -pensión media de 1.156,26 euros-. «El sistema es solvente. Pero con el envejecimiento habrá problemas de sostenibilidad. Hay que ver a dónde se dirige el gasto público . Si tienes un desembolso elevado en pensiones y salud, la presión va a ser mayor. Ahora no hay problema, pero el proceso de transición demográfica va a poner mucha presión en las cuentas», explica Ricardo González, director de Análisis Sectorial y Regulación del Servicio de Estudios de Mapfre.

José Manuel Jiménez, director del Instituto Santalucía, hace hincapié en la necesidad de reformas. «Lo diferenciaría en corto y largo plazo. En el corto plazo tenemos un déficit estructural en la Seguridad Social de 18-20 mil millones y tenemos que buscar soluciones. Coincido con el ministro en que no hay que ser alarmistas pero sí buscar soluciones para tratar de reducirlo. En el largo plazo entiendo que se van a implantar más medidas de cambios paramétricos y no estructurales», comenta. Es decir, acometer modificaciones en la tasa de reemplazo (relación entre último salario en activo y pensión) o la edad de jubilación y no cambiar el sistema de reparto actual por uno de cuentas nocionales como en Suecia. En estos momentos, el citado déficit, tanto estructural como coyuntural, se sitúa en en 55.024 millones de euros , frente a los 17.173 millones que había en 2016. En estos tres últimos años se ha disparado más que por tres.

Ese cambio paramétrico de aumentar la edad de jubilación es algo en lo que coinciden casi todos los expertos consultados por este periódico. Los 70 años -dicen- podría ser una edad factible para jubilarse ; pero antes habrá que garantizar trabajo para todos, incluso para los mayores de 50 años que ahora cuentan con dificultades de acceso. «Con carácter general hay que tocar muchos palos en el marco regulador. Es cierto que tras 40-45 años trabajando no apetece estar a pleno rendimiento; hay que buscar un envejecimiento activo de manera decreciente. Fomentar el contrato a tiempo parcial, fórmulas mixtas... Tener la opción a partir de 65 años de trabajar bajo distintas fórmulas. La norma es muy rígida», destaca Javier Blasco, director del Adecco Group Institute. En otras palabras, que no se trata de que un sénior siga empleándose en una obra a los 65 años, sino que se busque una alternativa más adaptada a sus capacidades y experiencia. Asimismo, este experto señala que quizás habría que penalizar a las empresas que busquen despedir a estos trabajadores porque les salga más barato pagar ahora la indemnización que seguir con esa persona en plantilla otros 10-15 años. «Estamos cuidando mucho a colectivos desfavorecidos y nos hemos olvidado del talento sénior», dice.

Pese a todo, subir la edad de jubilación no es la única solución al problema de las pensiones . Inmaculada Domínguez, doctora y profesora de Economía Financiera de la Universidad de Extremadura y miembro del grupo de investigación de pensiones y protección social de esa institución, es clara: «Hay un rechazo social a jubilarse más tarde; una barrera conductual, de protesta general, no solo en España sino en muchos otros países. Luego está la parte del mercado laboral. A los trabajadores que están empleados en tareas de menos cualificación y más físicas les sacan del mercado a partir de una cierta edad. En trabajos que requieren más cualificación la edad es un valor y si se saben reciclar adecuadamente es más fácil que una persona se pueda mantener hasta los 65 años». En ese sentido, esta experta aboga no tanto por alargar la edad de jubilación para remediar el problema de las pensiones sino por un sistema basado en los años cotizados. Todo debido a que, por ejemplo, un camarero puede haber empezado en su empleo a los 18 años y a los 60 tener ya 42 cotizados; en cambio, uno que empezara a los 25 años a trabajar de ingeniero debería esperar hasta los 67 años para tener idénticos años cotizados. De esta manera también se solventaría, en parte, la expulsión a cierta edad de las personas sénior, ya que todo iría en función de la cotización y no la edad , en beneficio tanto de los trabajos más físicos como de los más intelectuales.

A ello también se añaden otras palancas como tomar en cuenta no solo los últimos años de vida laboral. Mestres, de Caixabank Research, hace hincapié en ello: «Va a haber que tomar mucho más en cuenta las contribuciones a lo largo de la vida laboral; que haya más relación entre contribución y pensión. Tener en cuenta toda la vida laboral». Además de, como recuerda Jiménez, del Instituto Santalucía, facilitar la compatibilización de la pensión con el trabajo, no solo a los autónomos.

Medidas de apoyo

En este sentido, todos los expertos apuntan a que desde el Gobierno debe apoyarse a estos colectivos de más de 50 años. Por ello se plantean una serie de medidas que podría adoptar el Ejecutivo. Reclaman incentivos a las empresas para mantener a estos perfiles en plantilla y también en cuanto a contrataciones; incentivos fiscales y flexibilidad laboral. Y también planes de formación y reciclaje, dos aspectos en los que inciden las fuentes consultadas. Resulta -dicen- esencial que el trabajador siga formándose para no ser expulsado.

Esto último es lo que hace Sonia Gómez: está obteniendo una certificación técnica en Igualdad de Género , está realizando un curso de Formación Profesional en Inclusión Social , además de estar inmersa en cursos de inglés y competencias digitales. Sin embargo, el futuro no lo ve nada halagüeño: «No es de color de rosa pero no queda otra que salir adelante. Llorar y estar deprimidos no es la alternativa». Se ve con fuerzas y capaz incluso de llegar a los 70 años. Solo quiere un empleo, a sus 58. La paradoja de aumentar la edad de jubilación sin que te dejen trabajar.

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