Pymes y autónomos piden una «medicina» eficaz y urgente contra el coronavirus

Los trabajadores por cuenta propia exigen cobrar el cese de actividad si tienen que cerrar sus negocios

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La crisis del coronavirus será una prueba de fuego para las grandes empresas. Sin embargo, para las más pequeñas representa toda una amenaza a su supervivencia. El impacto que puede causar en las pymes y los trabajadores autónomos resulta incalculable e impredecible. La opinión generalizada es que la debacle pasará , pero a un coste que puede resultar dramático para los eslabones más frágiles del sistema económico. Representan, nada más y nada menos, que el 99,8% de nuestro tejido productivo: en total son 2,8 millones de empresas (de 0 a 249 empleados), que dan trabajo a más de 10,5 millones de personas, y 3,28 millones de trabajadores por cuenta ajena. Una estructura de tal peso que cabe la duda de que si las ayudas aprobadas esta semana por el Gobierno serán un bálsamo suficiente para curar la sangrante herida que se puede abrir en las más pequeñas. Un paquete de medidas que, por otra parte, ha caído como un jarro de agua fría entre los autónomos, como denunció la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos ATA nada más conocerlo.

De momento, podrán aplazar y fraccionar sus deudas tributarias (hasta 30.000 euros) por seis meses y sin intereses (siempre que devuelva las cantidades aplazadas a los tres meses). Es decir, podrán demorar el pago del IVA, del IRPF o del impuesto de Sociedades. No obstante, para los trabajadores autónomos la moratoria no es nada nuevo. «Ya tenemos la posibilidad de solicitar esos aplazamientos sin aval desde la pasada crisis, desde 2009», afirma Lorenzo Amor, presidente de ATA. Lo que más les duele es que no se ha tenido en cuenta una de sus principales reivindicaciones: que cualquier autónomo que se vea obligado a cerrar su negocio por la crisis del coronavirus «tenga la posibilidad de acceder de forma inmediata, y con carácter excepcional, a su prestación por cese de actividad, es decir, a su paro». Y no tenga que demostrar que lleva seis meses perdiendo ingresos, como es la norma general», explican desde ATA.

Amenazas: Bajada del consumo, escasez de plantilla y falta de componentes para la producción

Aún así, el Gobierno ha calculado que estas medidas supondrán una inyección de 14.000 millones de euros en liquidez para pymes y trabajadores por cuenta ajena. Además, contarán con otros 400 millones de crédito del Instituto de Crédito Oficial (ICO) para dar préstamos a los sectores más afectados por el coronavirus como el transporte, el turismo y la hostelería. ¿Serán suficiente esas medidas para afrontar los riesgos que les sobrevienen? «Una empresa conforme más grande es, más capacidad tiene para defenderse ante las agresiones» , afirma Pedro Fernández, secretario general de Cepyme. Y las pymes tienen muchas por delante: desde un descenso del consumo y una ralentización de su producción hasta la falta de trabajadores que pueden verse afectados por el coronavirus o una cuarentena, la escasez de componentes para producir y la incapacidad para teletrabajar.

Ante esos avatares, «las grandes suelen tener planes de contingencia con presencia de grupos estratégicos, pero en las pymes los trabajadores tienen multifunciones y es muy difícil prescindir de una parte de ellos, ya que de por sí son muy pocos. Los autónomos van a sufrir en el caso de que su profesión dependa mucho del contacto físico con el cliente. El comercio, los restaurantes, los bares… », prevé Enric Serradell, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

En su día a día, muchas pymes ya parten de una situación de absoluta supervivencia, como recuerda Fernández: «Cumplen con las obligaciones, son capaces de pagar las nóminas y, si se cuela, pueden tener algunos beneficios a final de año». Al vivir tan al límite, el temor es que paren su actividad porque «si la pyme cierra, no vuelve a abrir. Se dedica a otra cosa», asegura. De ahí que el objetivo de Cepyme es que el Gobierno «adopte medidas lo suficientemente reales para que lleguen a las pequeñas empresas y ágiles para que lleguen a tiempo».

«El primer síntoma que van a notar es que los clientes se asustan y empiezan a retrasar y cancelar contratos y proyectos», asegura Pedro Moneo, CEO de la consultora Opinno. Eso tendrá una consecuencia directa: «El mayor problema será la bajada de los ingresos, tendrán más gastos que ingresos. Así no se funciona», asegura Luis Garvía, profesor de Finanzas de Icade Business School. Lo que incidiría directamente en uno los puntos flacos de las pymes españolas como es la escasez de recursos financieros. «Son organizaciones con menos músculo financiero para pagar nóminas, facturas, alquileres...», afirma el consultor. De ahí, la importancia de insuflarles liquidez, como pretende hacer el Gobierno. Sin embargo, el profesor Garvía sugiere ir un paso más allá: «Es necesario un Real Decreto de urgencia —recomienda— en el cual se habilite un proceso tecnológico para todo aquel con serios riesgos de insolvencia a corto plazo, y en una declaración de situación excepcional, no pague a Hacienda, ni a la Seguridad Social, ni deudas con los bancos, ni suministros… Se trata de no afrontar aquello que no puedes seguir pagando cuando no tienes actividad económica. Lo que sí hay que garantizar es el salario de los trabajadores».

Y el teletrabajo tampoco parece ser una solución para gran parte de las pymes. «Se ha vendido como la panacea. Por ejemplo, en el sector automovilístico no se pueden montar las piezas de un coche trabajando en remoto; ni es posible en muchas otras empresas industriales, que por definición se dedican a la transformación de materias primas en productos más elaborados. Ni en el sector primario se puede recoger la uva o atender al ganado de forma remota. Solo parte del sector servicios (intelectuales, asesoría, consultoría...) puede teletrabajar», explica el secretario general de la Cepyme.

Sectores: Los más afectados serán el turismo, comercio y hostelería, y ya lo están notando

Existe, además, otro handicap: el avance en la digitalización va lento. «Solo entre un 3 y 7% de las pymes tiene capacidad de teletrabajo en las mismas condiciones que cuando se trabaja regularmente», indica Alfonso Arbaiza, director de la Federación eAPyme. «La mayoría se ven sobrepasadas por falta de recursos, desconocimiento o falta de formación en nuevas tecnologías», señala. «El teletrabajo no es solo tener un ordenador. Las pymes no tienen equipos de técnicos informáticos, ni programas punteros para garantizar la seguridad...», matiza Fernández.

Para este colectivo implantar el trabajo en remoto son muchos los obstáculos: la seguridad, los recursos tecnológicos, la formación... «Un trabajador en casa tiene un rúter de una operadora que no proporciona la seguridad suficiente para manejar información confidencial de una pyme. Tampoco tienen capacidad técnica suficiente para funcionar con los programas necesarios. Muchos trabajadores no tienen equipos en sus casas ni las pymes portátiles ni otras herramientas tecnológicas para proporcionárselos, ni siquiera móviles para hacer pedidos», cuenta Arbaiza.

Sin embargo, hay muchos que consideran que en esta debacle se abre una gran oportunidad. «Será el mayor experimento laboral de teletrabajo que se ha conocido hasta el momento. Un ensayo general de trabajar en remoto. Lo que era difícil de cambiar hasta ahora, lo estamos probando en una situación de emergencia. Volveremos a la normalidad y habremos aprendido muchas cosas», cree el CEO de Opinno. Reuniones telemáticas, videoconferencias, compartir documentos, planificar tareas de forma digital... «Existen metodologías y herramientas accesibles a todo el mundo que se pueden utilizar para ello. Las últimas tecnologías de la Nube está específicamente destinadas para el teletrabajo» , asegura Moneo. «Es una oportunidad histórica para descubrir que muchas reuniones son improductivas, que el teletrabajo puede sustituir formas de trabajar de manera más eficiente, para acabar con el presencialismo, avanzar en el trabajo por objetivos, en la flexibilidad de horarios...», cree el profesor Enric Serradell.

No hay duda de que esta crisis será toda una lección empresarial que abrirá posiblemente otro ciclo para grandes y pequeños. Por desgracia, «muchos negocios se cerrarán, al igual que otros se abrirán. Lo importante es superarlo lo más rápido posible», considera el secretario general de Cepyme.

Los olvidados

Así se sienten los trabajadores autónomos con las medidas aprobadas esta semana por el Gobierno. No obstante, no se quedan atrás. Y las tres grandes asociaciones de este colectivo (ATA, UATAE y UPTA) han hecho llegar al Consejo de Ministros del próximo martes un documento que recoge las medidas «urgentes y extraordinarias» que necesitan ser aprobadas. La primera reivindicación es que reciban de forma inmediata el paro por cese de actividad, sin que tengan que demostrar que sufren una pérdida económica. Es decir, que si un autónomo debe cerrar el negocio y abandonar su actividad por decisiones sanitarias, por la falta de actividad o porque tenga que permanecer en su casa por el cierre de colegios para cuidar de sus hijos y/o dependientes, reciba la prestación de forma automática. Ahora el autónomo puede solicitar el paro cuando demuestre pérdidas superiores al 10% de los ingresos a lo largo de un año. Además en los dos últimos casos se pide la bonificación del 100% de la cuota de Seguridad Social, así como en el caso de baja por coronovirus o cuarentena (desde el primer día de la baja).

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