Portugal acuerda con España la reapertura de la pesca de la sardina tras esquivar la amenaza de prohibición
El pacto entre Madrid y Lisboa reserva a los pescadores españoles un tercio de la capturas acordadas para 2022
Después de casi seis meses de prohibición , vuelve la pesca de la sardina y Portugal se felicita por el acuerdo de capturas alcanzado. El lunes 2 de mayo es la fecha señalada para que echen a andar los nuevos límites. España y el país vecino han marcado un tope para 2022, con el fin de no agotar las existencias de golpe. Así, ambos han pactado 44.262 toneladas, de las cuales 14.862 corresponden a los pescadores españoles y 29.400 a los portugueses, es decir, que los barcos españoles tendrán derecho a un tercio de las capturas.
Según determina la Dirección General de Recursos Naturales, Seguridad y Servicios Marítimos de Portugal, no se puede colocar a la venta una cantidad más elevada de la establecida en función del documento conjunto aprobado por Lisboa y Madrid.
Y es que la pesca de la sardina se ha convertido en un asunto conflictivo al otro lado de la frontera, después de que el Consejo Internacional para la Exploración de los Mares emitiese un contundente informe en el que solicitaba la interrupción total de esa práctica de aquí a 15 años , comenzando desde el pasado mes de enero.
Amenaza de cierre de los caladeros
La razón no es otra que preservar la especie , puesto que su captura ha alcanzado unos niveles tan masivos que las reservas se están agotando. Esta circunstancia es la que hace que la cuota española sea mucho más baja.
La cuestión es que se trata de un pescado muy extendido en la mesa de los portugueses, ya que constituye una de sus opciones preferidas (siempre por debajo del omnipresente bacalao, por supuesto).
Los dictámenes del citado organismo, que colabora con la Unión Europea en calidad consultiva, no resultan vinculantes, pero tienen una amplia preeminencia en el contexto que rodea al sector.
La ministra lusa del Mar hasta 2019, Ana Paula Vitorino , anunció que Portugal tendría una posición ventajosa en este sentido, como posteriormente se ha cumplido. Fue quien llevó la voz cantante a lo largo de las negociaciones con España.
Hoy la responsabilidad sobre el asunto está integrada en el Ministerio de Economía bajo el bastón de mando de Antonio Costa Silva. Cuando ambos ministros se dieron el relevo, ya declararon sin paliativos que «paralizar totalmente la captura de la sardina es un escenario que no contemplamos, resulta impensable».
Las palabras apuntaban a las presiones recibidas por parte de las asociaciones de pescadores, sorprendidas por la drástica recomendación de poner límites por parte de la institución europea que rige los destinos del ramo. Y eso que su comisión de expertos en temas marinos está integrada por profesionales de Canadá, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia, Suecia, Dinamarca, Estonia, Bélgica, Irlanda, Islandia, Lituania, Holanda, Noruega, Polonia, España y Portugal.
El caso es que el sector nunca dejó de considerar un toque de atención el texto del Consejo Internacional para la Exploración de los Mares y de hecho se tomó como base cuando el Gobierno socialista luso revisó a la baja las capturas realizadas a partir de 2018.
El anterior secretario de Estado de Pesca, José Apolinário , hablaba claramente de «un excesivo alarmismo» por parte de Europa, al tiempo que garantizaba que Portugal iba a continuar con «una política moderada» en este ámbito, «sin dejar de tener en cuenta en ningún momento los criterios internacionales de ese organismo».
Uno de los expertos que desarrollan su labor en el seno institución especializada de la UE es el portugués Rui Catarino y un portavoz de su equipo aseguró a este periódico que, en realidad, el Consejo Internacional no hace más que seguir las directrices que ya aparecían en el Plan a Largo Plazo para la Sardina Ibérica, rubricado en 2016 y que hacía hincapié en las «medidas preventivas» al objeto de mantener la población de sardinas en unos «niveles aceptables» .
Explica también que el organismo decidió con posterioridad «endurecer su postura», en vista de que resultaba aconsejable una posición más rotunda porque «el 'stock' actual está muy por debajo del límite de la biomasa».
La presión de Bruselas llevó a los diferentes 'lobbys' a mostrar sus cartas, aunque los pescadores no estaban dispuestos a quedarse atrás, conscientes de que está en juego parte de su sustento.
En todo este pulso fue decisivo el papel del director general de Asuntos Marítimos y Pesca de la Comisión Europea, el portugués Joao Aguiar Machado, que hoy ya no desempeña esa función y que moduló la perspectiva de que el número de capturas tendría como consecuencia directa el grado de la biomasa del año siguiente.
La decisión de Portugal se produce en vísperas de las populares Fiestas de San Antonio, que regresarán a Lisboa durante el mes de junio tras dos años de parón debido a la pandemia del coronavirus y constituyen el punto más alto de consumo de sardinas en todo Portugal.
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