Una oportunidad de redención para la banca

El Gobierno carga sobre las entidades la responsabilidad del crédito de supervivencia para autónomos y pymes, al tiempo que se están aprobando ya operaciones de refinanciación

Varias personas haciendo cola ante una sucursal bancaria en Alcalá de Henares (Madrid) DE SAN BERNARDO

Daniel Caballero

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La banca no atraviesa su mejor momento. Logró levantar el vuelo tras la crisis pero con el paso del tiempo su reputación hacia los ciudadanos ha ido quedando cada vez más dañada. Primero fue el rescate financiero (con Bankia a la cabeza), luego el problema de productos comercializados y luego judicializados como las preferentes y, finalmente, el drama del Covid-19 . El sector sufre sobremanera en Bolsa en estos tiempos de pandemia y la crisis ha obligado a las entidades financieras -en mayor o menor medida- a provisionar millones de euros, a costa del beneficio. Sin embargo, de esta emergencia sanitaria surge para la banca una oportunidad; una suerte de redención de errores pasados. Y la manera de hacerlo es jugando el papel esencial en la economía que los agentes económicos y el Gobierno le otorgan de cara a sostener el país y articular la recuperación. Sin olvidar, también, las múltiples donaciones y actuaciones solidarias que ha llegado a cabo el sector.

El Ejecutivo puso en marcha hace semanas una línea de avales de 100.000 millones de euros para el tejido productivo , aunque iban a ser liberados por tramos. Hasta la fecha solo han dejado salir 40.000 millones a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO). Y, en este sentido, La Moncloa carga sobre los bancos la responsabilidad de hacer que el dinero se mueva porque lo que otorga el Estado es un aval de entre el 60% y el 80%. Durante semanas las oficinas han estado trabajando a destajo para agilizar la concesión de crédito a pymes, autónomos, etc. para evitar su quiebra pero el proceso lleva unos trámites. Pedro Sánchez pedía al sector mayor implicación, más trabajo, para que el dinero llegue a las empresas; y desde la banca se defienden. La voz que más se ha alzado ha sido la de Jaime Guardiola, consejero delegado de Banco Sabadell: «La banca necesita un poco de reconocimiento y menos tortazos». Además, entidades como Banco Santander y Bankia ya han anunciado públicamente que han cubierto ya el cupo de demanda de crédito avalado por el ICO que les correspondía por cuota. La pelota está en manos del Gobierno, a la espera de que libere el tercer tramo de avales y poder continuar concediendo préstamos. Cada uno, su papel.

Medición de riesgos

«La banca tiene que hacer su trabajo: discriminar de forma eficiente a quién da crédito y a quién no. Ver quién tiene garantías suficientes. Debe ser el transmisor de las políticas del BCE dando liquidez. El primer interesado en discriminar sobre a quién da crédito es ella. Su función es de correa de transmisión», dice Antoni Garrido, Catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona e investigador del Instituto de Economía de Barcelona (IEB). En otras palabras, que si hubiera un puente entre la ciudadanía y la recuperación, ese puente serían las entidades financieras.

Santiago Carbó, director de Estudios Financieros de Funcas, coincide en que el rol del sector será esencial en estos tiempos. Y que nada tiene que ver con la situación de la anterior crisis: «En la anterior crisis los bancos fueron sujetos principalmente pasivos (parte del problema). Hoy tienen que ser parte de la solución activa, en tres frentes. Financiar la actividad solvente que se ve interrumpida con el Covid-19, colaborar con el Gobierno en programas de financiación con garantía pública y coadyuvar a la recuperación cuando se entre en esa fase. Que la banca pueda servir de “puente” para muchos hogares, autónomos y empresas es esencial (no sólo con financiación, también con moratorias de pago de deudas) y, además, evitará que caigan más empresas y se agrave cualquier repunte de la morosidad a medio plazo». Pese a todo, estas palabras no significa que tenga que haber barra libre de dinero para el tejido productivo. Todo -dicen las fuentes consultadas- ha de estar mesurado, medido, para evitar que reciba dinero quien no puede devolverlo. Joaquín Maudos, director adjunto del Ivie y catedrático de Economía de la Universidad de Valencia, refleja esta postura: «La banca tiene la función de financiar empresas viables, pero no de rescatar empresas inviables porque en ese caso sería la banca la que acabaría siendo inviable en perjuicio de toda la economía». Los rescates, de llegar, son función del Estado, no del sector financiero. De hecho, este experto apunta a que no tiene que interpretarse como una mala señal que no se terminen concediendo los 100.000 millones anunciados; eso significaría prudencia en los bancos.

Asimismo, la futura morosidad, de momento, no parece un problema. Actualmente se sitúa en el entorno del 4%, mientras que en lo peor de la crisis llego hasta más que triplicar esa cifra. Hay margen, dicen los expertos, pero siempre habrá que estar vigilantes. El Banco de España, en este sentido, es el «guardián» de que la mesura termine por imponerse y no ascienda el dato de manera peligrosa.

La reputación, en juego

Mario Weitz, profesor de ESIC Business & Marketing School y consultor del Banco Mundial, reconoce que a la banca, a nivel económico, le irá mal como a toda la economía. El sector no es ajeno a la coyuntura, y este experto apunta a que su reputación está llamada a mejorar en esta crisis por no ser parte del problema. Y más allá de créditos avalados, las entidades están adelantando el cobro de pensiones, facilitando moratorias de créditos vivos, adelantando prestaciones por desempleo... y refinanciando préstamos que a futuro, de continuar la crisis, sí podrían ser problemáticos , según ha confirmado ABC. «La prioridad de los bancos en este momento es aminorar el impacto de la crisis sanitaria sobre las familias y empresas, y preparar así el camino de la recuperación económica una vez se supere el estado de alarma», indican fuentes de la Asociación Española de Banca (AEB). Y esta misma patronal añade que el gremio está preparado para tomar las riendas, al tiempo que reconoce que la evolución de la morosidad irá en función de devenir de la economía en su conjunto.

«La reputación de la banca ha salido mal parada como consecuencia de la anterior crisis y de otros temas que han provocado una gran litigiosidad como la comercialización poco transparente de algunos productos, las clausulas suelo, etc. En esta crisis hay una oportunidad para que la banca mejore su imagen . Pero no va a ser nada fácil porque la experiencia histórica demuestra que, en general, la reputación empeora en las crisis. Por eso es muy importante que la banca sea muy escrupulosa en su comportamiento en estos meses, porque desgraciadamente por culpa de malas prácticas de muy pocos casos (incluso marginales en número), la repercusión sobre la imagen agregada del sector es muy grande», explica Maudos. En juego está la confianza futura de los ciudadanos; y el sector está decidido a jugar el papel de motor que le corresponde.

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