CON PERMISO

Nadia Calviño, enviada especial en comisión de servicios desde Bruselas

El exministro Pedro Solbes con su exdiscípula, Nadia Calviño, nueva ministra de Economía con Pedro Sánchez EFE
María Jesús Pérez

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Pasar por una cartera ministerial de un Gobierno español , sea de la facción que sea, no cabe duda de que es una magnífica carta de presentación para menesteres futuros. No en vano, tradicionalmente, en España, el Ministerio de Agricultura se ha considerado como un trampolín de políticos hacia Europa. Y viceversa. Con viajes de ida y vuelta. Al menos, con mayor asiduidad, dentro de las filas de uno de los dos grandes partidos políticos del país, en el Partido Popular . Haciendo un ejercicio de memoria, por ejemplo, ocurrió –en el seno de dicho partido– tanto con Loyola de Palacio como con Miguel Arias Cañete .

La primera, fue ministra de lo «agro» en 1996, con José María Aznar , hasta 1999, cuando abandonó el cargo para ser cabeza de cartel de los populares a las elecciones al Parlamento Europeo (PE). Tras su victoria, fue designada jefa de la delegación española del PP en el PE, hasta que fue nombrada vicepresidenta de la Comisión Europea responsable de las relaciones con el PE y comisaria de Transportes y Energía, hasta 2004. Tras abandonar el cargo en la Comisión Europea, ocupó la presidencia del Consejo de Política Exterior del PP, además de ser miembro del grupo de alto nivel de la Unión Europea y presidenta del think tank del PP Europeo. ¡Ahí es nada! Además sus expectativas de futuro eran enormes –de hecho llegó a «sonar» como sucesora de José María Aznar al frente del PP– pero tristemente vio frustrada su carrera y su vida por una grave enfermedad y falleció en 2006.

Mientras, Arias Cañete –actual comisario europeo de Acción por el Clima y Energía–, fue ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente del primer Ejecutivo de Mariano Rajoy , desde 2011 a 2014, año este último en el que fue seleccionado por el partido para encabezar la lista electoral al PE. Anteriormente ya había ocupado ese mismo cargo entre los años 2000 y 2004 con Aznar.

En las filas del PSOE, me viene al pelo destacar la trayectoria de Pedro Solbes que también ocupó la cartera de Agricultura. Eso sí, antes de ello fue uno de los miembros del grupo de trabajo para la negociación de adhesión de España a la Comunidad Europea y a finales de 1985 fue nombrado secretario de Estado para las Relaciones con la CE. En 1991 fue nombrado ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación y entre 1993 y 1996 ocupó el puesto de ministro de Economía y Hacienda. Como tal fue Presidente del Consejo Ecofin durante la presidencia española de la UE en el segundo semestre de 1995.

Pero el carrerón de Solbes no se paraba ahí, ni mucho menos. En las elecciones generales de marzo de 1996 fue elegido diputado por Alicante y presidió la Comisión Mixta del Parlamento español sobre la UE. En septiembre de 1999 fue nombrado miembro de la Comisión Europea, y se le encomendó la cartera de Asuntos Económicos y Monetarios. Tras la llegada al poder de José Luis Rodríguez Zapatero (abril de 2004) , Solbes fue vicepresidente segundo y ministro de Economía y Hacienda. Fue confirmado al iniciarse la segunda legislatura, pero con la posterior remodelación del Gobierno el 7 de abril de 2009, fue relevado por Elena Salgado en ambos cargos. Desde entonces está en puestos de la empresa privada, como consejero y/o asesor (Endesa y Barclays). Ahora bien, me cuentan por ahí que el político socialista se cuidó muy mucho de dejar bien amarrados –tras ser llamado por Zapatero para formar Gobierno– sus derechos de pensión como comisario europeo, gestionándolo directamente con el jefe, entonces el italiano Romano Prodi , creando algo así como «jurisprudencia» para los venideros.

Podríamos deducir pues que Solbes abrió la espita del lanzamiento de nuestros políticos hacia Europa desde la cartera con más peso fuera de nuestras fronteras –con permiso de Exteriores claro–, Economía, y si no que se lo digan al exministro Luis de Guindos –«por los pelos» hoy subgobernador del Banco Central Europeo . No en vano, curiosamente, la flamante ministra del ramo en cuestión del nuevo Ejecutivo de Pedro Sánchez, Nadia Calviño , trabajó a las órdenes de Solbes en 2004, desde donde puso rumbo a Bruselas en 2006. Casi doce años después regresa al mismo lugar del que salió pero esta vez para dirigirlo, tras una trayectoria profesional impecable y brillante –todo el mundo lo pregona– en el Ejecutivo comunitario donde ha despuntado en todos y cada uno de los cargos que ha ocupado.

Calviño tiene un currículum más que envidiable, por méritos propios, dicen. Ha sido directora general adjunta de Competencia, una de las carteras de mayor peso en Bruselas. De ahí dio el salto a la Dirección General de Mercado Interior donde ayudó a diseñar las reformas financieras y bancarias bajo la batuta del entonces comisario y ahora negociador de la UE para el brexit, Michel Barnier. Los últimos cuatro años los ha dedicado a preparar y negociar los presupuestos europeos como directora general del equipo que lidera el comisario Günther Oettinger.

Hoy, la llamada del deber –no se puede decir «no» a un presidente de Gobierno, ya saben– la sitúa como la voz del conocimiento de los ritmos y tiempos de Bruselas, así como de las normas comunitarias, una clara ventaja para el Ejecutivo Sánchez. Ahora bien, en un año podría hacer el viaje de retorno. Acaba la legislatura europea y los Gobiernos de cada país miembro deberán nombrar a sus comisarios. Si para entonces siguen los socialistas en el poder, Calviño tendrá todas las papeletas para ser comisaria europea. De momento, hoy es la enviada especial en comisión de servicios desde Bruselas pero para España..

Mientras tanto, tendrá que lidiar otro reto. Una vez elegido en los últimos días del Gobierno de Rajoy a Pablo Hernández de Cos como gobernador del Banco de España , un técnico de la casa sin vínculos políticos, es muy probable que a la nueva ministra le toque impulsar la renovación del «número dos» del organismo supervisor. David Vegara –de su cuerda, y de la de Solbes– tiene más opciones que nunca.

Nadia Calviño, enviada especial en comisión de servicios desde Bruselas

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