Muere Robert Mundell, conocido como «el padre del euro»
El economista canadiense formuló las bases teóricas del euro, la moneda que llevamos hoy los europeos en el bolsillo y que nos ha permitido sostener nuestras economías durante las últimas crisis económicas
Robert Mundell era canadiense, aunque la mayor parte de su carrera, como uno de los economistas más importantes de las últimas décadas, se desarrolló en Estados Unidos. Su lugar favorito del mundo, sin embargo, fue siempre Italia. Allí había adquirido en 1969 una fortaleza medieval, cerca de Siena, en la que dedicaba un gran salón a la celebración de conferencias sobre economía mientras ocupaba solo una pequeña parte del edificio como residencia familiar. Desde allí formuló las bases teóricas del euro, la moneda que llevamos hoy los europeos en el bolsillo y que nos ha permitido sostener nuestras economías a lo largo de las últimas crisis . Y es allí donde ha fallecido, a los 88 años de edad, todavía escribiendo sobre los efectos económicos de la pandemia y las posibilidades de sostén desde la política monetaria. Aunque la revista 'Forbes' apodaba a Mundell el «Zeus de las ciencias económicas», en Europa siempre será conocido como «el padre del euro».
Mundell avanzó en el campo monetario con un importante trabajo teórico en sus años más jóvenes y posteriormente se dedicó a difundir sus enseñanzas a través de conferencias globales con las que influyó indiscutiblemente en la política europea y estadounidense. Todo libro de texto sobre comercio exterior contiene al menos sus dos teorías más importantes, por las que recibió el premio Nobel de Economía en 1999. Ambos trabajos se basan en un hallazgo fundamental de Mundell, que su alumno Rüdiger Dornbusch describe como la «tiranía de la movilidad del capital» y que podría resumirse para profanos en el principio de que el análisis de la política económica nacional no es suficiente en un mundo con fronteras abiertas porque sus efectos internacionales deben ser tenidos en cuenta. En un artículo muy influyente, publicado en 1961, Mundell abordó la teoría de las áreas monetarias óptimas , que desde entonces se ha ampliado varias veces. Enfatizó en un alto grado de movilidad de la mano de obra y del capital como un requisito previo para el éxito de las uniones monetarias. Aunque la zona euro no se corresponde exactamente con su modelo teórico, lo reconoció como hijo de sus estudios y abogó por un vínculo estrecho entre el euro, el dólar y el yuan, que vio como un paso en el camino hacia una moneda mundial.
Muy reconocido en EE.UU., su veredicto de aprobación fue fundamental a la hora de que Washington viese con buenos ojos la creación del euro. El hecho de que un economista conservador como Mundell, elaborase junto con su amigo Arthur Laffer un dictamen positivo, facilitó el camino a la moneda común europea. Mundell era un partidario acérrimo de la tesis de que, en una unión monetaria en funcionamiento, cada Estado debe mantener en orden su política económica y financiera. Por esta razón, rechazó firmemente la responsabilidad europea conjunta de la política financiera en la zona euro. El euro de Mundell era un euro sin eurobonos y sin presupuesto europeo, pero con disciplina nacional en política financiera y social. Por otro lado, el apoyo de Mundell al euro estaba basado en las experiencias aleccionadoras con las grandes fluctuaciones de tipos en el sistema de tipos de cambio flexibles después de 1973 . En su opinión, las grandes áreas monetarias facilitan las operaciones financieras, permiten a los mercados crecer juntos y optimizan la inversión y el ahorro.
Mundell también causó sensación en 1963 con un artículo fundamental en el que abordó los efectos de la política monetaria y financiera nacional bajo el supuesto de la libre circulación de capitales. Demostró que los resultados dependen mucho de si la moneda de un país se encuentra en un sistema de tipos de cambio flexibles o fijos . Debido a estos trabajos y a su experiencia, el canadiense venía siendo solicitado durante décadas como asesor de numerosos gobiernos, bancos centrales nacionales y organizaciones internacionales como las Naciones Unidas y el Fondo Monetario Internacional. Su diagnóstico fue, a pesar de las dificultades en el camino, que «el euro ha sido un gran éxito monetario y económico» y dedicó sus últimos años a evaluar y tratar de predecir las «desastrosas» consecuencias de la posible salida del euro de alguno de sus países miembros.
El holandés Wim Duisemberg, presidente del Banco Central Europeo en 2001, fecha del lanzamiento de la moneda única, reconoció en su discurso de inauguración, tras sacar de un cajero automático los primeros euros en circulación de la historia, a las personalidades clave en la gestación y nacimiento de nuestra moneda europea. Duisemberg se refirió, entre los padres reconocidos del euro, a figuras como Robert Schuman (francés autor del plan de unificación de la industria europea del carbón y el acero), los expresidente franceses Valery Giscard d’Estaing y François Mitterrand, así como los ex cancilleres alemanes Helmut Schmidt y Helmut Kohl. Otorgó créditos a Sir Winston Churchill y hasta a Víctor Hugo, el novelista francés que profetizó en el siglo XIX los Estados Unidos de Europa. Pero su máximo reconocimiento teórico fue para Mundell, por su contribución al euro con su teoría de las convergencias monetarias que hizo posible técnicamente el euro.
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