El euro digital, un cambio potencialmente revolucionario

«En el horizonte, empieza a atisbarse el dinero digital de los bancos centrales que, a largo plazo, podría acabar cambiando radicalmente el negocio de los bancos»

Carmelo Tajadura

La fuerte recuperación reciente del bitcoin ha puesto en candelero una vez más el tema de las divisas digitales. Pero, al referirnos a ellas, estamos hablando de varias cosas distintas. Al menos tres. En primer lugar, algunas como el bitcoin , son independientes de toda autoridad monetaria, pero más que dinero son activos financieros y no pueden conceptuarse como medios de pago, porque tienen una volatilidad brutal. En segundo lugar, hay también otras criptomonedas que minimizan esa volatilidad al estar ligadas a determinados activos . Y, entre ellas, están las respaldadas por corporaciones, como el proyecto de Facebook (Libra, luego llamado Diem) para mejorar los pagos transfronterizos minoristas. Precisamente, esto fue un aldabonazo para los bancos centrales, que temieron que adquiriera importancia y les supusiera una competencia significativa. Con lo que llegamos a la tercera categoría, porque todo ello ha acelerado los proyectos de dinero digital de un banco central, CBDC (por sus siglas en inglés, central bank digital currency).

Así, tanto el BCE como el BIS, han elaborado en los últimos meses sendos informes que proporcionan indicaciones sobre hacia dónde se encaminan las CBDC. Serán monedas digitales emitidas de forma centralizada y contarán con respaldo oficial de los bancos centrales de cada divisa . Es decir, igual que los euros actuales. El BCE, de momento, está en una fase preliminar en la que solo lo está estudiando y no será hasta mediados de año cuando decidirá sobre su puesta en marcha. Será un nuevo medio de pago, con seguridad plena (la que no tiene el actual dinero bancario en forma de depósitos porque, a diferencia de un banco central, los bancos pueden quebrar) y con las ventajas de una divisa con la que pueda operarse en la red. Teóricamente no parece existir ningún condicionante técnico para que los particulares y empresas puedan tener CBDC. Dinero seguro y fácil de operar al alcance de todos . Y que, además, facilitará la implementación de la política monetaria y su transmisión inmediata, al existir cuentas directas de los agentes económicos en el propio BCE.

Hay quien pone el foco sobre los problemas de privacidad que pueden originarse o sobre una supuesta conspiración para eliminar el efectivo y controlar a la población. Pero lo que a mí me parece relevante es el cambio para el sistema bancario .

Porque todo esto constituiría una sacudida sobre lo que es el sistema financiero actual. Si no hubiera limitaciones, ¿quién iba a querer exponerse a mantener dinero en los bancos privados asumiendo un riesgo innecesario? Llegaría a haber CBDC de manera bastante masiva. Aparte de que en momentos de tensión es seguro que, quienes no lo tuvieran ya, provocarían fugas súbitas de depósitos hacia el BCE, desequilibrando a las entidades. Así, un sector bancario con los depósitos a la vista en entredicho sería diferente : la creación de dinero por los bancos se vería dificultada o impedida y, por supuesto, estas entidades tendrían que buscar la parte del león de su financiación en los mercados monetarios y de capitales, como cualquier otro intermediario financiero. Además, a diferencia de lo que ocurre ahora, al existir una alternativa de dinero seguro, los bancos ya no necesitarían ninguna regulación especial . Bastaría con la común a cualquier otra empresa financiera dedicada a negocios como el crédito, la operatoria en mercados, la gestión de patrimonios, etc... Ni tendría por qué existir el fondo de garantía de depósitos. En fin, al menos los bancos dejarían de quejarse de asfixiante regulación…

Es un cambio tan grande que no parece posible, al menos en el corto plazo. Y, sin duda, exigirá cautela en su aplicación . Así, para que la disrupción no sea demasiado súbita quizás al principio sólo se puedan mantener importes relativamente limitados de CBDC (para uso cotidiano, no como inversión o reserva). Incluso ello podría ser más gravoso que mantener depósitos en los bancos (en una coyuntura como la actual, quizás aplicando tipos negativos). Aparte de, por supuesto, medidas para evitar la irrupción de dinero negro.

Según Lagarde habrá euro digital antes de cinco años. Pero yo creo que quizás ocurra incluso antes de lo que pensamos. Aunque, eso sí, siempre empezará con limitaciones. Hay otros bancos centrales más adelantados, como el chino , que piensa hacer ya en 2021 las pruebas de lanzamiento del yuan digital, y que esté operativo en 2022.

Así que los bancos no sólo tienen problemas ahora con la incesante regulación, la exigencia desmesurada de capital, los tipos de interés absurdamente negativos, la falta de rentabilidad, la necesidad de invertir en tecnología, la competencia de las fintech y las bigtech, la morosidad que viene por la crisis del Covid… Sino que, además, en el horizonte, empieza a atisbarse el dinero digital de los bancos centrales que, a largo plazo, podría acabar cambiando radicalmente su negocio. Desafíos de gestión permanentes.

Carmelo Tajadura es economista

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