El ladrillo se erige en líder indiscutible de la inversión extranjera en el último lustro

Al calor de los activos baratos, la actividad ha acaparado 29.000 millones desde 2014, el 20% del total

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Roberto Pérez

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Con mucha diferencia, el sector inmobiliario es el destino preferido por los extranjeros que deciden invertir en nuestro país. En el último quinquenio, 2014-2018, el negocio del ladrillo ha concentrado el 20% de toda la inversión extranjera que ha llegado a España . En cifra absoluta, 29.111 millones de euros. Y en el primer semestre de 2019 ha sumado otros 1.086,4 millones.

De 2014 a 2018, ninguna otra actividad le ha hecho sombra en el ránking de inversiones extranjeras. La segunda que más dinero ha recibido ha sido la relativa al almacenamiento y actividades anexas al transporte –el mundo de la logística–, que ha concentrado un 11,3% de todo el dinero foráneo que ha aterrizado en nuestro país. Y el tercer negocio preferido por la inversión extranjera, con un 10,2%, ha sido el del suministro de electricidad y gas .

Que el ladrillo se convierta en lo más atractivo de un país para los inversores foráneos, ¿es buen síntoma? El economista y profesor del IESE José Ramón Pin considera que, ante todo, es una situación lógica ante el contexto en el que se ha estado moviendo la economía española. «Con la crisis, en particular la inmobiliaria, se produjo una gran bajada de precios, al punto que incluso hubo inmuebles que llegaron a valer menos de lo reflejado en su ficha catastral.Y, en esas circunstancias, es evidente que el sector inmobiliario español ofrecía una importante oportunidad de negocio en el sector inmobiliario».

Eso explica que se disparara el interés de los inversores extranjeros por el ladrillo español, porque «lo que se busca es invertir en aquello que ofrece posibilidades de crecimiento de la plusvalía». Pero Pin añade otro factor más: «España también es un país muy atractivo para la inversión inmobiliaria por las condiciones de vida que ofrece: calidad de vida, seguridad, sol, acervo cultural...».

De 2011 a 2015, el negocio del ladrillo tuvo cada vez más peso en la inversión extranjera que recaló en nuestro país. Desde 2015, la cifra se ha moderado. Aquel año, los extranjeros invirtieron un total de 8.659,4 millones de euros en construir, comprar y hacer negocio con inmuebles en nuestro país. Concentró el 34,9% de la inversión foránea que llegó a España en 2015. A partir de entonces, la cifra ha ido progresivamente a menos. Aún así, el ladrillo sigue ocupando los primeros puestos en el ránking de la inversión extranjera en España .

Durante el primer semestre de este 2019, ha sido el tercer mayor destino del dinero foráneo que ha aterrizado en nuestro país. En 2018, fue el segundo, tras acaparar el 14,8% de todo el capital extranjero que se colocó en España.

Está perdiendo fuelle

¿A qué se debe este progresivo retroceso? En gran parte –explica Pin– a la lógica del mercado: los precios de los inmuebles se han recuperado, han crecido significativamente desde que tocaron fondo con la crisis, y eso hace que las expectativas de rentabilidad que ofrecen ahora son menores de las que mostraban años atrás.

Pero, además de los precios, otro factor es el de la inestabilidad política y las incertidumbres económicas, apunta Rafael Pampillón , catedrático de Economía de la Universidad CEU San Pablo y profesor del IE Business School. Las incertidumbres políticas –déficit de gobernabilidad e independentismo catalán– «acaban pasando factura e influyen en la adquisición de inmuebles por parte de los inversores extranjeros: la gente no se va a vivir a un lugar cuya economía no saben cómo va a evolucionar, y tampoco lo van a hacer los fondos de inversión inmobilaria».

Pese a todo, está claro que, desde hace años, el negocio del ladrillo es un destino preferente de la inversión extranjera que llega a España. Y cuando ha empezado a perder atractivo, el cómputo global de esa inversión exterior se ha empezado a resentir, porque no hay otros sectores o ramas de actividad que hayan tomado el relevo o sean una alternativa clara para ese segmento de inversión foránea.

En el periodo 2014-2018, el 20% de inversión extranjera que concentró el negocio del ladrillo contrasta con el 2,8% que recaló en la industria de la alimentación –4.056 millones en cifra absoluta– o el escuálido 0,8% que llegó a la industria automovilística –1.216,5 millones de euros–, pese a ser un auténtico puntal del sector secundario nacional.

Eso sí, esta pequeña cifra hay que relativizarla, a juicio del economista José Ramón Pin: «Igual que es lógico que las actividades relacionadas con la logística tengan un elevado peso en la inversión extranjera que llega a España, por la posición geográfica estratégica de nuestro país, también es lógico el escaso porcentaje que va a parar a la industria automovilística, porque está muy consolidada y está en un momento en el que necesita menos inversión y más imaginación para sacar mayor rendimiento a las estructuras productivas de las que dispone».

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