La inversión extranjera bate récords en Portugal con 2.700 millones de euros
El vecino ibérico toma la delantera en sectores tan estratégicos como el de las nuevas tecnologías
La inversión extranjera en Portugal ha batido su récord en el pasado 2021, con una cantidad que duplica a la más elevada que se había registrado hasta ahora: 2.700 millones de euros . Un nivel que solo puede calificarse como espectacular para un país con su dimensión y que debe su impulso final a las ventajas fiscales aprobadas a finales de diciembre por el Gobierno socialista de Lisboa, precisamente para acelerar la captación de fondos e iniciativas.
Cuando faltaban menos de 15 días para finalizar el año, eran 1.700 los millones recibidos y… en tan breve plazo de tiempo se aseguraron casi 1.000 millones más , tal vez porque el Ejecutivo sabía que el 30 de enero aguardaban las elecciones legislativas anticipadas.
Y no puede olvidarse que esos 2.700 millones de inyección extranjera en sentido global incluyen los 657 que ha anunciado uno de los buques insignia españoles, Repsol , para la ampliación del puerto de Sines, el más importante de Portugal ya que mueve el 49% del tráfico marítimo.
Una obra ambiciosa, tal cual refrendó el presidente de la emblemática compañía, Antonio Brufau , acompañado por el consejero delegado de la misma, Josu Jon Imaz . Por parte lusa, estamparon su rúbrica el primer ministro, Antonio Costa, y el ministro de Estado, Economía y Transición Digital, Pedro Siza Vieira.
En vista de los grandes parámetros de esta estrategia expansiva, que se plasmará a 88 kilómetros de Lisboa , el gabinete portugués no dudó en calificar el proyecto «de potencial interés nacional», en vista de que se considera que contribuye a una aportación significativa a la economía portuguesa. Una etiqueta que no tiene únicamente carácter formal, sino que lleva aparejad a la concesión de incentivos fiscales que totalizan 63 millones de euros.
Brufau dejó constancia al otro lado de la frontera de que «la industria y la tecnología son dos palancas esenciales para la competitividad y la economía de un país» . El presidente de la potente firma española declaró también: «La iniciativa privada y las políticas públicas deben combinarse de la mejor forma posible para afrontar una transición energética exitosa, que permita generar actividad económica y, al mismo tiempo, reducir las emisiones».
Las relaciones bilaterales no cesan de incrementarse, y hasta llega al mundo del fútbol la buena sintonía entre ambos países: l a candidatura conjunta para organizar el Mundial de 2030 gana peso y se beneficia de las pujantes infraestructuras que funcionan a los dos lados de los 1.214 kilómetros de frontera común.
Muy distinta, pero tan importante en términos económicos, es la colaboración establecida entre la Interprofesional del Vino de España (OIVE) y la del vecino lusitano (ViniPortugal) , con la idea de invertir dos millones de euros de cara a la promoción internacional de productos agroalimentarios. Según certifica el Instituto de Comercio Exterior, «las principales partidas de la exportación española a Portugal son la energía eléctrica, los accesorios de vehículos, los aceites de petróleo y el aceite de oliva». Por tanto, las inversiones están ahí. Además, no puede negarse que Portugal ha tomado la delantera a España en cuanto a las nuevas tecnologías, es decir, en el empleo del futuro (próximo).
Lisboa, meca tecnológica
De hecho, el vecino ibérico se está convirtiendo en la meca del sur de Europa en cuanto al empleo tecnológico, una tendencia impulsada por los grandes atractivos fiscales aplicados a las 'start-ups'.
Los gigantes de Silicon Valley, hasta ahora seducidos por las facilidades que solía otorgar Dublín, giran la vista a Lisboa cada vez más, alrededor de la influyente Web Summit (WS) , la cumbre mundial en este sector, que se celebra cada mes de noviembre a orillas del Océano Atlántico.
La punta de vanguardia corresponde a la multinacional Google, que ya anunció la apertura de un centro operativo que ofrecerá 1.300 puestos de trabajo de manera directa y activará otras oportunidades indirectas. Un simple recorrido por la capital portuguesa retrata el impacto de la WS en el Village Underground o en el Hub Creativo do Beato , ejemplo de cómo el distrito de Marvila está dejando de ser un lugar depauperado para reciclar sus abandonados almacenes industriales en una suerte de paraíso de las empresas del siglo XXI. Y lo mismo sucede en el área de Santos, próxima al renovado Cais do Sodré .
Estos nuevos negocios se libran en Portugal de las exigencias impuestas por los gobiernos autonómicos en España, sencillamente porque ese paisaje no existe al otro lado de la frontera. Solo hay dos regiones con ese estatus, Madeira y Azores, más por la cuestión insular que por otras circunstancias.
No puede hablarse de una guerra directa entre España y Portugal para atraer el empleo tecnológico, pero sí está claro que el carácter emprendedor distingue al gabinete de Costa mientras brilla por su ausencia en Madrid. Hasta el punto de que ha entrado en vigor un plan denominado Tech Visa para «facilitar la entrada de trabajadores cualificados que quieran trabajar en las áreas digital y tecnológica». Se trata de un visado especial de residencia para ciudadanos de otras nacionalidades que decidan instalarse en tierras lusitanas.
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