La industria española aún tiene 600.000 empleos menos que en 2007

La terciarización de la economía española diluye el peso del sector fabril y lo aleja de la media europea

ABC
Susana Alcelay

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El declive de la industria se agudiza en España y con ello se apaga uno de los motores del crecimiento. Cada vez es menor su peso en la economía y no logra recuperar todo el empleo perdido en la crisis en un momento en el que España está creciendo por encima del 2% y la ocupación sube al 3%. La terciarización de la economía está diluyendo el peso de un sector clave en cualquier país y lo aleja de la media europea.

En los países avanzados la industria es la que genera la competitividad de la economía a largo plazo. Por el efecto arrastre que provoca sobre el resto de sectores, por su capacidad de innovar, porque es protagonista del proceso de internacionalización y también por el empleo que genera, que es estable, de calidad, especializado y más productivo y con mejores sueldos. Pero ni la industria, ni los puestos de trabajo que genera pasan sus mejores tiempos en España.

El pasado año el sector creció apenas un 1,1%, lo que supone 3,3 puntos menos que un año antes. Fue el menor avance en cinco años. Una evolución que contrasta con la registrada por la economía española en su conjunto, en recuperación desde hace también cinco años. La industria agudiza su crisis sin que los políticos se involucren en políticas de Estado.

Todos los gobiernos se han pronunciado por un cambio de modelo productivo en España más volcado en la industria y menos al sector servicios, aunque los planes no han llegado nunca a materializarse pese a la insistencia del sector empresarial. El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi aseguraba en una reciente entrevista con ABC que la industria requiere una apuesta decidida por la innovación y la I+D. Aseguraba que es un sector económico que genera puestos de trabajo de mayor calidad y recordaba que cuando su peso llega a suponer el 25% en el PIB, como sucede en el País Vasco, La Rioja y Burgos, el paro no llega al 10%. La patronal ha pedido a los partidos un gran pacto de Estado por la industria.

Los datos de la Encuesta de Población Activa reflejan que desde que comenzó la crisis el sector ha perdido 596.711 puestos de trabajo , un dato que demuestra la situación crítica por la que atraviesa. A finales de 2007 poco antes de la Gran Recesión, daba empleo a 3.034.800 trabajadores. Once años después da trabajo a 2.438.100 personas.

El sector apenas comenzaba a recuperarse muy lentamente de la crisis, arrastrado por el fuerte crecimiento de la economía, cuando en 2018 volvió a sufrir un nuevo batacazo. Fue el único con pérdida de efectivos el pasado ejercicio , según la radiografía que proporciona la EPA. Frente a los más de 428.100 ocupados que ganaron los servicios, los 136.000 de la construcción y los 4.900 de la agricultura, la industria perdió algo más de 3.000, según la estadística del INE. Ese año las fábricas restaron mano de obra por primera vez desde 2012.

El sector está perdiendo fuerza en el mercado laboral. En menos de dos décadas, ha retrocedido más de seis puntos de representación en el conjunto de los ocupados. En concreto, su peso en el empleo se ha reducido en una tercera parte. Si a principios del año 2000, empleaba a un 18,4% de los trabajadores, a cierre del año pasado el porcentaje se situó en el 12,1%, según datos de Eurostat.

Dentro del ranking de la UE, España registra el undécimo peor registro . Además, está 3,2 puntos por debajo de la actual media comunitaria (15,3%) y muy lejos de los países del Este, que son los que lideran la clasificación. Por delante de nuestro país también se sitúan Alemania (18,6%), Portugal (16,9%), Italia (16,8%) y Austria (15,9%). Todos ellos superan la media.

Lejos de la Eurozona

El declive del sector no es un fenómeno único en España, aunque en nuestro caso es más agudo. La industria del conjunto de la Eurozona y, en general, la de los principales países europeos ha seguido una evolución similar a España. Su peso en el Valor Añadido Bruto total (VAB) o lo que es lo mismo, la aportación del sector a la economía ha pasado de representar el 22,4% en el año 2000 al 20,1% el pasado ejercicio . Datos que, sin embargo, suponen casi tres puntos más que los porcentajes que registra España, lo que refleja claramente la distancia que nos separa de Europa y de países como Alemania y en menor medida de Italia y de Portugal.

Debilidad de Alemania

La locomotora europea logró mantener el peso de su industria en la economía en el periodo 2000-2018, aunque el menor peso de su potente sector automovilístico en el PIB ha provocado un fuerte revés en sus números. La producción industrial de Alemania registró el pasado mes de junio una caída del 5,2% , su mayor retroceso desde finales de 2009, datos que anticipan su inminente recesión.

Lo que ocurre es que la debilidad de Alemania, uno de los mayores exportadores del mundo, es también el telón de Aquiles de Europa. Y la prueba es que la zona euro apenas avanzó un 0,2% entre abril y junio, la mitad que en el trimestre precedente. Todo ello afecta también a la economía española, ya que el grueso de las exportaciones se destinan a Europa y, de hecho, Alemania es su segundo gran socio comercial, tras Francia, y el segundo mayor emisor de turistas, tras Reino Unido.

La escalada de aranceles por la guerra comercial ha provocado un perjuicio para las cadenas de montaje globales. Las empresas que exportan la mayor parte de su producción se han visto afectadas por el aumento de los impuestos aduaneros, lo que ha provocado importantes recortes. Países como España están muy centrados en el sector exterior, lo que provoca que la inseguridad y las dudas en el comercio mundial afecten directamente a la industria.

Pérdida de competitividad

El informe anual correspondiente a 2018 elaborado por el Ministerio de Industria refleja en sus páginas la evolución del sector y llega a reconocer que detrás de su declive está la pérdida de competitividad. Así, entre 2000 y 2009 los incrementos de la remuneración por asalariado en España fueron superiores a las alzas de la productividad: 4,4% de media anual frente al 2,7% , lo que dio lugar a un crecimiento anual medio de los costes laborales unitarios (CLU) del 1,6%.

La situación cambió a partir de 2010. Los costes de la industria española cayeron un 0,6% de media anual entre 2010 y 2018 frente a un aumento del 0,2% para los CLU de la industria en la Unión Europea.

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