Así es la guerra tecnológica total contra las falsificaciones

Grandes marcas de lujo y supermercados utilizan ya blockchain e internet de las cosas en su lucha contra las copias ilegales

Estos productos suponen un daño a empresas de la UE de 92.300 millones al año y causan la pérdida de 760.500 empleos

Daniel Caballero

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Piense en un pollo de corral. Sabor, color, olor... todo. Luego piense en uno criado en granja industrial. Las diferencias son evidentes: su gusto y el precio. Ahora piense en si la última vez que compró un pollo de corral lo era realmente. Quizás era falso. Dar gato por liebre, que se dice. Este es solo uno de los miles de casos de falsificaciones y piratería que nos «comemos» a diario. Alimentación, colonias, bolsos, camisetas, juguetes... incluso diamantes. La lista es kilométrica; ningún producto escapa del riesgo de fraude o de ser copiado. Ante esta situación, las empresas se han puesto manos a la obra para luchar contra las falsificaciones con la ayuda de las nuevas tecnologías. Blockchain, inteligencia artificial, big data, machine learning... todo está sobre la mesa y ya hay compañías que han implantado avances o que están realizando pruebas piloto.

EY es una de las consultoras que trabaja con ahínco en este asunto. En una empresa de retail de alimentación en Italia han introducido un caso de uso precisamente para el pollo de corral. En el empaquetado se añade un código QR (sistema BIDI) que el consumidor puede escanear para comprobar toda la historia del producto, desde dónde nació el animal hasta si ha sido criado en una granja ecológica. «Una vez existe el pollo se le genera una identidad con sus atributos que se registra en la red blockchain», dice Javier Vello, socio responsable de Retail & Consumer Products de EY. Desde ese instante se monitoriza toda la cadena por la que pasa el alimento; los distintos actores que intervienen suben información a la red, que es inmutable y no se puede falsear, tal como destaca Miguel Briales, del área de Consultoría de esta misma consultora.

Lo mismo ocurre con otra empresa de vinos también en Italia. Se registran datos en nodos en la «nube» desde que se cosecha la uva hasta que se embotella, cuando se le añade un código QR con el que el usuario final puede corroborar todo el origen y proceso de producción. La experiencia le dice a EY que el cliente en supermercado en realidad apenas chequea esa información, pero es un plus que redunda en la facturación. Por ejemplo, en el supuesto del pollo apenas 1.000 personas probaron esa experiencia pero sus ventas crecieron más de un 20%. «Lo que vendes es confianza, fiabilidad», comenta Vello.

Un problema en auge

¿Cómo se ha llegado al punto de hasta tener que proteger la comida? La profesionalización de los delincuentes y el auge de internet han provocado el «boom» de los engaños. «El problema de las falsificaciones va a más. Una empresa se ve en la tesitura de tener que desarrollar los productos, invertir en su lanzamiento... y cuando funciona ves que empiezan a copiarte y tienes que invertir también en perseguir estas actividades», asegura María González Gordon, socia responsable del Departamento de Propiedad Industrial, Intelectual y Negocio Digital de CMS Albiñana & Suárez de Lezo. Esta abogada señala que las compañías incluso contratan detectives privados para dar con los delincuentes porque, según repiten todas las fuentes consultadas por ABC, no son otra cosa que organizaciones criminales. Según cifras de la Unión Europea, en 2018 -último año con datos- se intervino en 69.354 casos en los que se incautaron 26,7 millones de artículos por valor de 738,1 millones de euros . Pero el daño va mucho más allá: la Oficina de Propiedad Intelectual comunitaria (Euipo) calcula un impacto anual en las ventas de las empresas de 92.300 millones, entre el daño directo e indirecto; otros 16.300 millones de impacto para los gobiernos continentales; y una destrucción de 760.579 empleos.

En el supuesto del pollo apenas 1.000 personas probaron esa experiencia pero sus ventas crecieron más de un 20%

En este sentido, la labor de la policía europea, Europol, resulta fundamental para coordinar esfuerzos entre Estados miembros. Esta institución provee de inteligencia a los países, recopila información de cada territorio, procesa los datos... China, tal como dice Sergio Tirro, responsable de la Intellectual Property Crime Coalition de Europol, se mantiene como primer exportador de este problema, aunque ahora hay nuevas tendencias: «Por la expansión del comercio, algunos países europeos importan productos de China y aquí les colocan las etiquetas». Por ejemplo, la camiseta del FC Barcelona va por un lado, el logo de Nike por otro y se une todo en territorio comunitario.

Cooperación en la UE

Ante esta lacra para las compañías, Europol también avanza con las nuevas tecnologías. «Tienen efecto para nosotros y para otros. Todos pueden ofertar cosas por internet pero la tecnología nos facilita la labor para investigar. Hay investigadores expertos que pueden rastrear la IP, los registros, monitorizar las webs...», comenta Tirro. Así, Europol confirma a ABC que utilizan «software muy sofisticado para la detección e investigación», preguntados por su capacidad para usar big data e inteligencia artificial.

El internet de las cosas es otro de los puntos en los que incidir en la pelea contra las copias ilegales. Amaia Jaureguizar, directora de ERP Consulting de KPMG en España, explica que se pueden utilizar sensores para saber con seguridad qué ocurre con un producto en la distribución para evitar que en el transporte den el «cambiazo». «Se instalan en la cabina del camión para comprobar si ha pasado algo que no debería, que alguien haya tocado el artículo. Utilizamos, por ejemplo, el incremento de los niveles de luz en un camión para detectar si ha sido abierto y en qué punto. Toda la información se va guardando en blockchain e, incluso, puedes ver la foto de cuando entra el producto en el vehículo y cuando sale», comenta.

«Ahora, con los métodos tradicionales como certificados de compra o números de serie grabados, los productos son fácilmente copiables. Los grandes grupos se han puesto serios», dice Marc Arraez, director de Capgemini Invent en España. Marcas como Louis Vuitton, Moncler, Christian Dior o Salvatore Ferragamo ya utilizan ciertas soluciones tecnológicas, aunque aún está todo en una fase prematura. Este experto focaliza la atención en la inteligencia artificial basada en «computer vision», consistente en educar a un algoritmo analítico para que sea capaz de identificar imágenes y saber si un producto es verdadero o no. «Es el reto de todas las plataformas de certificación», detalla.

Hay un espacio aún por cubrir: el de las plataformas de comercio electrónico. Los Amazon, Alibaba, Ebay... los marketplace a través de los cuales los delincuentes intentan colocar su mercancía

La detección automática por ordenador es uno de los grandes objetivos de las marcas. Ya hay empresas especializadas en estos servicios que siguen esa senda de luz. Es el caso de Red Points. Juan Galdeano, su CTO, destaca que utilizan cuatro tecnologías de imágenes. Reconocimiento de imagen, machine learning... entrenan modelos con características propias del prducto para poder identificar las falsificaciones. «Esto nos da una puntuación para cada imagen y un nivel de confianza para saber si es verdadero o no. «Impulsar el uso de la tecnología, aumentar la capacidad de procesamiento, es más barato que incorporar trabajadores», defiende. Mientras un humano sería capaz de analizar cientos de productos , la máquina puede escalar el análisis a decenas de miles.

Responsabilidades

Así las cosas, las compañías se mantienen alerta ante esta amenaza. Una herida en sus cuentas que desangra poco a poco a las empresas. Pero más allá de ellas y el trabajo policial, hay un espacio aún por cubrir: el de las plataformas de comercio electrónico. Los Amazon, Alibaba, Ebay... los marketplace a través de los cuales los delincuentes intentan colocar su mercancía. José Antonio Moreno, director general de Andema, reclama a la Comisión Europea mayor regulación de la responsabilidad de cada uno de los actores de la cadena, con la vista puesta en estos espacios. Es más, señala que las grandes marcas y las plataformas firmaron un memorando de entendimiento impulsado por las autoridades comunitarias para luchar contra las falsificaciones, pero que las primeras se levantaron de la mesa de negociación de medidas por falta de colaboración de los marketplaces.

ABC ha contactado con varias de las mayores plataformas a nivel mundial para conocer qué empeño están poniendo en este problema. Todos defienden su compromiso con las marcas y detallan su operativa en internet. Amazon cuenta con tres programas: Transparency, Project Zero y Brand Registry. El primero es un servicio de serialización de productos (un código para cada unidad de producto) que cuenta ya con más de 6.000 marcas inscritas; el segundo es un sistema para marcas que combina machine learning y tecnología propia de la plataforma para rastrear falsificaciones automáticamente en su web y eliminar los anuncios de venta; el tercero es un registro para tener más control de los productos de las marcas en la red. «Amazon prohíbe estrictamente la venta de productos falsificados e invertimos dinero y tiempo en asegurar que se cumpla con nuestra política. Solo en 2018, Amazon invirtió más de 400 millones de dólares para luchar contra actividades fraudulentas, incluyendo falsificaciones», señalan fuentes del gigante estadounidense.

Alibaba , por su parte, destaca sus cuatro principales prácticas contra las copias ilegales. Aviso y eliminación, monitoreo proactivo -la plataforma de motu proprio elimina el contenido fraudulento-, investigación offline -mediante equipos de investigación- y colaboración con los interesados. Así, la empresa china señala su compromiso con los derechos de propiedad intelectual; en 2019 presentó el IPR Protection Technology Brain, un conjunto de tecnologías como inteligencia artificial, computación en la nube y blockchain para potenciar la práctica de monitoreo proactivo de posibles actividades ilegales.

Ebay es el otro espacio puerta de entrada para estos productos falsificados. Sin entrar en detalle, la empresa ahonda en su compromiso: «En Ebay no toleramos las falsificaciones. Invertimos millones de dólares al año para combatir este problema global, presente tanto en el ámbito online como offline, con el objetivo de garantizar una experiencia de compra y venta segura para nuestros usuarios. Tenemos una larga tradición de colaboración con titulares de derechos, asociaciones sectoriales y autoridades en la lucha contra la falsificación de artículos».

Con el compromiso de las plataformas, la dedicación de las autoridades y la quinta marcha que han puesto las marcas, la guerra contra las copias se ha endurecido al calor de todas las tecnologías implantadas en el mercado . Aún es pronto para conocer si realmente será efectivo pero está claro que puede llegar a ser una solución. Especialmente la trazabilidad que permite utilizar la red blockchain, pero sin olvidar que son todos los avances en conjunto los que darán batalla para que al cliente no le endosen gato por libre, o pollo industrial por pollo de corral.

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