Pandemias de paro
Afortunadamente, Salvador Illa ha abandonado la cartera de Sanidad, así que ahora retomamos la esperanza de que se actúe con eficacia en España y bajo estrictos criterios de gestión
En condiciones habituales ante una crisis de empleo de estas características habría que empezar incidiendo en la necesidad de reformas estructurales . Sin embargo, en esta ocasión la primera medida económica que se necesita para taponar esta sangría de desempleo es contener la pandemia vacunando con la máxima urgencia y acometiendo campañas masivas de detección y control del virus. Afortunadamente, Salvador Illa ha abandonado la cartera de Sanidad, así que ahora retomamos la esperanza de que se actúe con eficacia en España y bajo estrictos criterios de gestión.
La terrible situación de las empresas y, por lo tanto, del empleo, es consecuencia de la crisis sanitaria , así que es vital poner el foco en solucionar el origen de esta catástrofe. Al mismo tiempo, la deficiente gestión de la lucha contra la pandemia que se ha realizado hasta el momento está provocando que nuestra situación económica sea peor que la de países vecinos. Concluimos 2020 con la tasa de paro más alta de Europa, con el mayor desempleo juvenil y con 180.000 nuevos hogares con todos sus miembros en paro. Y todo ello con el dopaje de 750.000 personas con empleos suspendidos que figuran como ocupados y con más de 900.000 que, estando disponibles, no han podido buscar empleo por restricciones de movilidad, con lo cual no figuran como desempleados.
Todo ello es consecuencia de que somos el país al que menos se ha ayudado a las empresas. Ni ayudas directas, ni eliminación de impuestos. Hasta el momento todo se ha basado en facilitar crédito (que hay que devolver), aplazar algunos impuestos (que habrá pagar) y los ERTE. Esta última medida, muy útil para afrontar un problema coyuntural, pero la crisis ya lleva un año entre nosotros y no vemos el final. Al mismo tiempo, se ha condicionado a la obligación trampa del mantenimiento del empleo y eso está llevando a miles de empresas al desfiladero de la insolvencia. Si no se facilitan los despidos para que las empresas puedan adaptar sus estructuras, la avalancha de quiebras no se hará esperar y reventará una parte importante del tejido productivo lo cual no permitirá salvar ninguno de sus empleos. Se trata de permitir que las empresas se puedan adaptar a la nueva situación.
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