«EDP está por ahora sola, pero preparada para el futuro»

Entrevista con António Mexía, presidente de EDP (Electricidade de Portugal)

Mexía, hace unos días en Madrid. ISABEL PERMUY

MARIBEL NÚÑEZ

El presidente de la eléctrica portuguesa EDP , cuya filial de renovables es la cuarta del mundo, sigue apostando fuerte por España y propone entre otras medidas la creación de una marca blanca de distribución de energía de último recurso.

—¿Cómo van los negocios en España para EDP?

—Muy bien. El año pasado el negocio en España representó el 18% del total, a lo que se sumaron los extraordinarios de la venta de Naturgas. En el negocio de renovables somos la cuarta compañía del mercado, al igual que en el resto del mundo. Hemos invertido 4.000 millones de euros en España en el sector de renovables para la instalación de 2.400 megavatios (MW).

—¿Y los planes para este año pasan por seguir invirtiendo aquí?

— Sí, claro. Ahora estamos invirtiendo en alrededor de 150 megavatios. Pero, en cualquier caso, creemos que debería haber una serie de cambios en el mercado español antes de hacer más inversiones, como por ejemplo abrir la distribución del mercado de energía solar. Es sorprendente que un país con tanto sol y tanto proyecto de energía solar centralizado los consumidores tengan que pagar un impuesto sobre el sol , que es lo que es la tasa de utilización, la obligación del segundo contador, etc.. Sería muy racional que, megavatio por megavatio, el solar distribuido no es más caro, ni tiene más coste de instalación, pero tiene menos pérdida y menos inversiones de redes.

—¿En Portugal no hay este impuesto?

— No. Allí hay un sistema muy racional que fomenta el autoconsumo y sustituye el consumo propio de la red por el que generan los paneles y si sobra se vende a la red a un precio de mercado, sin subvenciones. Y, además, no tiene por qué tener todos los componentes, sino solo el solar fotovoltaico sin necesidad de almacén, de modo que en 6 ó 7 años puedes recuperar la inversión realizada. Este asunto tiene mucho potencial en España pero, además, sería muy interesante que se creara una especie de marca blanca para la comercialización de la energía de último recurso para no crear confusión en el mercado con las comercializadoras de referencia. En Portugal se va a crear ahora.

— España ha estado comprando energía a Portugal, ¿seguirá la tendencia?

—En marzo tuvimos mucha lluvia y viento después de una gran sequía y ahora, solo con las lluvias de marzo, tenemos las existencias hídricas equivalentes a un año. Y todo ello permitió exportar energía a España. Los dos países juntos podrían ser exportadores netos de energía a Francia, un país con nucleares antiguas y depreciadas, y cuando cierren una parte de sus centrales nuestra aportación energética puede ser fundamental para ese país, una vez que esté en funcionamiento la interconexión, claro.

— ¿Y tiene fecha esta infraestructura, o es como el AVE con Lisboa?

—El AVE tiene más dificultades que la interconexión eléctrica, que finalmente no se hará a través de los Pirineos, sino del golfo de Vizcaya. Dentro de una década, con el cambio del mix energético, España y Portugal pueden ser exportadores netos de energía a Francia. Aunque antes de eso el sistema energético español tiene que resolver algunas cosas más.

— Parece que hay mucho por cambiar.

—No es eso, sino que tiene que haber un cierto equilibrio y sobre todo evitar medidas retroactivas en las condiciones de mercado, como sucedió hace seis años con la retroactividad del fin de algunas ayudas. Lo único bueno es que los inversores tienen memoria corta. Si se sigue con el actual sistema de remuneración por las redes y por el pago de capacidad de un sistema racional, se permitirá que la electricidad tenga el papel que tiene que tener en la economía. Para que la economía de un país sea competitiva hay que bajar la carga fiscal a la producción de electricidad aumentándola en los combustibles fósiles. Hay que mantener el sistema en equilibrio para que no haya déficit del sistema, tal y como preciasamente han recomendado los expertos españoles hace solo unos días. Lo que pasó con la polítca para frenar la emisión de CO2 es que no funcionó porque, con la crisis, la oferta de licencias era muy grande y con la creación de los mecanismos de reserva el precio del CO2 ha pasado de 5 euros del año pasado a 13 y empieza a estar cerca de niveles en los que se revierte el orden de méritos. Esto muestra la importancia de la carga fiscal para hacer política. Otra cosa esencial es la movilidad eléctrica, que haya ambición en la instalación de la red de carga, ya que es sin duda el futuro, junto con la generación de energía renovable generalizada y su almacenamiento va a cambiar toda la digitalización del sector.

— ¿Podría pensarse que hay algunos frenos políticos, por ejemplo en el caso de Alemania para dar el salto a la movilidad eléctrica?

—Al margen de lo que ha pasado en los últimos años, las renovables han demostrado su eficiencia e impacto en la revolución tecnológica. El precio del kilowatio/hora del ciclo combinado ha subido un 11% en la última década, el carbón es un 9% más caro y, mientras tanto, la eólica terrestre ha bajado su precio un 39%, la solar fotovoltaica un 78% y la eólica marina un 77%. Empieza a haber una competencia feroz entre fabricantes de automóviles, incluidos los alemanes, después del «dieselgate» , para cambiar el sistema. La electricidad es una batalla en la que Europa ha tenido casi siempre el liderazgo, sobre todo en la renovable eólica. La revolución tecnológica de la energía puede ser liderada por Europa, en particular por la península ibérica.

—Hay rumores de que puede haber un proceso de fusiones y adquisiciones en el sector eléctrico y que EDP podría ser candidata a ser comprada por Enel o Engie . ¿Qué opina?

—Empecé en este sector hace 12 años y entonces ya se decía que Europa no podía tener más de cuatro eléctricas. Luego vinieron los cambios y provocaron que cambiaran de manos activos por importe de 90.000 millones de euros en el sector. Hay compañías que han perdido el 80% de su valor porque no han hecho el cambio tecnológico a las renovables, ni a la descentralización y la digitalización. El resultado es que las eléctricas son ahora mejores y siempre que el mercado está mejor hay rumores de compras. No voy a comentar rumores. Las decisiones siempre son de los accionistas. EDP está preparada por cartera y por eficiencia de activos para ser una compañía que está lista para el futuro. EDP está sola, pero preparada para la revolución tecnológica.

—¿Pero preparada para comprar o para ser comprada?

—Lo importante es controlar tu propio destino haciendo las cosas bien. El resto no me procupa. Nosotros tenemos una dimensión en la que estamos cómodos y con una cartera diversificada, con las renovables representando el 40% de nuestro Ebitda, Brasil supone el 20% de nuestras ventas, etc... Tenemos la diversidad que requiere una eléctrica que, sobre todo, tiene que estar situada en los países en que son necesarias inversiones en este sector y, a la vez, suficientemente diversificadas geográficamente y regulatoriamente.

«EDP está por ahora sola, pero preparada para el futuro»

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