El PIB español creció un 2% en 2019 y registró su menor alza desde 2014
La contribución de la demanda nacional al crecimiento interanual del PIB es de 1,2 puntos en el cuarto trimestre, seis décimas menos que en el tercero
España ahondó en su desaceleración en 2019, un año marcado por la parálisis política y el complejo contexto internacional. El dato de contabilidad nacional avanzado por el INE muestra que el PIB creció un 2% el año pasado, lo que supone cuatro décimas menos que en 2018 y el peor avance desde 2014, cuando España salió de la recesión con un repunte del 1,4%.
El crecimiento registrado el año pasado coincide con las previsiones realizadas por distintos organismos económicos, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco de España . La última estimación oficial del Gobierno, realizada en octubre, apuntaba sin embargo que el PIB crecería un 2,1% en 2019.
El tirón de la economía durante el cuarto trimestre del año evitó que la diferencia entre la previsión del Ejecutivo y el dato real de PIB fuese mayor. España creció un 0,5% entre octubre y diciembre, una décima más que durante el tercer trimestre. El resultado se explica por el aumento del 0,9% de la ocupación, ocho décimas más que el trimestre anterior, y la buena marcha del sector exterior.
Como ya sucedió durante el segundo trimestre del año, esta mejora se debió a su vez al crecimiento de las exportaciones de bienes y servicios. En un contexto marcado por el impás de la guerra comercial entre Estados Unidos y China , las ventas al exterior repuntaron un 1,5% en comparación con el trimestre anterior, un resultado que contrastó con la caída del 1,2% de las importaciones. En tasa interanual, las exportaciones crecieron un 3,7%; las importaciones, un 1,2%.
Si el sector exterior protagonizó la nota positiva de la economía durante el cuarto trimestre, la demanda nacional volvió a ser el punto negro de las cifras del PIB. El consumo de los hogares se estancó por completo (0%), mientras que la inversión productiva, medida como formación bruta de capital fijo, retrocedió un 3,2%. Una tasa que no se registraba desde el primer trimestre de 2011, cuando cayó un 3,3%.
A nivel interanual, la economía creció un 1,8% en el cuatro trimestre. La atonía de la demanda nacional, la protagonista de la economía durante desde el inicio de la recuperación, también se deja notar en estos resultados. En un año marcado por el incremento del 22,3% del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), el consumo de los hogares creció un 1,1%, siete décimas menos que en 2018 y la tasa más baja desde 2013. La inversión, por su parte, se incrementó un 1,9% y encadenó seis años al alza, pero el porcentaje también representa la tasa más baja desde 2013. Por contra, el gasto público avanzó un 2,2%, el mayor aumento en diez años.
Como consecuencia de este frenazo, la demanda nacional contribuyó en 1,5 puntos al crecimiento del PIB de 2019, lo que supone 1,1 puntos menos que en 2018. Mientras, la demanda externa representó una aportación de 0,4 puntos, un resultado que contrasta con el -0,3 puntos de 2018. El valor del PIB a precios corrientes para el conjunto del año 2019 se situó en 1.244.757 millones de euros, un 3,5% superior al de 2018.
Del lado de la oferta, la construcción amplió su crisis particular y cayó un 0,7% interanual en el cuarto trimestre, mientras que la agricultura se desplomó un 6%. Por contra, la industria creció un 1,6% y los servicios repuntaron un 2,5%.
Frenazo en Europa
El empleo también se vio salpicado por la desaceleración, al crecer un 2% interanual en el cuarto trimestre, cuando se crearon 358.000 puestos de trabajo a tiempo completo. Detrás de esta cifra se encuentran resultados dispares: mientras en el sector servicios y en la industria el empleo repunta un 2,4% y un 1,9%, respectivamente, en el ámbito de la agricultura y la ganadería el número de ocupados cae un 4,5%.
Estadística refleja que los costes laborales repuntaron un 2,2% en tasa interanual, mientras que la productividad por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo cayó un 0,1%. La CEOE valoró los datos de contabilidad nacional avisando de que «se advierte una pérdida de competitividad vía deflactor y costes laborales». No obstante, también recordó el estancamiento que atraviesan los países europeos. Eurostat ha publicado este viernes que la eurozona creció un 1,2% en 2019, lo que supone el menor ritmo desde 2013. Los datos reflejan que, pese su desaceleración, España siguió creciendo en 2019 muy por encima de Francia (1,2%), Alemania (0,6%) e Italia (-0,2%).
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