España creció un 16,7% en verano pero sigue en el furgón de cola de Europa
La economía en el tercer trimestre cayó un 8,7% frente al año pasado, el doble de brecha que el -3,9% de la UE
La economía española en crisis solía ser ya una montaña rusa de caídas abruptas e incrementos por encima de la media ante su modelo productivo, pero en esta epidemia de cierres y aperturas los picos son mucho más pronunciados. El Producto Interior Bruto (PIB) repuntó un 16,7% en el tercer trimestre frente al anterior, en el que cayó un 17,8% y tras un primero en el que se contrajo un 5,2%, según publicó ayer el INE. Todos los datos marcan máximos, tanto para bien como para mal, desde que arranca la serie trimestral del INE en 1970. La relajación de las restricciones en verano frente a la primavera explican este buen dato, superior a lo esperado, que permite a la economía salir, momentáneamente de la recesión técnica -dos trimestres consecutivos de destrucción de actividad-. A ello se le suma que el INE ya ha avisado que revisará el dato, ante la volatilidad de la evolución.
Porque la brecha frente a Europa, lejos de disminuir, se agranda , en una crisis a dos velocidades. La Unión Europea creció un 12,1% de media en el tercer trimestre con una caída del 3,9% frente al año pasado, es decir, más de la mitad de la que marca la economía española. Porque este es el terreno perdido que aún queda por recuperar, tras partir de mínimos. En los datos trimestrales, solo Francia superó el rebote de España con un 18,2%, pero su PIB lleva menos caída frente al año pasado, un -4,3%. Algo parecido ocurre con Italia, que creció un 16,1% frente a primavera pero su brecha es menor con 2019, del -4,7%. También ocurre con Portugal, con un repunte del 13,2% trimestral pero una bajada frente a 2019 del 5,8%. Ningún país europeo supera la caída interanual de España. En el caso de Alemania, creció un 8,2% en el trimestre, pero la caída frente al mismo período de 2019 es menor, del 4,2%.
De esta forma, España ha recuperado un 59% de la caída del PIB que tocó fondo en el segundo trimestre. Pero Alemania ya ha recuperado un 63%; Italia , un 71%; y Francia , un 78%, por encima del 71% que ya ha logrado de media la UE. Es decir, la economía española partía de niveles más bajos y su rebote en verano ha sido mayor, pero sigue estando bastante peor que sus pares europeos . Una situación que habrá que ver como evoluciona de cara a un cuarto trimestre incierto por el repunte de contagios y fallecidos, periodo que terminará de cuadrar el crecimiento para todo 2020 y que determinará cómo se comportará la economía en 2021, ya que el punto de partida es fundamental.
En dinero contante y sonante, en los cuatro últimos trimestres, España ha producido 97.913 millones menos que el año pasado, de los que -24.311 fueron en el tercer trimestre, lo que quiere decir que la economía española a finales de verano era un 92% de lo que era hace año. Si tomamos de enero a septiembre, la caída es del -10,5%. «Este rebote nos ha sorprendido, pero creemos que en el año el PIB caerá algo menos del 13% que teníamos previsto. Ahora el problema es que en el cuarto trimestre no se crecerá como se pensaba sino que la actividad se reducirá», incide la economista de Funcas, María Jesús Fernández.
Consumo e inversión
¿Qué ocurrió en el tercer trimestre? El consumo de los hogares creció un 20,7% frente a los meses de confinamiento (pero sigue siendo un 10,4% menor que el del mismo periodo de hace un año). Sin embargo, hay dos indicadores especialmente positivos: la inversión medida en formación bruta de capital fijo aumentó un 19,9% en el trimestre (-11,9 en interanual) con especial énfasis en compras de maquinaria, bienes de equipo con un 37,4% (reduciendo así su brecha anual a un -10,6%). «Lo que más nos sorprendió fue el avance de bienes tradicionalmente afectados por la confianza como el consumo de duraderos o la inversión », señala el economista jefe para España de BBVA Research, Miguel Cardoso.
La otra buena noticia, aunque lógica, es que las exportaciones repuntan un 34,3% después de un desplome del 33,4% en el anterior trimestre ( y aún estando un 17% por debajo que en los mismos tres meses que hace un año ). Esto indica que la recuperación estival de los países europeos, principales socios comerciales de España, empujó al alza a nuestras ventas al exterior. Además, las importaciones crecieron, pero menos, mejorando el saldo comercial, al repuntar un 28,4% (eso sí, un -15,7% por debajo que en el verano de 2019).
¿Por qué es lógico? Porque la caída de las importaciones fue menor a la de las exportaciones en el segundo trimestre , ya que las restricciones afectaron, sobre todo, a productos y servicios prestados en España (como comercio minoristas, hostelería o restauración) por lo que parte del gasto se fue a compra de productos electrónicos, alimentación o productos sanitarios y farmacéuticos, que tienen un mayor componente de compras al exterior. En verano, con la vuelta, aunque reducida, de turistas y la apertura de bares y comercios, el consumo se ha centrado más en estos establecimientos, lo que hace que las compras al exterior se reduzcan y el gasto se vuelque a productos y servicios nacionales.Así, la demanda nacional restó 7,8 puntos a la variación interanual del PIB en el tercer trimestre, tasa once puntos superior al segundo trimestre. Por su parte, la demanda externa restó 0,9 puntos, lo que supone 1,8 puntos más .
Todos los sectores registraron importantes avances trimestrales, salvo la agricultura que apenas creció respecto al trimestre anterior (0,2%), dado que fue una de las actividades que se mantuvo durante el confinamiento, es decir, una de las más estables y menos sujetas a los vaivenes de la coyuntura. La industria creció el 27,4%; la construcción , el 22,5%; y los servicios , el 15%, aunque con un incremento del 42,5% para el comercio, el transporte y la hostelería, alguna de las actividades más afectadas en el segundo trimestre. Porque en comparación interanual, solo creció la agricultura (5%), mientras que el resto de sectores siguió a la baja, con descensos del 3,6% para la industria, del 11% para la construcción y del 9,8% para los servicios, con una contracción del 22% para el comercio, el transporte y la hostelería. «El turismo aún está al 70% de lo que estaba hace un año, antes de las restricciones del cuarto trimestre», abunda Fernández.
Siete veces más déficit
Así, la recaudación de impuestos ya detuvo su mejoría en septiembre y la Agencia Tributaria observa que, en términos homogéneos y descontando devoluciones extraordinarias, «la recaudación habría disminuido un 4,9% -frente al -4,2% de agosto- y la perspectiva ya no sería de mejora, a pesar de la moderación de las pérdidas en los principales impuestos». El déficit del Estado se multiplicó por siete hasta septiembre, al escalar a los 56.29 1 millones de euros (un 5,09% del PIB), frente a los 8.276 de hace un año (un 0,66%). Solo hasta agosto, el agujero de todas las administraciones fue del al 7,07% (78.127 millones de euros), más del doble que el de todo 2019. El frío económico ya sopla en otoño.
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