La eólica marca en Bilbao el futuro de las renovables

Las empresas del sector creen que la energía eólica será clave en la transición energética y en el marco del WindEurope 2022 piden simplificar los trámites del sector

Felipe VI (centro de la imagen) jutno a la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica Teresa Ribera (primera por la derecha) durante la inauguración del Wind Europe 2022 EP

Miriam Vilamediana de la Hera

Las escaleras mecánicas de acceso a los pabellones del Bilbao Exhibition Center volvían a ponerse en marcha este martes para acoger el WindEurope 2022 , considerada la cumbre europea de la energía eólica. En el descenso hasta la zona de exposiciones resultaba difícil no sentirse abrumado por la potencia de las luces de los stands y la imagen de miles de personas (más de 8.000 han visitado la feria) moviéndose sin cesar entre los centenares de expositores. Solo las mascarillas recordaban el parón de dos años que han sufrido las ferias y los congresos debido a la pandemia.

Giles Dickson , CEO de WindEurope, destacaba, además, que el evento se produce en un momento «decisivo para Europa». En su opinión, la crisis energética desatada por la guerra de Ucrania ha puesto de manifiesto la necesidad de plantearse «una nueva política energética con menos dependencia de los combustibles fósiles».

Es por ello que durante la inauguración, Xavier Viteri, presidente del negocio renovable de Iberdrola, hacía un llamamiento para reducir cuanto antes la dependencia energética. También pedía «más unión» entre los países europeos para llevar a cabo «un impulso real» de las renovables porque, a su juicio, la energía eólica puede ser la alternativa perfecta para cambiar el actual escenario de incertidumbre energética. En esa misma línea, Jochen Eickholt, que en el WindEurope prácticamente estrenaba cargo de consejero delegado de Siemens Gamesa , pedía durante su intervención «pasos claros y decididos» en favor de una «industria sostenible».

Agilizar los permisos

Porque si algo ha habido en esta feria han sido peticiones a los Gobiernos para agilizar la tramitación de los permisos asociados a estas instalaciones. Viteri hacía un llamamiento a «superar los cuellos de botella» que aún existen y a implementar marcos regulatorios «claros y estables». «Cualquier cambio inesperado en la normativa», advertía, provoca «incertidumbre» en el sector que termina por traducirse en una reducción de las inversiones. «Llevamos más de 30 años instalando parques eólicos en Europa», recordaba Eickholt, una experiencia que, en su opinión, debería servir para «simplificar y normalizar» los procesos de concesión de permisos. «La falta de rapidez está perjudicando mucho al sector», lamentaba.

Para el consejero delegado de Siemens Gamesa existe, además, un problema añadido que surge del modelo que se utiliza para adjudicar las explotaciones eólicas. «Proponen pequeños volúmenes de explotación» , explicaba, lo que en su opinión se traduce en un incremento de la competencia que termina emitiendo ofertas a «precios muy bajos». Son precios, asegura, que «no reconocen el enorme esfuerzo de inversión» que hacen las empresas y que terminan por impactar en todas las industrias que fabrican componentes para la eólica.

Ni para ellos ni para ninguno de los directivos que se contaban entre las más de 330 empresas que se han reunido estos días en Bilbao, cabe duda alguna de que el futuro de la energía tendrá forma de molino de viento. El sector cerró 2021 con cifras récord y se la considera un pilar fundamental en la transición energética. El año pasado este tipo de energía representó solo en España en 23% de la producción energética . Nuestro país es, además, el quinto del mundo en cuanto a potencia instalada (el segundo de Europa) y el tercero en cuanto a exportaciones a nivel mundial.

«Es un sector clave para la economía española con más de 250 centros industriales que dan empleo de calidad a 30.000 profesionales» , explicaba durante la inauguración Juan Diego Díaz, presidente de la Asociación Empresarial Eólica (AEE). Además, el Plan Nacional de Energía y Clima se ha marcado como objetivo duplicar la capacidad eólica actual para el año 2030, lo que supondrá, según cálculos de la AEE, más de 60.000 puestos de trabajo. «La energía eólica es el elemento central de un nuevo modelo económico más resistente e independiente del exterior» , añadía.

Mirando al mar

En ese futuro, la industria de la energía eólica mira con especial atención a los entornos marinos, porque todos creen que la clave para ampliar la capacidad de generación eléctrica pasa por instalar molinos también en el océano. Se espera que el mercado eólico marino flotante mundial alcance los 21 GW de capacidad instalada en el año 2035, de los que España espera que 3 se encuentren en puntos cercanos a su costa antes del 2030.

Iberdrola fue una de las empresas «pioneras» de la eólica terrestre y ahora apuntan a la eólica marina como uno de sus mayores «vectores de crecimiento» . La energética vasca ha aprovechado el marco del WindEurope para presentar nuevas propuestas tecnológicas que gracias a infraestructuras que consiguen una gran estabilidad permiten aprovechar el viento que sopla lejos de la costa.

Navantia ha traído a Bilbao su proyecto Seanergies con el que tratará de impulsar sus actividades relacionadas con la eólica marina y el hidrógeno . La empresa asegura que espera que el proyecto se consolide con una facturación anual de 350 millones de euros. Repsol, por su parte, ha firmado un acuerdo con la líder energética danesa Ørsted que cuenta con amplia experiencia en la instalación de parques eólicos marinos.

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