La economía de la España vaciada se reaviva al calor de los fogones

La gastronomía de alta calidad se ha convertido en una eficaz receta para generar riqueza en el entorno rural

Venta Moncalviñño, el negocio que Ignacio y Carlos abrieron en su pueblo, Daroca de Rioja (La Rioja), hace 23 años ABC

Belén Rodrigo

El turismo gastronómico y el enoturismo se confirman como una buena receta contra la despoblación rural . En los pueblos de la España vaciada también hay emprendedores que apuestan por la gastronomía para crear riqueza en sus zonas y son muchos los ejemplos que demuestran que lo han conseguido. «Se habla de la España vaciada desde el pesimismo y yo veo que hay futuro, es la España de las oportunidades», explica Ignacio Echapresto, de Venta Moncalvillo, el restaurante con una estrella Michelín de Daroca de Rioja.

En esta pequeña localidad a 18 kilómetros de Logroño están censados 51 habitantes pero viven en él 24 personas. Ignacio y su hermano Carlos quisieron emprender en su tierra hace 23 años para generar valor. En lugar de seguir los pasos de sus padres, agricultores, «de donde era difícil que viviesen varias familias, optamos por abrir una casa de comidas, aprovechando que nuestra madre cocinaba muy bien». En este pueblo no había ningún restaurante, ni bar, tampoco en los pueblos de alrededor , y «después de nosotros se fueron abriendo otros locales», indica Ignacio. De lo que más se enorgullece es de que «damos visibilidad a un pueblo muy pequeño y hemos pasado de dar autoempleo a tres personas a crear una empresa en la que trabajan 14», subraya. Los jóvenes ya piensan en quedarse allí. De los vinos se encarga su hermano Carlos y ambos han demostrado que con trabajo y dedicación los proyectos salen adelante. «Para cambiar las cosas hace falta voluntad de las personas del pueblo y flexibilidad de los políticos. En los pueblos pedimos buenas comunicaciones y sistemas de comunicaciones», añade.

Casa Marcial, en La Salgar (Arriondas, Asturias) ABC

Vector de crecimiento

El secretario general de a Confederación Empresarial de la Hostelería de España (CEHE) , Emilio Gallego, asegura que «con el paso del tiempo se demuestra que el turismo gastronómico es un instrumento para luchar contra la despoblación en el medio rural que aporta valor, es vector de crecimiento y cualificación». Y recuerda que en nuestro país «la hostelería es el último elemento de dinamización». De los 83 millones de turistas que vienen a España, «entre 8 y 9 millones llegan motivados por la gastronomía y eso es un dato tremendo», matiza Gallego. Es una tendencia mundial, «el turismo gastronómico crece un 34% en todo el mundo», subraya Esther González, profesora de EAE Business School. «El potencial de este tipo de turismo es enorme, sobre todo en un país como España, con una riqueza gastronómica y un modelo de turismo que se está quedando desfasado. Alrededor de esta experiencia pueden vivir muchas personas evitando que se vacíen los pueblos», indica.

En la aldea de La Salgar, en Arriondas (Asturias), apenas viven 15 personas pero cuenta con un restaurante, Casa Marcial, con dos estrellas Michelin. Allí nacieron y crecieron los hermanos Manzano, y dos de ellos, Nacho y Esther, abrieron en 1993 el local en el mismo sitio donde su abuela vendía productos y daba de comer y donde su madre, en la década de los 80, hacía comida por encargo. «Desde joven quise dedicarme a la cocina», cuenta Nacho, «y tuve claro volver a mi casa», añade. Enamorado del paisaje bucólico, Nacho está satisfecho por el negocio que se genera en los alrededores. En temporada alta llegan a ser 20 trabajadores y son muchos los empleos indirectos que dependen del restaurante. «Inyectamos riqueza en la zona», matiza.

No solo hay que hablar de gastronomía como antídoto contra la despoblación, sino también de vinos, otra de las riquezas del país

En la localidad vallisoletana La Santa Espina hay otro claro ejemplo de desarrollo turístico local. Es un pueblo de 70 habitantes y Fernando Martín, natural de esta tierra, optó por abrir un restaurante con su hermana y su mujer en el 2005 llamado La Casa del Labrador, hoy también casa rural. «Trabajamos 8 personas y hay 5 familias que viven de este resturante» , afirma Martín. Tiene claro que es el turismo el que mantiene la vida en muchos pueblos del país pero recuerda que es cada vez más exigente. Abrieron el local donde antes había un prado, a 200 metros de un monasterio, y la clave del éxito ha sido «muchas horas de trabajo». Martín espera que llegue el día en el que se potencie más el turismo local en este tipo de pueblos porque es lo que les mantiene.

Pero no solo hay que hablar de gastronomía como antídoto contra la despoblación, sino también de vinos, otra de las riquezas del país. Un ejemplo, el de la Denominación de Origen (D.O.) Rueda, cuyos viñedos se encuentran en 74 municipios de Valladolid, Segovia y Ávila. «El origen es la clave, es un producto que no se puede copiar», apunta Santiago Mora, director general de esta D.O. La zona acabó el 2019 con casi 93 millones de contraetiquetas entregadas, trabajo en el que están involucradas 3.000 familias y 70 bodegas. En este área viven 1.200 personas para las que el vino es un factor esencial en su vida.

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