La «dieta Bridget Jones» basada en alcohol y dulces se impone durante el confinamiento
Durante el estado de alarma, los consumidores españoles han modificado sus hábitos ya que comen y beben más entre horas (+55%) y además, ahora toman dentro de casa el aperitivo del fin de semana
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Los hogares del mundo no solo se han reconvertido en una oficina o despacho, también en un bar en el que relajarse tras una dura jornada de trabajo, en las pausas de descanso o durante los días libres. Tras unas primeras semanas de estado de alarma con compras de productos de primera necesidad para almacenar en la despensa, los consumidores llenan ahora la cesta con productos de indulgencia como el alcohol. En España, los últimos datos del Ministerio de Agricultura reflejan un traslado del consumo en bares y restaurantes hacia el interior de los hogares con un incremento de las ventas del 62,6% en el caso del vino, del 70,1% en el de la cerveza y del 79,3% en las bebidas espirituosas. Al mismo tiempo, los españoles se han puesto el delantal y cocinan más en casa, tanto menús diarios como bizcochos, y hasta se dedican a hornear pan. El interés por la repostería y por los caprichos dulces ha situado a la harina en el producto estrella, ya que registró los aumentos más significativos de las últimas semanas y volvió a subir un 113,7% en ventas del 30 de marzo al 5 de abril respecto al mismo periodo del año pasado.
Con el confinamiento, los españoles han modificado de froma drástica sus hábitos y comen y beben un 55% más entre horas que antes de encerrarse por la crisis del coronavirus. Además, ahora se toman el aperitivo del fin de semana en la cocina o en el balcón y la copa de después de salir de la oficina se consume desde el sofá. «En el caso del alcohol, llevamos a casa el momento vermut y las cañas », según argumenta el director de Kantar en Portugal, Carlos Cotos. Por su parte, la directora de Soluciones al cliente de Kantar en España, María Josep Martínez, añade que «ahora los caprichos nos los damos en casa con categorías como la repostería (harina, levaduras...), chocolates o helados, pero también con el incremento de bebidas frías como cerveza, limonada con gas y ginebra, que nos ayudan a dar un toque de humor en estos momentos de crisis que estamos viviendo». «Estamos poniendo en práctica una especie de dieta al estilo de Bridget Jones en la que se combinan el chocolate, los helados y la ginebra», apostilla Martínez.
Los españoles no son los únicos que han cambiado sus costumbres durante el confinamiento, la tendencia actual de tomar copas dentro de casa solo, en pareja o mientras se realiza una videollamada es global . Desde las plataformas internacionales de venta online de alcohol constatan un fenómeno que se desencadena a raíz de la pandemia del coronavirus y que beneficia de forma clara a su negocio. El pasado viernes 13 de marzo, fecha en la que comenzó la cuarentena en muchos países, la web de vinos Vivino registró las mayores ventas de su historia con un crecimiento internacional del 300% en términos de valor de la mercancía vendida. En Estados Unidos, la aplicación Drizly reporta un fuerte incremento de ventas de hasta el 300% durante la semana pasada y los nuevos pedidos reflejan que los consumidores gastan de un 25 a un 50% más por la compra de vino, cerveza y bebidas de alta graduación. Por su parte, en Reino Unido, donde los populares pubs antes siempre atestados ahora se encuentran cerrados a cal y canto, la adquisición de alcohol en supermercados subió un 22%, en base a los últimos de Kantar de marzo.
Pese al aumento de la venta de alcohol en los lineales, la industria de las bebidas están pasando un mal momento con la crisis del coronavirus por el cierre de bares y restaurantes. En el caso de la cerveza, según explica a ABC el presidente de la patronal Cerveceros de España, Jacobo Olalla, el consumo de esta bebida en hostelería representa el 85% en valor y el 67% en volumen . «En otras crisis la venta en bares caía un 20%, y ese porcentaje no lo suplía la alimentación. Ahora sin una venta menos», comenta. Los últimos datos del sector, de 2018, reflejan que se consumieron 40 millones de hectolitros y la producción alcanzaba los 38,4 millones de hectolitros.
Olalla recalca que la mayor parte de la cerveza que se vende en el supermercado es de marca blanca, «que generalmente viene de fuera». Por eso considera importante ayudar a la hostelería, un sector del que dependen muchas marcas cerveceras, para tratar de evitar que caigan microempresas.
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