Susana Alcelay
Cuando se siembra incertidumbre...
Las simples intenciones ya alarman a los que generan empleo, que se temen, no sin razón, una nueva subida de los impuestos al empleo y rigideces en el mercado laboral
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Ni los repuntes del consumo ligados al Black Friday y al Ciber Monday han podido frenar la inquietante pérdida de fuelle de la generación de empleo . Negarlo ya a estas alturas es como ocultar que todos los días amanece. La cuestión ahora es saber con qué intensidad se desacelerará el crecimiento de la economía, y en qué intensidad impactará en la generación de ocupación, sin duda la variable más sensible socialmente, dado que el número de parados sigue por encima de los tres millones .
Es conocido el impacto que tuvo en la ocupación la reforma laboral de 2012, aprobada en un e scenario de devaluación salarial como principal arma para salir del periodo recesivo, pero se desconoce cómo se comportaría el mercado laboral en una nueva crisis o en un nuevo periodo recesivo si la c oalición entre el PSOE y Podemos logra gobernar y desbaratara la reforma que introdujo dosis de flexibilidad desconocidas hasta entonces en el mercado de trabajo.
Las simples intenciones ya alarman a los que generan empleo, que se temen, no sin razón, una nueva subida de los impuestos al empleo y rigideces en el mercado laboral que, en ningún caso, van ayudar a nutrir la afiliación. Como avanzó ABC el tejido empresarial está presionando al presidente del Gobierno para que no entregue Trabajo a Podemos, porque sabe lo que se le viene encima: menos poder de las empresas en los convenios, prohibir contratos de menos de un mes, jornada de 34 horas semanales y mil euros de salario mínimo «inmediatamente» . Vamos, un dardo en la línea de flotación, sobre todo, de pequeñas y medianas empresas y autónomos, que son, en definitiva, los que tiran del mercado laboral en España.
Señor Sánchez, tenga usted mucho cuidado con los experimentos laborales que ponga en marcha si gobierna en una próxima legislatura. Cualquier endurecimiento de la legislación o un nuevo aumento de los impuestos al empleo podría tener consecuencias dramáticas para la ocupación. Ahí están ya los datos de las contrataciones indefinidas. En el último año las empresas han hecho cien mil menos, claro síntoma de la incertidumbre y de la pérdida de confianza de los empleadores.
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