Banco Santander y Andrea Orcel irán a juicio en marzo por el fichaje frustrado del banquero
El italiano reclama a la entidad presidida por Ana Botín un total de 112 millones de euros
La vista previa celebrada hoy entre Andrea Orcel y Banco Santander por su fichaje frustrado como consejero delegado no ha servido para acercar posturas. El acuerdo ha sido imposible entre las partes e irán a juicio el próximo 10 de marzo de 2021.
Ana Botín, presidenta del Santander, declarará como testigo en el juicio a petición del demandante , el banquero italiano, quien reclama a la entidad cántabra un total de 112 millones de euros por no haberse culminado su llegada a la entidad como número dos.
La tensión en la resolución del caso está servida. Pero Orcel y la dirigente del Santander no tendrán que verse las caras ya que el banquero italiano no ha sido llamado a declarar por parte del banco demandado. Por parte de UBS , la entidad de la que era consejero delegado Orcel hasta que decidió dar el salto a España, será Axel Weber, su presidente, el que comparecerá como testigo en el juicio.
Las diferencias entre el banquero italiano y el banco español se iniciaron a principios de 2019, aunque estallaron el verano de dicho año. El grupo financiero español decidió finalmente no fichar al que fuera consejero delegado de UBS . Fue entonces cuando Orcel optó por demandar a Santander, al que reclamaba inicialmente su incorporación al cargo para el que fue solicitado, consejero delegado, o una indemnización de 112 millones de euros, cantidad que sigue exigiendo judicialmente. Mientras tanto, Banco Santander mantiene su posición: no existía un contrato tal y como defiende el italiano, sino tan solo una carta-oferta que no llegó a materializarse.
Ahora tendrán que ser los tribunales los que decidan cuál de las partes lleva razón: si existía o no un contrato vinculante entre las partes. Por lo pronto, en la causa ya están incorporados, por ejemplo, emails entre ambos directivos, así como transcripción de ciertas grabaciones privadas de Botín y Orcel llevadas a cabo por este último y que el Santander calificó en su momento de «una práctica de dudosa calidad ética y moral» .
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