El Santander frena el fichaje del italiano Andrea Orcel como consejero delegado por su alto coste
Botín se niega a compensarle los 50 millones en bonus que arrastraba de UBS y Álvarez acepta seguir de número dos
Ana Botín se ha negado a abonar la cláusula de rescisión de Andrea Orcel en UBS para ficharlo como consejero delegado del Santander. La entidad, en una sorprendente e inédita decisión de su consejo de administración, ha dado marcha atrás en el nombramiento del banquero italiano como número dos del grupo, anunciado el pasado septiembre y que iba a ser efectivo desde finales de marzo de este año, al considerar que era inasumible compensarle por los bonus de más de 50 millones de euros que habría perdido al dejar el banco suizo. Ante esta situación, José Antonio Álvarez, quien ocupa el cargo desde 2014, ha aceptado seguir como consejero delegado.
«El consejo considera que sería inaceptable para un banco comercial como Santander hacer frente al coste de contratar a una persona, aunque sea de este nivel y esta trayectoria, a la luz de los valores de la entidad y de la responsabilidad que tiene con sus grupos de interés y las sociedades de los países en los que opera», ha justificado el banco, que este año hará un fuerte ajuste de empleo por la integración de la red del Popular . «El consejo y yo misma estamos convencidos de que, pese a que resulta una decisión difícil, hemos tomado la correcta», dice Botín, que reconoce que esperaba «con ilusión» la incorporación del italiano, hasta ahora miembro del comité ejecutivo de UBS.
El Santander había acordado una retribución anual para Orcel similar a la que percibe Álvarez. Además, y dentro de las conversaciones sobre los términos de la salida de Orcel de UBS, se negociaba con el banquero y la entidad la compensación por las retribuciones variables diferidas y otros derechos que había acumulado en el banco suizo y que suponían el pago a lo largo de los próximos siete años de algo más de 50 millones de euros.
Diferencias con UBS
El grupo español hizo una estimación inicial de ese coste y sobre la que tomó la decisión de anunciar el nombramiento inferior porque, entre otras cosas, confiaba en que al irse de una entidad de banca de inversión como UBS a otra de banca comercial como el Santander y por tanto no competidora, el banco suizo asumiría ese bonus, algo que UBS rechazó, pues consideró al Santander un competidor, lo que ha acabado por frustrar el fichaje.
Las conversaciones con UBS no fueron del todo pacíficas, ya que el banco suizo no puso facilidades a la salida de Orcel. Al contrario, el banquero trató de adelantar al 1 de enero su desembarco en la Ciudad Financiera del Santander en Boadilla del Monte (Madrid), como estaba previsto en el anuncio de septiembre, pero UBS le exigía cumplir el periodo de preaviso de salida de seis meses, lo que hubiera retrasado a abril su incorporación .
La noticia ha sorprendido en el mundo financiero, donde no se entiende que el Santander no tuviese resuelto ese aspecto contractual con UBS y Orcel. A ello se suma el hecho de que el italiano era un histórico colaborador del Santander , al que asesoró en sus operaciones corporativas más importantes, mantienendo una estrecha relación profesional con los Botín.
Sucesión de Echenique
Así las cosas, Álvarez ha aceptado el ofrecimiento de Botín de seguir como CEO del Santander, que con la llegada de Orcel pasaba a ser número tres como vicepresidente del grupo y presidente de Santander España, puesto este último en el que iba a relevar a Rodrigo Echenique, que se jubila. Álvarez mantendrá también esa vicepresidencia que se le ofreció en su día. Echenique, por su parte, mantiene su plan de salida y seguirá al frente de la filial española hasta marzo, cuando el grupo le habrá designado ya un sucesor.