Álvaro Cabeza: «La CNMV ha demostrado al mercado que el regulador está detrás apoyándolo»
El country manager en España de UBS AM defiende las medidas adoptadas y llama a la calma a los inversores minoristas para evitar reembolsos provocados por el miedo y la incertidumbre
España vive tiempos convulsos. Especialmente sus mercados, por culpa del Covid-19 . Caídas abruptas de las cotizaciones y siempre con el riesgo de quienes intentan aprovecharse de la pandemia. Por ello, la CNMV ya ha actuado vetando las posiciones cortes, una decisión razonable para Álvaro Cabeza, country manager en España de UBS AM.
¿Dónde queda el dilema moral de hacer dinero a costa de la pandemia?
Es un tema delicado. Lo que es fundamental es analizar la manera en que una organización pueda obtener beneficios de una pandemia. Si esos beneficios son de compañías de enseñanza, de tecnologías de I+D enfocadas en buscar una cura a este virus... tiene impacto positivo. No debemos caer en una interpretación quizás demasiado simplista de que hay empresas obteniendo beneficio de esto.
La CNMV ha prohibido las posiciones cortas. Ahí sí que se hacía negocio.
Es importante distinguir la tipología de inversión . La inmensa mayoría de la comunidad inversora expresa su visión sobre el mercado a costa de apuestas positivas en países, empresas, sectores... Hay un círculo bastante más reducido de comunidad inversora que son los fondos de inversión libre, «hedge funds», cuyo mandato de inversión es más amplio y tienen capacidad de expresar su visión positiva pero también la negativa sobre aquellas empresas que consideran que van a estar en una situación más complicada. No es inhabitual que los reguladores durante un cierto periodo de tiempo impidan que inversores tipo «hedge funds» tomen posiciones cortas. Eso lleva a demostrar al mercado que el regulador está detrás apoyándolo, al limitar la acción de estos inversores que pueden tener efectos negativos sobre los precios.
¿Hasta cuándo ha de durar esa prohibición?
Ahí tenemos la disyuntiva entre un mercado libre o intervenido. Entendemos la acción de los reguladores de una manera temporal, de no colaborar en la sangría cuando el mercado cae de forma abrupta. Lo que esperamos de los reguladores es que en la medida en que la situación se normalice, que no me refiero a cuando el mercado vuelva a subir de forma extensiva, sino a que el riesgo de mercado se estabilice, lo lógico es que los reguladores levanten las prohibiciones . Lo hemos visto en el pasado.
La CNMV puede ahora también permitir a las gestoras establecer preavisos para todo tipo de reembolsos de inversión. ¿Cómo lo vive UBS AM?
Estas medidas tomadas por parte del regulador afectan al negocio de fondos domésticos. En nuestro caso somos una gestora internacional. Esas medidas no nos afectan a nuestros fondos directamente, pero sí que tienen un efecto indirecto. Gran parte de la industria de inversión se desarrolla a través de fondos que sí se verán afectados por esas limitaciones. Esta medida tiene dos impactos beneficiosos: por el lado de la industria, el poder adelantarse, en situaciones de máxima volatilidad, a los flujos a los que una gestora doméstica se va a enfrentar; es bienvenido porque facilita su operativa, especialmente en una coyuntura de mercado en la que hemos visto falta de liquidez en ciertas parcelas , como la renta fija. Por otro lado, también es positivo por el lado del inversor ya que de alguna forma fomenta esa idea de inversión a largo plazo que sustenta en su totalidad nuestra industria y desincentiva tomar decisiones de inversión movidas por caídas abruptas en los mercados, miedo a la incertidumbre sobre lo que pueda venir... Estas medidas ayudan a que el inversor retail se piense dos veces cuál debe ser su decisión de inversión en estos momentos tan complicados e incentive que la inversión vaya a largo plazo. Tomar decisiones en momentos de máxima volatilidad no siempre desemboca en los resultados de rentabilidad deseados.
¿Veremos una fuga de capitales de esos inversores temerosos que sacan su dinero de los fondos?
El hecho de que ese volumen de salidas haya sido bastante limitado en marzo, y no en masa ante una situación como la que hemos vivido de mercado, dice mucho del servicio que las entidades financieras ofrecen a sus clientes. El nivel de información, de apoyo, que se ha prestado a diferentes tipos de inversores en la crisis actual ha sido el gran responsable de que el volumen de salida no haya sido mayor . Ahora bien, estos movimientos en precio van a hacer a muchos inversores, sobre todo en el segmento más minorista, replantearse los niveles de riesgos que tienen en su cartera. La percepción del riesgo es asimétrica: cuando suben todos estamos tentados de invertir, y estos movimientos tan violentos nos hacen replantearnos nuestro nivel de riesgo adecuado.
¿Cómo ve que el Covid-19 ha cambiado el mundo?
No es fácil de abordar. En general, una tendencia que no es nueva, a la que llevábamos asistiendo y compartiendo durante muchos años ya, pero que se ha acelerado a consecuencia de la pandemia, es todo el movimiento del offline a lo online . Ya sea en la forma de trabajar, pero es más amplio: la forma de relacionarnos, consumir, de divertirnos... Esto ha sido una prueba de fuego real en cuanto a cómo la economía puede desplazarse hacia un formato más online. Hay segmentos en los que no es posible, que son los más afectados por la pandemia, pero una vez esto pase y gradualmente volvamos a la normalidad, nuestra forma de vida sí que habrá cambiado para siempre. Muchas empresas están tomando buena nota de esto, pero no se limita al mundo empresarial.
¿Qué implican los datos tan negativos de PIB que ha registrado China, y que previsiblemente registrará también Europa?
En una economía globalizada e internacionalizada, es evidente que un bloque como China tiene un efecto directo sobre el resto de economías. Ese efecto es muy significativo a medida que el peso de China sobre economía global es cada vez mayor. Su peso es cuatro veces mayor ahora del que cuando ocurrió el problema del Sars en los primeros 2000. Esa relevancia está fuera de toda duda. Nosotros lo interpretamos más en tono positivo. Es verdad que entraron primero en esta situación, pero la forma en que fue gestionada la pandemia se ha demostrado efectiva. Ahora, muchas de las tesis de casas de inversión pasan por hacer una apuesta por este mercado porque su economía, de alguna forma, está saliendo clarísimamente del confinamiento. Está dando pasos muy importantes en cuanto a la normalización. Vemos una cierta normalización que alienta a los inversores internacionales a enfocarse hacia ese mercado. Desde un punto de vista de la comunidad inversora, el principal cambio que esta crisis va a tener es la consideración de China como lo que ya es: una economía líder a nivel global, que va a tener una representación específica en las carteras de los inversores, que hasta ahora no siempre era el caso.
¿Por qué hasta ahora China no jugaba un papel importante en las carteras de los inversores?
Hasta ahora China no tenía tanta representación en las carteras porque se la consideraba como una porción muy importante de los mercados emergentes. No solo requiere un puesto específico en una cartera diversificada como economía relevante, sino que todas las dinámicas allí son muy diferentes a las de otras economías emergentes. Ya no es una economía productora de bienes de bajo coste y bajo valor añadido; es una economía que está consumiendo de una forma brutal, en proceso de urbanización de regiones rurales hacia grandes ciudades. Desde 2010, 187 millones de personas se han movido a grandes ciudades, y de cara 2030 se esperan otros 144 millones más. China es una economía que está innovando a una velocidad que no hemos visto en una economía desarrollada. Y es un país que está comenzando a envejecer: en 2020 tendrá 170 millones de personas por encima de 65 años y en 2030 serán 250 millones . Estos cambios en la estructura de la sociedad, con las implicaciones desde el punto de vista de sanidad, patrones de consumo... tiene implicaciones relevantes para los inversores internacionales. Estas dinámicas en China nos hace pensar que vamos a ver al país ya no solo para invertir en renta variable sino también en la fija, dentro de carteras diversificadas.
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