Mutua Madrid Open

El ilusionante reseteo de Paula Badosa

La española vuelve a disfrutar del tenis y a demostrarse que puede competir contra cualquiera. Hoy se mide con Jill Teichmann

Cuando ganar se torna obligación

Paula Badosa Diego González

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«De lo que más contenta estoy es de cómo he sabido gestionar esa presión. Estaba nerviosa antes de entrar, porque quería hacerlo muy bien y al final me ha salido bien». Es la frase de una Paula Badosa , (Nueva York, 23 años) que vuelve a disfrutar tras un reseteo mental en el que las palabras expectativas y presión pudieron con sus ganas y su talento. Pero está en segunda ronda del Mutua Madrid Open tras un gran estreno contra Barbora Krejcikova. Premio grande para empezar porque no ha tenido muy buena suerte en este torneo. Duras derrotas o retiradas por lesión que hacen de este triunfo del miércoles el primero en su carrera en el cuadro final.

Y es premio mayúsculo si se mira un tiempo atrás y se observa de dónde viene. Porque en 2015 era la joya del tenis español . Prometedor futuro porque había un talento descomunal y mucha furia que encontró réditos en las categorías inferiores y se apreciaba un buen salto a las alturas . Campeona júnior de Roland Garros, nada menos.

Pero la proyección se quedó estancada. Demasiadas luces que cegaron la perspectiva . «Pasé por momentos de ansiedad. No tenía ganas personal ni profesionalmente de hacer nada. Perdí la ilusión de jugar al tenis. No disfrutaba nada ». Estas eran sus palabras a mitad de 2019, después de un proceso en el que el miedo se apoderó de su mano y de su cabeza y le era imposible saltar a la pista sin sufrir.

Y desde el fondo, tenía dos opciones, abandonar o levantarse. Y Badosa, como buena tenista profesional, no se rindió. Recogió las piezas de su puzle y comenzó a juntarlo de nuevo. Con esa energía que desprende en la pista y las ganas de volver a lo que le gustaba y que tan bien sabía hacer. Para ello, decidió cambiarlo todo, primero ella misma, después su entorno. Tras una buena experiencia con Xavier Budó, eligió a Javier Martí , tenista con mala suerte en las lesiones, para que la acompañara desde el palco. Y un amigo.«Ha dado un salto de nivel muy alto, acercándose en el ranking», aceptaba Anabel Medina, capitana de la selección española.

Apenas los separan cinco años, pero la experiencia conjunta ayuda a crecer a uno y a otro . Y el camino empezó a embellecerse. De la angustia, a las lágrimas en Roland Garros por haber tocado el límite, por el momento, pero por arriba. Unos octavos de final que, por el momento, son su techo en un Grand Slam. Después, semifinales en Lyon, después, otras semifinales en Charleston, derribando a toda una número 1 como Ashleigh Barty. En el raquetero, dos victorias de categoría ante dos jugadoras del top 15 (también ganó a Belinda Bencic). Confianza y convicción de que le puede pelear a cualquiera. «Antes un buen resultado era demasiado para mí, ahora me lo tomo con más calma». Ese ahora es una primera victoria del cuadro final en Madrid. Y con ganas de seguir subiendo, hoy, ante Jill Teichmann, entrenada por Arantxa Parra y a quien ha batido en dos ocasiones. El puzle está completo. Porque entre pieza y pieza, ya hay espacio para gestionar los nervios y las derrotas, pero, sobre todo, las victorias.

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