Roland Garros
Djokovic supera la lluvia y a Bautista
El serbio se sobrepone a los parones por la lluvia y a un gran Bautista que lo obligó a subir el nivel (3-6, 6-4, 6-1 y 7-5)
Novak Djokovic se sobrepone a un partido suspendido en dos ocasiones y a un Roberto Bautista peleón para alcanzar los cuartos de final en Roland Garros y certificar que ni la lluvia va a impedir que batalle hasta el final por su preciada Copa de Mosqueteros. En algo más de tres horas, el serbio logró al victoria por 3-6, 6-4, 6-1 y 7-5.
Miraba Novak Djokovic las líneas de la pista con cierto temor. La lluvia no había parado del todo, los paraguas seguían abiertos, pero las lonas se habían quitado y el partido empezaba. Tampoco Roberto Bautista estaba mucho más contento. La tierra batida, húmeda y fría, como la grada semivacía, no invitaba demasiado a jugar. Fruto de esa inestabilidad se produjeron los dos primeros breaks , uno para cada jugador, con errores inusitados por ambas partes.
Se activó el español ante un apático Djokovic en los primeros compases. Se empleó a fondo con el resto y aprovechó la segunda oportunidad de break para escaparse 4-2 en el marcador. Y otra más en el siguiente para situar el marcador con 5-3 y saque. El serbio habló con el juez de silla en el intermedio, pero este no consideró suficiente la lluvia ni suficiente el peligro en las líneas, esas que miraba el número 1 del mundo con temor. Un juego después, con la alegría de Roberto Bautista porque su mayor energía había dado sus frutos, la lluvia mandó a todos para casa.
El español, con una agilidad de piernas tremenda, desarboló en ese primer set a un gris Djokovic, que esperaba con impaciencia que las nubes descargaran con toda su furia para poder repensar el partido en el vestuario. Hacía mucho tiempo que al serbio no se le veía masticar tantos insultos ni gesticular con tanta rabia cuando sus golpes no salían apenas de su raqueta y su movilidad en la pista en nada se parecía a la que lo ha impulsado hasta el número 1 del mundo desde hace tiempo.
Tras dos horas de parón, el partido volvió a disputarse. Antes de salir, Djokovic valoró el estado de la lluvia que caía, fina, pero insistente, sobre la pista. Protagonizó un paseo para el recuerdo, agarrado a un paraguas que había pedido prestado a una aficionada, y deleitando al escaso público con un paso de baile a lo «Cantando bajo la lluvia».
En la segunda parte del encuentro, Djokovic encontró lo que le había faltado en el primer set: rapidez y agresividad en sus golpeos. Aunque Bautista defendió su territorio y consiguió desequilibrar el saque del serbio en dos ocasiones más, en un ejemplo de que la pista no estaba a gusto de ninguno, proque también el español cedió su servicio de forma consecutiva. Un segundo set irregular, con destellos de la calidad de Bautista, pero que no fueron suficientes para aplacar la rabia de su oponente: con su tenis, con la lluvia, con la falta de calentamiento previo, con los retrasos, con un torneo de Grand Slam que no tiene todavía opción de cerrar el techo de la Philippe Chatrier a pesar de la insisitencia con que el clima amenaza siempre este torneo.
Porque la lluvia regresó. Se dio un descanso para que Djokovic pusiera la directa, para decepdión de Bautista, pero regresó de nuevo con fuerza cuando el marcador del tercer set no dejaba lugar a dudas de quién tiene una espina clavada con el torneo parisino: 4-1 para Djokovic y de vuelta al vestuario. Roland Garros, en ese momento, con apenas un par de partidos terminados, decidió cancelar el resto de la jornada porque las nubes ya no dieron tregua.
Otra vez parón y otra vez acumulación de partidos para el día siguiente.
Con menos nubes amaneció el miércoles en París. Aunque Bautista todavía sufrió un chaparrón en su juego que terminó con el tercer set también para Djokovic por 6-1. Sin embargo, el cielo se aclaró para el español en el cuarto y su tenis cogió la intensidad de la que había adolecido el día anterior. Peleó y bregó para defender su sitio y su servicio y la grada respondió con aplausos, contenta por fin con el espectáculo tras dos días de caos.
El encuentro encontró su versión más batalladora en el cuarto set. Djokovic en pleno apogeo y Bautista respondiendo con la calidad que atesora. Fue el español quien aprovechó a meterse más en la pista y desequilibró el encuentro con un 4-2 prometedor . Al otro lado de la red, el serbio gesticulaba y miraba al cielo pidiendo respuestas. Las encontró de inmediato. Recuperó su servicio y los dos contrincantes pelearon con ahínco en cada golpe. Pero encontró un mayor pulso el serbio en el momento definitivo: 5-5 y al resto , halló un resquicio en la potencia de Bautista para llevarse el servicio. Con su saque certificó sus ganas por levantar la Copa de Mosqueteros por fin, a pesar de la lluvia y a pesar de un Bautista convincente en sus empeños.
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