Selección española
Italia, contigo empezó todo
La tanda de penaltis ante la selección transalpina en 2008 marca el inicio de la etapa más gloriosa del fútbol español
La historia cambió ese 22 de junio de 2008 con unos penaltis. Conviene recordar la tanda una vez más: Villa, gol; Grosso, gol; Cazorla, gol. De Rossi, para Casillas; Senna, gol; Camoranesi, gol; Güiza, para Buffon; Di Natale, detiene Casillas; Cesc Fábregas, gol. Y hasta ahí.
En ese momento, con la clasificación para las semifinales de la Eurocopa de Austria (Suiza ni la pisamos) se vivió una explosión colectiva, un impulso nervioso con origen en el Prater de Viena que se propagó por cada uno de los rincones de España. La selección española rompía al fin un maleficio de once grandes torneos (Mundiales y Eurocopas) en los que los cuartos de final, los malditos cuartos, se habían convertido en un tope infranqueable. Lo hacía además ante un rival especialmente esquivo, la misma Italia con la que volverá a medirse mañana en Údine, y a la que cuatro años después de aquellos penaltis volvió a ganar, esta vez por la vía del K.O. en la final de la Euro 2012 . Esa Italia que siempre nos derrotaba con un juego raquítico, y en ocasiones pendenciero, sucumbía al fin en los albores de la etapa más prodigiosa que ha visto la selección española.
Son los propios protagonistas, con el héroe Casillas a la cabeza, los que señalan esa fecha como el día que se rompieron las cadenas, «una liberación mental» que permitió conseguir todos y cada uno de los éxitos posteriores. Empezando por el gol de Torres a Alemania en la final de ese mismo torneo. Siguiendo por el jubiloso Mundial de Sudáfrica , en el que lograron levantarse de la traumática derrota ante Suiza en el primer partido para acabar levantando la Copa del Mundo. Y finalizando con la inmaculada trayectoria en la Eurocopa de Polonia y Ucrania, donde afrontaron otra traumática tanda de penaltis, esta vez ante Portugal, para alcanzar la final.
Todo se debe a esos penaltis. A esa victoria contra una Italia a la que no se derrotaba en partido oficial desde los Juegos Olímpicos de Amberes, en 1920. Desde entonces, los transalpinos tenían tomada la medida a la selección. La ganaron primero en los Juegos de París 1924. Más tarde en los de Amsterdam 1928, en una eliminatoria de cuartos que acabó con un humillante 7-1. Lo mismo ocurrió en el Mundial de 1934, donde los italianos ejercían de anfitriones y apearon a España, cómo no, también en cuartos.
La nariz de Luis Enrique
La historia se repitió sesenta años después, en el Mundial de Estados Unidos. Italia volvía a dejar fuera a España en la antepenúltima ronda en un partido que será recordado siempre por la conmovedora imagen de Luis Enrique sangrando y llorando de desesperación ante el árbitro, el funesto Sandor Puhl, tras recibir un codazo de Tassotti en la nariz.
Esa afrenta fue la última. La victoria por penaltis de 2008 cambió por completo el paisaje y ahora es España quien domina a su histórico adversario. Desde entonces, la selección no ha perdido ninguno de los tres partidos oficiales que ha disputado ante la «azzurra»., con un balance de dos empates y el histórico triunfo por 4-0 (Silva, Alba, Torres y Mata) en la final de la Eurocopa 2012 en Kiev.
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