Fútbol
La perenne discusión en torno a Álvaro Morata
Mientras suenan los nombres de Vlahovic o Cavani para reforzar el ataque de la Juventus, el futuro del delantero español, enemistado con el gol en esta campaña, parece estar lejos de Turín
Inevitablemente, el nombre de Álvaro Morata ha estado siempre adosado a la polémica. Es un futbolista que tiene el don o el defecto de polarizar al aficionado y, por ende, aunque ya tenga 29 años y su carrera sea extensa y prolífica, existen miles de gargantas que aún afirman que es muy malo, mientras que otras tantas opinan lo opuesto. Su juego, físico y vertical, pero exento de pausa, genera demasiada controversia y lo único incontestable en él son las ganas, la perseverancia y, sobre todo, los goles. Sin embargo, cuando estos escasean, su apellido entra en llamas.
Esto mismo está ocurriendo en la presente temporada: a la par que la Juventus contempla cómo se derrumba su imperio, el madrileño vive una crisis anotadora que hace mella en la hinchada y en la siempre aguda prensa italiana. Además, no solo se critica su desacierto, también su actitud frente a los contratiempos. Sin ir más lejos, el pasado domingo en la victoria de su equipo ante el Génova, Morata protagonizó un airado desencuentro con su técnico cuando este le sacó del campo. Corría el minuto 72 y el ariete, que ya tenía una amarilla, continuaba protestando las decisiones del árbitro. Allegri se percató y le sustituyó por Kean, y cuando Morata se acercaba al banquillo le espetó: «Es mejor que te calles (...) Les regalaste una falta, así que debes callarte» , mientras que el ariete exclamaba: «¿Qué he hecho?, ¿qué he hecho?» .
Álvaro solo suma cinco goles en 19 partidos este curso y la Juventus, pese a encadenar dos victorias seguidas en el Calcio, malvive fuera de los puestos que dan acceso a la Champions. En la mitad ‘bianconera’ de Turín no tienen motivos para sonreír y la familia Agnelli planea cambios para el futuro inmediato. Así, los juventinos sueñan con firmar a Vlahovic en el inminente mercado invernal, una operación que de no producirse en enero, volverían a intentarlo en junio. Asimismo, la opción de Edinson Cavani permanece en su recámara. Obviamente, estas intenciones del club de la Fiat parecen confirmar que Morata, tras finalizar su cesión, volverá al Atlético de Madrid.
Buscando el lugar idóneo
Hubo una época, ya lejana, en la que la crítica pública estaba ampliamente a favor del canterano del Real Madrid. Morata acababa de regresar a la capital tras su exitosa primera etapa en el Piamonte y su titularidad se pedía a gritos en el Santiago Bernabéu , mientras que Benzema (sí, Benzema) era silbado con hastío cada domingo. Pero Zidane confió ciegamente en su compatriota y jamás le sacó del once. Varias Champions después, el tiempo hizo buena la apuesta del técnico galo y Morata, revalorizado tras su mejor campaña como profesional, donde vio puerta en 20 ocasiones en su papel de revulsivo desde el banquillo, decidió buscar un papel protagonista en la víspera de Rusia 2018. Así, Álvaro dejó el equipo de su niñez en el verano de 2017, y más de 60 millones en sus arcas, para convertirse en la referencia ofensiva de uno de los mejores equipos del continente, el Chelsea . Pero finalmente, ni explotó en Stamford Bridge, ni fue convocado por Lopetegui para la cita mundialista. En tal instante, el atacante tocó fondo: «Yo me fui del Madrid para jugar el Mundial y me quedé sin Mundial, será difícil que vuelva a estar tan abajo» , comentó a este periódico en noviembre de 2018.
«Estaba totalmente fuera de donde tenía que estar. Tenía problemas conmigo mismo... Iba contra todo: árbitro, rivales, afición... Me di cuenta de que no estaba equilibrado y tienes que recuperarlo, pero no es fácil, no es cuestión ni de una semana ni de dos. Estaba tocado mentalmente, muy bajo de confianza, y me ha llevado unos cuantos meses el recuperar la felicidad. Sobre todo dentro del campo, porque fuera de él lo era», señaló el nueve en dicha entrevista , donde charló abiertamente de sus problemas de autoestima derivados de la presión y la exposición pública, y de cuanto bien le producía acudir al psicólogo.
Tras año y medio en Londres, donde ni para Conte ni para Sarri fue una pieza clave, el Atlético de Madrid se cruzó en su camino y, ciertamente, parecía al fin llegar al lugar idóneo. Su capacidad para jugar al espacio, su espíritu contragolpeador y su entrega en cada partido encajaban como guante en mano en los dogmas del cholismo. Sin embargo, de nuevo, no supo amoldarse a un nuevo equipo. El Metropolitano agradeció su esfuerzo y en el recuerdo atlético quedará grabado aquel gol en Anfield con el que les pidió perdón por todas las oportunidades erradas en el pasado. Pero al fin y al cabo, su paso por el club rojiblanco fue testimonial y, en el verano de 2020, decidió volver a mudarse.
Con mil experiencias en su mochila y en calidad de prestado, el madrileño regresó a la Juventus, el único equipo donde había sido realmente importante. Y como si el tiempo no hubiera pasado, Morata igualó sus mejores registros goleadores (20 goles entre todas las competiciones) y fue esencial para que la triste Juve de Pirlo fuera cuarta en la Serie A y levantara la Coppa Italia. Su gran campaña propició que fuera el ariete titular para Luis Enrique en la Eurocopa, pero como era de esperar, la decisión del asturiano sacudió de nuevo a la opinión pública. Con España entró mil veces en fuera de juego, falló un penalti y otros tantos mano a mano, fue silbado en la Cartuja y, posteriormente, tras pelear cada jugada y marcar ante Polonia, Croacia y en la semifinal ante Italia, su trabajo fue reconocido por el grueso de la afición.
Pero en este desolador inicio de campaña, los demonios han regresado al nueve. Nada nuevo bajo el sol: sea donde sea, el eterno discutido Álvaro Morata intentará volver a reivindicarse .
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