Real Madrid
La eterna polémica: ¿Por qué son manos las de Marcos Llorente y no las de Lucas Vázquez?
A pesar de los cambios en la norma para ayudar a árbitros y jugadores a saber cuándo existe penalti, la primera jornada de la Liga genera el primer gran debate de la temporada
Las acciones de Marcos Llorente en Vigo y de Lucas Vázquez en Vitoria , juzgadas de forma diferente, han vuelto a calentar el ambiente de la arbitrariedad del arbitraje español. No ha un criterio, no saben cómo valorar esas acciones y técnicos y futbolistas están tan perdidos como los colegiados, que arman jaleos donde no debía haberlos.
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Esta temporada solo ha cambiado una norma respecto a las manos: no señalará penalti si el balón da primero en el cuerpo del futbolista y luego en su mano o en su brazo. Pero se pitará penalti siempre que el balón contacte con una mano separada del cuerpo, sea en la esquina del área o en el medio de ella. Pues llegó la primera jornada y ya se armó el jaleo.
Soto grande pitó bien al no señalar penalti contra el Real Madrid en un balón que tocó en el vientre de Lucas Vázquez y después no se ve que toque una mano; pero Munuera Montero aplicó mal la nueva norma y sí señaló penalti a Llorente en Vigo en una pelota que tocó en su vientre y luego en la mano. El primero que no sabía la regla era el árbitro
El Alavés pidió penalti en una mano de Lucas Vázquez en Mendizorroza, donde el Real Madrid venció 1-4 . Soto Grande acertó al no señalar nada. Primero, porque la pelota da en su cuerpo y luego no se ve que toque su mano, en todo caso pegada a su vientre. Sin embargo, en Balaídos, Munuera Montero perdió el norte.
Un remate del Celta chocó en el vientre de Marcos Llorente y el balón dio luego en su mano. Y el colegiado señaló pena máxima, precisamente cuando la nueva norma dicta que no se pitará el gran castigo si el esférico viene de un rebote. El árbitro era el primero que no se sabía la ley . El Celta empató gracias a esa ayuda.
Diego Pablo Simeone fue claro después del partido : «Nos reunieron durante horas para explicarnos la nueva norma y luego no vale para nada».
El poder arbitral internacional y los comités nacionales quieren solucionar las polémicas de las jugadas que se enjuician de manera diferente al arbitraje antiguo, pero n o han resuelto nada en estos tiempos de intento de cambiar lo que no se debe. Lo aficionados están desorientados, porque lo que hace diez años nunca era penalti ahora puede serlo y las nuevas reglas de valoración se aplican sin rigor unitario, cada uno según lo que ve, y el jaleo es contundente .
En la Eurocopa se mantuvo el sentido común y solo se señalaron dos penaltis por manos separadas; no se castigaron como penalti manos al borde del área, en centros sin peligro cierto. se mantuvo l criterio antiguo. Es en España donde se pita penalti a toda mano que esté separada, aunque no haya peligro cierto, convirtiendo el fútbol en una lotería
Hace una década nunca se pitaba penalti en un centro que daba en una mano involuntariamente. No se aplicaba el máximo castigo para una acción que no era ni de gol. En los últimos años se ha variado ese criterio, al menos en España, y llevamos un tiempo viendo como cualquier centro que toque en una mano algo separada dentro del brazo se considera penalti, con una sanción máxima para una jugada que no tiene ni peligro. Esta aplicación del Reglamento, en España, ha convertido al fútbol en una lotería injusta.
Y decimos en España, porque esa regla internacional se aplicó con visión justa en la Eurocopa, donde solo se señalaron dos penaltis por manos separadas en 60 partidos. Hubo muchas en las que el criterio arbitral fue muy cierto, se impuso el sentido común, que es el menos común de los sentidos, y no se señaló pena máxima en un centro sin peligro real.
En España no se está aplicando esa norma con sentido común, con visión de criterio arbitral y futbolístico. S e impone a rajatabla, si hay mano separada es penalti sin importar donde esté el jugador y el balón, en la esquina del área o en el centro. El resultado de esa arbitrariedad es que e n la primera jornada ya hay polémicas. Y las que vendrán.