Fútbol
El malestar de Valverde
El técnico se siente ninguneado ante algunas decisiones de la directiva azulgrana
Un doblete y una Supercopa de España. Tres títulos de cinco posibles suma Ernesto Valverde cuando está a punto de acometer su segunda temporada al frente del banquillo del Barcelona. Un bagaje realmente bueno, solo empañado por la abrupta eliminación en Champions ante la Roma, pero que no asegura ni mucho menos que el entrenador decida prolongar su vinculación con el club catalán, que acaba el próximo 30 de junio . Aunque en su contrato figura la opcionalidad de un año más, en estos momentos no parece nada claro que Valverde abogue por continuar. El distanciamiento entre el preparador y la directiva es la principal causa . Una decepción que se fue cociendo a fuego lento desde que a mediados de abril se produjera el primer desencuentro.
Poco importó que tuviera más de media Liga en el bolsillo y una final de Copa por disputar. La eliminación ante la Roma provocó que la directiva barajara la destitución del técnico si no ganaba la Copa, lo que generó un gran desasosiego en Valverde y encendió los ánimos del vestuario. Si bien el técnico no había acertado en el planteamiento, desde la zona noble no se había cumplido a la hora de darle las herramientas idóneas y prometidas para ello tras la sorprendente fuga de Neymar al PSG. Ese 21 de abril, en el que ABC publicó las intenciones del club , marcó un antes y un después en las relaciones entre ambas partes.
El talante conciliador y discreto de Valverde ha ayudado a mantener las formas, aunque jamás se recuperó la afinidad del inicio. De hecho el malestar de Valverde ha ido creciendo este verano , cuando ha comprobado que no le han tenido en cuenta en decisiones importantes y que han pasado por alto algunas de las peticiones que ha realizado. Enemigo de la polémica, el extremeño ha preferido abogar por el silencio y actuar con decisiones que han dejado al descubierto su disconformidad. El ejemplo más claro fue la poca relevancia que ha tenido Yerry Mina , un jugador que no había pedido y que se lo ficharon en diciembre para paliar la salida de Mascherano. Algo similar está sucediendo con Malcom , que llegó de forma sorprendente simplemente por ser un futbolista que pretendía Monchi. «Es una decisión del club», señaló entonces para confirmar de forma educada que no necesitaba a un futbolista que era un clon de Dembélé. El resultado no se ha hecho esperar: el brasileño se quedó fuera de la convocatoria en la Supercopa y no jugó ni un minuto ante el Alavés.
Paulinho y Rakitic
Pero el malestar de Valverde se incubó de forma permanente cuando a principios de julio se enteró escuchando la radio que el Barcelona había aceptado la salida de Paulinho . Nadie le había consultado. Y fue creciendo cuando al empezar la gira comprobó que aún tenía prácticamente a todos los descartados. Empezó a preparar la temporada con jugadores que no entraban en sus planes mientras se desgañitaba pidiendo a Willian. «Es muy caro», intentaron convencerle para fichar poco después por 42 millones a Malcom, un jugador que no necesitaba.
El desencuentro entre Valverde y Bartomeu pude vivir un nuevo capítulo estos próximos días si finalmente Rakitic acaba en el PSG. La necesidad de ingresar dinero para equilibrar el gasto que produce l a elevada masa salarial de la plantilla podría permitir el visto bueno a la salida de uno de los jugadores intocables del preparador y desde París se han fijado en el croata, que tiene una cláusula de rescisión de 125 millones de euros. Lo que suceda antes de que cierre el mercado puede incidir también en el futuro medio plazo de Valverde , un técnico coherente con sus decisiones.
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