Fútbol
Koeman, muy cuestionado en un Barça a la deriva
Solo la situación de desgobierno en el club mantiene al técnico, que ha perdido la confianza del vestuario y de la afición
Cuatro meses y 16 partidos oficiales han bastado para cuestionar a Ronald Koeman , al que únicamente parece salvarle el caos institucional que vive el Barcelona, que transita sin un presidente tras la dimisión en bloque de la directiva de Bartomeu el pasado mes de octubre. Tiene el holandés asegurado el puesto hasta finales de enero, cuando se celebran las elecciones a la presidencia , aunque la mayoría de precandidatos que aspiran a comparecer ante las urnas han manifestado que cuentan con el holandés. Con matices, eso sí, de los dos favoritos al triunfo final. Mientras que Víctor Font , que llegaría de la mano con Xavi Hernández, tuvo que rectificar cuando aseguró que «Koeman no seguirá aunque gane el triplete», Joan Laporta ha advertido que el neerlandés merece cierto crédito dejando en la ambigüedad su decisión si gana los comicios.
Los resultados, la trayectoria del equipo, las carencias sobre el terreno de juego, su propuesta futbolística y la escasa autocrítica del técnico han generado malestar en el vestuario y muchas dudas entre la afición, que aboga, resignada, por reconfigurar los objetivos de la temporada con prioridad para acabar entre los cuatro primeros en la Liga, poder disputar la Champions el próximo año y construir un equipo ilusionante y de garantías. Noveno en Liga, a doce puntos del líder, y segundo en su grupo europeo tras ser superado de forma contundente en casa por la Juventus (0-3) en la última jornada, son argumentos suficientes para cuestionar los métodos de Koeman.
Su crédito parece bastante agotado, aunque desde que aterrizó en el Camp Nou ha tenido que ir superando obstáculos. Desde el famoso y polémico burofax de Messi pidiendo su salida a la dimisión de Bartomeu, pasando por las cuestionadas salidas, la gravosa situación económica, la marejada institucional, las numerosas lesiones que han ido diezmando al equipo y la descompensación de un equipo al que no llegaron los fichajes que solicitó. Se le recrimina su mal perder y la búsqueda de excusas tras cada tropiezo en lugar de analizar la montaña rusa en la que se ha instalado el equipo y de sus problemas ante los rivales más fuertes como Sevilla, Getafe, Real Madrid, Atlético o Juventus. Los árbitros, el VAR, los fallos individuales de algunos jugadores, el rendimiento del equipo, el calendario o los problemas físicos de la plantilla son dianas recurrentes contra las que lanza unos dardos escasamente autocríticos.
Aunque el vestuario ha reconocido parte de culpa, como la denunciada por Griezmann tras la derrota ante la Juventus («Es una falta de todo: de ganas, de actitud, de querer correr, todo mal») , tanto los jugadores como la afición coinciden en un aspecto que le reprochan: su intransigencia el aplicar un sistema con dos pivotes que está quedando demostrado que no funciona porque nunca ha formado parte del ADN culé. No le gusta a la grada el 4-2-3-1 y no se siente cómodo el equipo porque provoca una separación excesiva entre la defensa y el ataque, propiciando espacios para que los rivales se vuelquen sobre la portería de Ter Stegen . Precisamente, el alemán criticó ayer veladamente este sistema: «Una cosa son los errores individuales y otra la forma en la que defiendes. Son cosas diferentes y hay que valorarlo de forma diferente».
Pero el preparador es reacio a dar el brazo a torcer. « Para mí no es un tema de sistema . Si fuese de sistema, habría que cambiar, pero para mí con estos jugadores es nuestro sistema. Hay que aprender y salir al campo con confianza y no dejar espacios», argumentó ayer.
Aparca el Barcelona la Champions hasta febrero con la sensación de ser un rival asequible para el equipo que le toque en octavos y con la necesidad de evitar el ridículo en una Liga en la que ha quedado casi desahuciado en diciembre. Diez partidos en la competición doméstica es el margen que le queda antes de que un nuevo presidente tome posesión de su cargo y se vea abocado a tomar decisiones drásticas para reconducir una situación impensable hace justo un año, cuando bajo la tutela de Ernesto Valverde , el Barcelona lideraba la Liga y se clasificaba brillantemente para los octavos de final de la Liga de Campeones como primero de grupo, sin perder ningún encuentro, por delante del Dortmund y del Inter.
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