Fútbol

La guerra fratricida que divide al fútbol mundial

El plan de la FIFA para jugar la Copa del Mundo y la Eurocopa cada dos años choca con el rechazo frontal de la UEFA. La controvertida propuesta se votará a finales de diciembre en una cumbre con las federaciones de 211 países

Tomás González-Martín

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Gianni Infantino quiere pasar a la historia como el presidente de la FIFA que consiguió que se dispute una Copa del Mundo cada dos años y que, durante su mandato, permitió que decenas de selecciones modestas pudieran jugar por primera vez Mundiales. En ese empeño, el dirigente ha propuesto a las 211 federaciones de fútbol de Europa, América, Asia, África y Oceanía organizar una Copa del Mundo cada dos temporadas a partir de 2026, revolución que provocaría que la Eurocopa y la Copa de América también tendrían lugar cada dos campañas en los años impares, de manera que el aficionado disfrutaría cada verano de grandes campeonatos de selecciones. El máximo responsable del fútbol del planeta ha convocado para el 20 de diciembre a todas las federaciones para votar una reforma que ha generado polvareda y el rechazo frontal de organismos como la UEFA.

Los clubes están en contra, pues sus futbolistas tendrían un gran torneo de selecciones cada año, el desgaste será enorme y ceden a sus profesionales gratuitamente

Aunque muchos aficionados entienden que el planteamiento de Infantino podría suponer una locura de partidos para los futbolistas, Arsene Wenger, el expositor del proyecto de la FIFA, defiende lo contrario. El eterno entrenador del Arsenal dejó el equipo londinense y ahora trabaja junto a Infantino para explicar por todo el mundo la propuesta que pretende cambiar el calendario internacional del fútbol. Según el francés, los futbolistas afrontarían menos partidos que ahora y, además, viajarían la mitad de kilómetros, pues habría solo uno o dos periodos de selecciones por curso. Si fuera uno, se elegiría el mes de octubre, treinta días en los que las selecciones disputarían siete partidos, uno cada cuatro fechas. Si hubiera dos parones, serían tres semanas en octubre y dos en marzo. Las fases finales siempre se jugarían en junio y las vacaciones serían en julio.

La Confederación Sudamericana de Fútbol, la UEFA y los grandes clubes de ambos continentes ya han expuesto su rechazo a un cambio que provocaría que cada año tendrían que perder a sus futbolistas en el mes de junio para que puedan jugar con sus selecciones.

La FIFA señala, por el contrario, que con esta nueva filosofía de calendario se pasaría de 50 días anuales de cesión de futbolistas a las selecciones a tan solo 30, ganando así 20 días que se pierden principalmente en viajes intercontinentales.

Infantino y Wenger destacan que, en su propuesta , los torneos de clasificación para las competiciones internacionales tendrían un máximo de siete encuentros. En 28 días se jugarían esos siete partidos, todos en octubre o bien repartidos entre los meses de octubre y marzo de cada campaña.

La FIFA pone como ejemplo a Messi para explicar la reducción de días de la que disfrutarían los internacional. Según Wenger, el argentino recorrió entre 2014 y 2018 un total de 324.569 kilómetros en desplazamientos, una cifra que reduciría a 157.348 kilómetros entre 2026 y 2030 atendiendo al nuevo calendario. El documento de la FIFA apunta también que las selecciones europeas pasarían de jugar 44 partidos en un ciclo de cuatro años, a 43 (reducirían uno), y las sudamericanas rebajarían de 38 a 34. Lo que Infantino quiere destacar es que habría un campeonato importante cada año, Copa del Mundo o Eurocopa y Copa América, pero que los partidos serían menos, porque lo que se eliminaría serían los encuentros amistosos y todo lo que se jugara tendría suma importancia porque serían siempre fases clasificatorias.

Este calendario estructural se votará el 20 de diciembre . La FIFA piensa que se aprobará y lo ha presentado ya a todas las confederaciones. Los clubes tendrían que ceder a sus futbolistas de una forma completamente diferente, en octubre, marzo y junio o únicamente en octubre y junio.

Enrique Cerezo, presidente del Atlético, comentó en su día a ABC que lo ideal sería unificar todos los partidos de selecciones en un mes, por ejemplo en diciembre, para evitar tantos parones de la Liga y la Champions, los cambios de entrenamientos y tantos viajes. Pero lo que propone Infantino es añadir a eso un Mundial, una Eurocopa o una Copa América cada mes de junio. Y aunque sean los mismos o menos encuentros, el hecho de competir al máximo nivel cada verano es un perjuicio para los equipos, que verán a sus profesionales más desgastados, sin ningún verano normal.

El presidente de la FIFA expone que el proyecto dará más cancha a las federaciones y selecciones humildes porque su idea es que cada Copa del Mundo bienal sea organizada por más de una nación, que pueden ser dos, tres o cinco en cada edición, tanto en fútbol masculino como femenino. Si la Copa del Mundo masculina se juega en los años pares, el Mundial femenino lo hará en los impares.

Infantino ensalza por ello que en veinte años puede haber cien naciones que hayan organizado una Copa del Mundo. Quiere acabar con la tardanza del regreso de la Copa del Mundo a un continente. Asia lo tuvo en 2002 por primera vez, Corea y Japón, y por fin repite en 2022 con Catar.

El plan de la FIFA es dar más oportunidades de jugar un Mundial a las selecciones humildes porque las organizaciones de cinco países son un visado directo para disputarlos sin tener que clasificarse y ese privilegio dejará plazas a otros equipos nacionales, lo que implicará también que muchos más jugadores de los cinco continentes podrán decir que han participado en una Copa del Mundo.

Está claro que el proyecto es un aliciente para el fútbol asiático, africano y oceánico, que tendrán mayor protagonismo en los Mundiales. Eurocopa y Sudamérica, baluartes del fútbol, se sienten utilizadas en esta reforma. Jugar cada año un torneo de alto rango supondrá unos ingresos mastodónticos para la FIFA .

Infantino, que no tiene un pelo de tonto, se agarra a las palabras de Florentino Pérez sobre la necesidad de la Superliga, «hay que ver mejores partidos», para promocionar su gran idea. Señala que este nuevo calendario haría que todos los encuentros de selecciones fueran oficiales y no habría «sparrings». Jugárselo todo en un mes de clasificación y un mes de fase final concentraría la tensión y la calidad.

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