Fútbol

Frenkie De Jong, un arranque al ralentí en el Barça

El holandés, llamado a ser la referencia en el centro del campo culé, aún no ha dejado su impronta y ha convertido los elogios recibidos en su país en dudas

Frenkie de Jong se lamenta durante un partido del Barcelona REUTERS

Sergi Font

Cuando el pasado 23 de enero de 2019 el Barcelona anunció el fichaje de Frenkie de Jong para esta temporada, expertos, críticos y aficionados coincidieron en destacar el acierto de Josep Maria Bartomeu, que tuvo que viajar expresamente a Amsterdam para convencer al holandés. A sus 21 años maravillaba en el Ajax, factoría de referencia en el Camp Nou, y era portador del ADN cruyffista tan necesario para ser aceptado por los puristas culés . Los 75 millones de euros, más otros 11 en diferentes variables, se antojaron como un chollo atendiendo a su sólido presente y su brillante futuro, y una bofetada en el orgullo de equipos tan potentes económicamente como el PSG o Manchester City . «No puedo compartir todo lo que me dijo Bartomeu pero tenía mucha confianza en mí, tenía claro que iba a ser un jugador clave para el futuro del Barça », explicó risueño el futbolista durante su presentación.

Un año después de su llegada la realidad dista mucho de las expectativas que se crearon. A una adaptación más dificultosa de lo esperado se le ha unido una reciente lesión en el sóleo de la pierna derecha que le mantendrá entre dos y tres semanas alejado de los terrenos de juego. Un nuevo contratiempo que le impide demostrar su valía y por el que puede dar su participación en la Liga casi por concluida. Es el colofón a una temporada gris , en la que incluso sufrió la primera expulsión de su carrera (ante el Espanyol) y que genera más incertidumbre en el «soci», al que la mayor alegría que le ha dado fue la eliminación del Real Madrid en la Champions cuando aún vestía la camiseta del Ajax. Ya se había comprometido con el Barça. «Estábamos muy contentos por eliminar al Real Madrid porque significó pasar a cuartos de final y para todos fue una sorpresa. Todos los de Barcelona me felicitaron, el presidente me llamó justo después del partido y fue muy bonito», desveló De Jong al pisar por vez primera el Camp Nou.

La llegada de De Jong y de Griezmann esta temporada debía servir para sentar las bases de un equipo campeón y crearle un ecosistema a Messi con cracks que han mostrado un rendimiento excelso en otros clubes. No obstante, todos los elogios que recogía el neerlandés en su país se han tornado críticas tras una temporada en la que la mayoría de cronistas coincidían en pedirle más. Indiscutible con Valverde y Setién, ha sido incapaz de imprimirle al centro del campo culé su impronta. « Frenkie tiene que jugar mejor. Es el yerno ideal, todo es genial, pero de momento no le he visto », le atizaba Gullit en «Voetbal International». Una opinión que contrastaba con los informes que reposaban sobre la mesa de la secretaría técnica cuando se le fichó: «Lo hace todo con sentido, es un jugador hecho para el Barcelona», era el resumen final que convenció a Robert Fernández, entonces director deportivo, a pelear su incorporación.

Consciente de que la autopista por la que esperaba deslizarse se ha convertido en un adoquinado camino repleto de obstáculos, De Jong se defiende: «Con Países Bajos o en el Ajax, solíamos jugar con dos mediocentros defensivos, mientras que en el Barça suele haber solo uno. Mi antigua posición no existe en el Barcelona », se justifica. «La gente dice que no juego en mi posición, pero la verdad es que me muevo en el centro y a veces más adelante. No tengo problema en adaptarme», añade. Incorformista por naturaleza, sigue trabajando para mejorar y revisa todos sus partidos en vídeo para cotejar los errores tácticos pero no puede eliminar la incomodidad que siente en el centro del campo, donde las referencias siguen siendo Busquets, Xavi e Iniesta . Una mochila excesivamente pesada y un recuerdo que le mantiene encorsetado.

Mikki Kiemeney junto a Frenkie de Jong PINTEREST

Esa incomodidad con la que actualmente vive su profesión pasa a un segundo plano cuando llega a casa. De Jong ha encontrado en su novia, Mikki Kiemeney , el complemento ideal y una estabilidad necesaria para un futbolista de elite. Ambos se conocieron en el instituto y empezaron su relación cuando eran adolescentes. Comparten el deporte como afición. Kiemeney es una exjugadora profesional de hockey sobre hierba. Alta, rubia e icono «millennial», es una «influencer» en las redes sociales con medio millones de seguidores. Suele publicar fotos personales con De Jong. Cuando el futbolista firmó como azulgrana recordó que tres años antes habían viajado a Barcelona para conocer el Camp Nou, el estadio «del club de tus sueños». Escogido para ser la referencia del centro del campo culé , De Jong destaca como organizador sobre el terreno de juego, faceta inversamente proporcional a la que demuestra en la intimidad. «En casa somos dos jóvenes que vivimos juntos y que no lo tenemos todo bajo control. Tenemos una gran pila de ropa por lavar y decidimos qué comer a las seis de la tarde. De puertas afuera parecemos más maduros», desvelaba su novia a la revista holandesa «FHM».

Es habitual verles sonrientes, incluso en los peores tiempos. «Entré en la cantera profesional a una edad temprana, así que crecí con eso. Por supuesto, hay algunos sacrificios que deben hacerse . A menudo estás lejos de casa durante mucho tiempo. Cuando eres joven, te recoge una furgoneta por la mañana y vuelves por la noche», explicaba recientemente, aunque dejaba claro que «nunca he sentido que me haya perdido nada en mi vida. He disfrutado casi todos los días y todos los momentos. No quisiera hacer nada diferente. No me arrepiento de nada».

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