Los CDR fracasan en su intento de tomar el Camp Nou

Primer partido en el Camp Nou desde la sentencia al «procés» y tras un fin de semana en el que no hubo fútbol en el estadio culé por la suspensión del clásico ante el temor de algaradas y disturbios . Expectación por tomarle el pulso al independentismo en la Ciudad Condal tras una semana de flamígeras diatribas, enconadas manifestaciones e incidentes en las calles del centro. Y más ante la movilización de los CDR pidiendo que el campo culé se llenara de esteladas para hacerse notar con una reivindicación masiva. Cualquier partido que disputa el Barcelona es un buen escenario para alharacas y bien lo saben los grupos soberanistas violentos. Aunque en esta ocasión no encontraron la respuesta esperada. A falta de media hora para que diera inicio el partido, las únicas banderas independentistas en los aledaños eran las que se vendían en los típicos puestos de gorras y bufandas del Barça.

Miguel Buch , el conseller de Interior de la Generalitat que garantizó la seguridad del clásico cuando la Liga solicitó su suspensión, se dejaba ver en el palco junto a Bartomeu. Mientras los Mossos d’Esquadra desplegaban su operativo habitual para un partido que nunca fue considerado de alto riesgo . Ni siquiera cuando los CDR del Barça emitieron su comunicado mostrando su «frontal rechazo» a las sentencias condenatorias contras los líderes soberanistas encarcelados y advirtiendo que «estamos preparando acciones para mostrar al mundo que ante la situación de excepcionalidad que vive Cataluña , el Barcelona no puede mantenerse ajeno y actuar como si nada estuviera pasando, y menos cuando socios y socias del club se encuentran en prisión sin fianza por manifestarse en contra de las sentencias del Tribunal Supremo ».

Una de estas acciones adquirió forma con la exhibición de dos grandes pancartas. «Independencia» , rezaba una. «Llibertat» , la otra. Ambas promovidas por ANC y Omnium Cultural. Tímidos pitos cuando los empleados del club las retiraron mientras varias banderas esteladas ondeaban en la zona reservada para los grupos de animación, en el Gol Nord. Nada nuevo ni destacable . Y mucho menos masivo. Los que pretendían que las gradas fueran un clamor como forma de protesta fracasaron. Ni siquiera la asistencia fue destacable. Prefirió el «soci» quedarse en casa y ver el partido por televisión que hacer suyo aquello de que «el Barça es mas que un club» y reivindicar su catalanidad desde la grada.

Tanta ausencia incluso deslució el habitual grito del minuto 17 exigiendo la independencia . Aprovechó la grada de animación para exhibir alguna pancarta («David Libertad» y «Libertad para todos los presos, detenidos y exiliados») y varias esteladas pero sin el efecto que pretendían los CDR. Emuló el Camp Nou al Palau Blaugrana el día de la huelga general convocada en Cataluña , el pasado 18 de octubre, en la que fracasaron las intenciones soberanistas y se pudo jugar con total normalidad.

Pocas horas antes, Javier Tebas seguía justificando su decisión de aplazar el clásico del fin de semana pasado. «Nosotros queríamos intercambiar el partido para retrasarlo lo máximo. El clásico es un problema de Estado, no del Barcelona . Hasta el 18 de diciembre en España van a pasar muchas cosas y esperemos que cosas positivas», aseguraba el presidente de la Liga durante un acto promocional. « Los CDR y Tsunami Democrático habían puesto el foco en el clásico, como ahora hacen con el día 18. Era un peligro jugarlo. Está claro, por mucho que digan los Mossos que no, que este partido está en el foco de que pueda haber conflicto», añadía el mandatario de la patronal insistiendo de nuevo en su tesis.