Fútbol
Un coloso llamado Haaland
Mediante su doblete en la primera jornada de Bundesliga, el delantero noruego ya suma más goles que partidos para el Borussia de Dortmund
A finales de 2019, en la semitediosa y semiilusionante fase de grupos de la Champions League, un adolescente silenció los ecos habituales que daban sentido a los grandes estadios y a los grandes jugadores. Por unos días, mientras el sueño europeo del Salzburgo sobrevivía, Erling Braut Haaland , un desconocido noruego de 19 años de rostro áspero, anotaba ocho goles en el primer escalón de la Copa de Europa. La cifra, la variabilidad y la agresividad de los goles escandalizaron al mercado europeo, tranquilo como de costumbre cuando se acerca el frío.
Como se había vaticinado, el club austríaco murió en la orilla previa a los octavos de final, y el nórdico, por esas fechas ya tan obsesivamente exigente y con medio continente haciéndole promesas, decidió continuar ligado a la Champions. La carrera invernal por su fichaje la ganó el Borussia , un club demasiado atractivo para los jovenes talentos, porque, entre otras cosas, les promete galones, juego bonito y fútbol de élite. Sin caer en hipérboles vacías, su llegada a la Bundesliga alemana tuvo el impacto de un ciclón. En su debut le hizo un 'hat trick' al Augsburgo ; en el siguiente partido marcó dos goles en Colonia; en el siguiente, otros dos al Unión Berlín. Su nivel de excelencia continuaba constante, el grifo de goles no cesaba y sin alcanzar la veintena, la competición germana ya se le intuía pequeña para un plan vital estelar. Y los grandes depredadores europeos estaban al acecho.
Sin embargo, el hijo de Alf-Inge Haaland, el jugador al que Roy Keane retiró del fútbol, tomo la decisión de continuar en la región del Ruhr. Quería seguir su progresión sin prisa, sin quemar etapas, con la inocente ilusión de levantar un título de Liga con los teutones. Su deseo no era otro que abandonar Dortmund vestido de leyenda. Camino va: con su doblete al Eintracht de Fráncfort del pasado sábado, en el inicio de su tercera temporada en Alemania, superó en goles a su número de partidos (62 en 61 encuentros) . En Europa, sus números son todavía mejores: a sus 21 años, el noruego lleva ya 20 goles en sólo 16 partidos de Champions, superando cualquier récord de precocidad. Todo en él es escandaloso; desde su envergadura, su galope o su potencia, hasta sus definiciones quirúrgicas, matadoras.
La tradición de este deporte señala, con lógica y poso, que tanto los defensas como los delanteros centros han de tener malas pulgas . Haaland va sobrado en ello pese a la presupuesta frialdad nórdica. El Sevilla lo sufrió en sus carnes cuando en los octavos de Champions del curso pasado les asestó cuatro goles, se burló de Bono y casi llega a las manos con más de un sevillista. Si hubiera habido público, el Pizjuán hubiera sido un clamor, aunque no hay duda de que la afición hispalense le tiene una aparatosa pitada guardada; más si cabe si vuelve a Nervión vestido de blanco.
Abramovic y Florentino salivan con su traspaso para la campaña 2022-23, la que seguramente sea la indicada para el siguiente paso en la carrera de Haaland. Mientras tal momento llega, él seguirá fusilando guardametas en centroeuropa, celebrando efusivamente, enalteciendo al 'Muro Amarillo' y al acecho del Bayern, que si embriagado de Bundesligas decide dormirse en los laureles, el Borussia podrá discutirle el título una vez más.
Entre tanto, hay que verle jugar. Hay que disfrutarlo. Tiene una edad pletórica y demasiado fútbol aún que ofrecer, demasiadas redes que llevar al límite.
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