Real Madrid

Los casos de coronavirus en profesionales cambiaron la posición de la UEFA

Los casos de la Juventus y del Real Madrid la hicieron reaccionar. Técnicos y futbolistas se negaban a jugar y el organismo europeo varió su postura, pero lo hizo tarde. Suspendió las competiciones sin fecha de reanudación

Última hora del estado de alarma en España por el coronavirus, en directo

Tomás González-Martín

El peligro que observan la UEFA y los clubes es que la gravedad de la situación se extienda en el tiempo, pues los ingresos televisivos son el único alimento verdadero de los equipos. De momento, la interrupción de la Champions, de la Liga Europa y de los campeonatos nacionales se ha establecido en dos semanas, pero los patronos y los futbolistas se temen que en la primera semana de abril la realidad sea igual o peor que ahora y no pueda jugarse. La UEFA y las ligas ya se plantean jugar cada tres días, sin descansar, en un maratón que aún no saben cuando comenzaría. Habría otro calendario.

La imagen de la UEFA no era buena. Parecía que no le importaba la pandemia y que vivía de espaldas al mundo con el único objetivo de ganar dinero hasta que se pueda. Les hizo reaccionar la protesta generalizada. Les tocó la fibra que muchos futbolistas internacionales hablaran entre ellos de paralizar la competicion por negarse a jugar. Les debió dar reparo que entrenadores como Nuno Espiritu Santo criticara duramente al máximo organismo del fútbol europeo mientras su equipo, el Wolwerhampton, era obligado a disputar la Liga Europa frente al Olympiacos el pasado jueves. «Hay gente que muere y tú estás aquí jugando un partido de fútbol, es absurdo», decía el extécnico del Valencia. Es mejor tarde que nunca. La UEFA decidió ayer, por fin, frenar todas las competiciones ante el progreso mundial del coronavirus.

El sindicato internacional de jugadores presionó a la UEFA porque los futbolistas no aceptaban arriesgarse a ser contagiados y se negaban a competir

El fútbol europeo se ha parado a todos los niveles, el nacional y el internacional, y el ambiente es que el mundo se detiene, como si el planeta no pudiera vivir sin fútbol. Quizá sea, en verdad, así. Esa es la fuerza del deporte rey. Las críticas de los profesionales por tener que competir hasta hace unas horas han sido muy duras a escala interna y externa, en sus clubes y en sus diálogos particulares a larga distancia, y por fin el máximo organismo del fútbol continental reaccionó. Por vergüenza torera.

Un cambio general de visión

Varias ligas europeas habían interrumpido sus campeonatos desde hace días, afectadas por el coronavirus de diversos futbolistas, y la UEFA todavía no actuaba. El Real Madrid, el Barcelona, el Sevilla, el Getafe y los equipos italianos no podían competir en Europa, perjudicados directa o indirectamente por el virus, y la institucion suprema del balompié europeo se negaba a encajar que el negocio se paraba. Por fin, el organismo presidido por Aleksander Ceferin decidió «posponer la Champions y la Liga Europa», sin una fecha predecible para retornar a la disputa de las eliminatorias interrumpidas.

La Premier inglesa, hasta ayer reticente a dejar de jugar, con Anfield lleno en la reciente visita triunfal del Atlético, con un Boris Johnson que no ha dado relevancia hasta ahora a la pandemia, decidió frenar por fin su competición hasta el 4 de abril. Lo hizo minutos antes que la UEFA tomara la determinación de atrasar sus torneos hasta el próximo mes. Los casos de Mikel Arteta y Hudson-Odoi alertaron a los ingleses del peligro de un probema que trasciende a las fronteras.

Posteriormente fue la Bundesliga, que tenía previsto jugar hoy y detener sus partidos el martes próximo, la que se sumó a la interrupción de los encuentros hasta el 2 de abril. Era ridículo competir este sábado a puerta cerrada para dejar de hacerlo dentro de tres fechas. No podía pensarse que el virus es cuestión de unos días o de otros países. Francia también anunció la suspensión de sus ligas hasta el próximo mes.

Y en París se mofaban

Ahora se critica, en un análisis pausado, la amenaza que la UEFA hizo sobre el Getafe para que jugara en campo del Inter sin público esta semana. Poco tiempo después de aquella situación desagradable, el Real Madrid anunció el caso de coronavirus de Thompkins, que jugó en Milán también a puerta cerrada, y la visión del máximo órgano del fútbol europeo comenzó a cambiar. La UEFA aceptó por fin a realidad.

Hay un punto de partida fundamental en este parón del fútbol continental: los que juegan. Fueron las estrellas y no tan estrellas de muchos grandes clubes las que entraron en contacto por teléfono para exponer su miedo, su preocupación y su deseo de no viajar, aunque compitieran a puerta cerrada, porque el mayor peligro es el trasiego de los cientos de personas que viven en torno al fútbol, desde los profesionales del balón a los médicos pasando por utilleros, policías y cuerpos de emergencia que rodean a cada partido. Varios futbolistas del Real Madrid recibieron llamadas de colegas de otros países en esa dirección: hay que negarse. Las figuras del balompié mundial hablaron y propusieron al sindicato internacional de jugadores, FIFPro, «el parón de las competiciones y», muy importante, «de los entrenamientos». La petición la hicieron los representantes de los sindicatos nacionales de futbolistas. «Pedimos a los organizadores de competiciones que respeten los deseos de los jugadores de adoptar un corto periodo de medidas de precaución, incluida la suspensión de los entrenamientos y las competiciones».

La FIFPro habló con la UEFA de la situación. Fue un capítulo que también fue clave en la actuación del órgano europeo del fútbol. El sindicato internacional también intervendrá el próximo martes, junto a las 55 federacines continentales, en el análisis que harán junto a Ceferin para valorar si la Eurocopa se disputa y las condiciones que tienen que darse para que se juegue, pues el torneo tendrá lugar nada menos que en doce ciudades.

Para los futbolistas ha sido un gran error que algunos clubes, como el PSG, no se hayan tomado en serio la pandemia hasta ahora. Los aficionados del París Saint Germain se mofaron del coronavirus, vestidos con mascarillas como si estuvieran en una guerra vírica. Tres días más tarde, la Liga francesa ha sido interrumpida.

Junto a la Champions y la Liga Europa, es esa Eurocopa la gran preocupación de la UEFA. Una hipotética suspensión generaría una complicación enorme para su disputa, pues trasladarla al verano de 2021 se toparía con el Mundial de Clubes, que organiza el hermano mayor, la FIFA.

Rusia, Ucrania, Turquía, Serbia, Bielorusia y Hungría son los únicos países europeos que mantienen sus ligas.

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