Barcelona - Real Madrid

El poder de Hernández Hernández: «Si la seguridad se va de las manos, podrá suspender el clásico»

El excolegiado Muñiz Fernández da las claves del papel del colegiado en el clásico

Rubén Cañizares

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¿Y si el autobús del Real Madrid no llega a tiempo al Camp Nou? ¿Y si durante el partido hay una invasión de campo? ¿Y si en el estadio se muestran pancartas ofensivas? Estas y otras muchas preguntas son y serán carne de debate y polémica durante, al menos, seis días más. Casi nadie pone ya en duda que el clásico, dos meses después de lo previsto, por fin verá la luz, pero tampoco nadie puede asegurar que el Barcelona-Real Madrid más largo de la historia vaya a comenzar y finalizar el 18 de diciembre.

Ese es el deseo de los equipos, de la Liga y de la Federación , y de las mayorías de los aficionados al fútbol. También del colegiado, Hernández Hernández, que dirigirá su partido 142 en Primera y el cuarto clásico de su carrera: «El Comité Técnico de Árbitros no le ha indicado nada especial al árbitro canario. No tiene ningún sentido encender las alarmas. Lo sensato y lógico es darle normalidad al partido, como si fuera cualquier otro que haya pitado», explican fuentes del CTA a este periódico.

La postura del organismo de Hernández Hernández es similar a la de su entorno personal. Al trencilla de Las Palmas no le quita el sueño el clásico del próximo miércoles. Sabe y es consciente de la repercusión de un clásico, con el añadido del conflicto político que mantiene en estado de hibernación el encuentro desde octubre, pero su cometido no cambia: «El árbitro se dedica a enjuiciar durante noventa minutos un partido de fútbol, acorde a lo que marca el reglamento, y esa es su principal obligación», detalla a ABC Muñiz Fernández, exárbitro internacional durante la pasada década y principios de esta: «Es evidente que este clásico está marcado por la situación que hay en Cataluña, y seguramente sucedan cosas que no suelen pasar alrededor de un partido de fútbol, pero también estoy convencido que las fuerzas del orden tendrán todo lo extradeportivo controlado y que el partido se desarrollará con normalidad».

El excolegiado asturiano, que actualmente colabora con Gol y tiene diversos negocios empresariales de formación y coaching, además de hosteleros, disecciona los supuestos casos en los que Hernández Hernández tendrá que ampliar su abanico de responsabilidades para el clásico se pueda jugar con absoluta normalidad: «Se habla mucho del asunto de las pancartas, pero no podemos olvidar que un árbitro tiene que estar pendiente de lo que ocurra en el juego, no de lo que se pone o se deja de poner en las gradas. Es verdad que el equipo arbitral suele salir al campo hora y media antes de que empiece el partido para inspeccionar el mismo y verificar que todo está correcto. En ese momento, si visiona alguna pancarta ofensiva, le comunica al delegado que debe ser retirada, pero lo habitual es que se tipo de pancartas aparezcan justo minutos antes del inicio, cuando las televisión ya conectan en directo y los millones de telespectadores se ponen frente al televisor. Entonces, el árbitro está a mil cosas, pero no os quepa duda de que si ve algún mensaje fuera de lugar, parará el juego y pedirá al delegado de campo que se retire el mismo».

Otro asunto temido por muchos es una posible invasión de campo. Hernández Hernández sabe bien lo que es eso: «Yo he pitado partidos en Rumanía o Túnez donde se jugaba títulos y he sufrido invasiones de campo. Por suerte fue eventual, producto de la alegría de un gol, y el partido se pudo continuar y finalizar. En el caso del clásico el problema de esta acción sería más voluntario que de jolgorio, y ahí es donde Hernández Hernández debe hacer saber al delegado del Barcelona y al coordinador de seguridad que si no son capaces de garantizar el curso normal del partido se verá obligado a darlo por terminado. El colegiado agotará todas las vías conciliadoras, pero si la seguridad se va de las manos tendrá que suspenderlo».

Posibles sanciones

En este punto emerge con fuerza la figura del Fútbol Club Barcelona, aunque ellos escurran el bulto. Todo lo que ocurra dentro del Camp Nou que ponga en peligro la integridad de los jugadores o aficionados sería de su responsabilidad, con el consecuente daño colateral económico o, incluso, deportivo. Por ahí entiende Muñiz Fernández que la entidad catalana no debe ponerse de perfil y por ahí entiende Hernández Hernández que contará con la colaboración sin asteriscos del club azulgrana: «Una suspensión del clásico por culpa del comportamiento de los aficionados le puede costar caro. Ellos lo saben y quiero pensar que pondrán todas las medidas para que no sea así».

El plan del equipo arbitral será llegar al Camp Nou con tres horas de antelación, una antes de lo habitual, para evitar sorpresas con las manifestaciones previstas desde las 16.00 horas, estar en permanente contacto con el coordinador de seguridad, y cotejar que el autobús del Real Madrid llegue en tiempo y manera al estadio del Barcelona. A partir de ahí, que el balón eche a rodar y que solo sea el fútbol el que dé que hablar.

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