GP Australia

Pilotos sin comunicación por radio, solos frente al peligro

La FIA restringe el uso de la radio y lo limita a los asuntos relacionados con la seguridad de los conductores

J. CARLOS CARABIAS

En el soleado Albert Park de Melbourne trajinan los mecánicos de un lado a otro, llegan los motores envueltos en capas como si fueran estrellas del celuloide, se llenan de personal los garajes instalados en este circuito urbano inmerso en el corazón de una ciudad fabulosa y los pilotos pasean vestidos de calle a la espera de enfundarse el mono de trabajo... Arranca la Fórmula 1 en Australia y lo hace con otra novedad que busca espectáculo, emoción, incertidumbre y todos los sinónimos que ha cercenado la escudería Mercedes con su apabullante hegemonía de los últimos años. El uso de la radio, el tránsito de la información desde el centro de mando de los ingenieros hacia los pilotos, se ha limitado de forma considerable.

La Federación Internacional de Automovilismo (FIA) envió a los equipos el paquete de comunicaciones permitidas a partir del domingo y hasta el final de noviembre, cuando concluirá el campeonato. Una lista de 24 intervenciones definidas y que restringen el trato entre los estrategas en el muro y las estrellas al volante. La F1 es distinta a todos los deportes. Los ingenieros y jefes de equipo hablan constantemente con los pilotos a través de las ondas, como un entrenador de fútbol conectado al auricular y la voluntad de sus jugadores. La FIA y Bernie Ecclestone quieren acabar con esa servidumbre y ciñen el uso de la radio a los asuntos relacionados con la seguridad de los pilotos .

Los ingenieros podrán transmitir información a Vettel, Alonso, Hamilton y compañía asociada a problemas en el coche, complicaciones en el asfalto que comprometan su integridad, las condiciones de la pista o cualquier otra incidencia que tenga que ver con las garantías laborales.

El espíritu de la nueva reglamentación del uso de la radio es evitar que los pilotos de Fórmula 1 se conviertan en pasajeros de una play station, que solo obedecen las órdenes que les llegan a través de los programas informáticos y la telemetría. Desde los garajes no se podrá suministrar información relativa a las andanzas de los rivales o a sus estrategias.

Esto equivale a una mayor intervención de los conductores en el manejo de los coches. Tendrán que decidir sobre la marcha en torno a múltiples cuestiones técnicas o tácticas. Y es probable que este año sea pródigo en la aparición de las tablones informativos, en desuso desde hace tiempo, a pie de pista.

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